“El que tiene un derecho no obtiene
el de violar el ajeno para mantener el suyo”
Si mi saturada memoria no me falla, creo
que el primer incidente lamentable del gobierno de Pérez Molina fue el mal manejo
de aquella crisis de la Cumbre Alaska, en la que fallecieron seis personas y
resultaron heridas más de treinta. El origen de todo, a mi juicio, fue que el gobernante
no entendió qué debía hacer para exigir que se cumplieran los derechos y no
resolvió a tiempo ni contundentemente la situación.
En aquel entonces, como ahora aunque en
menor medida, surgió el frágil debate sobre la artificial contraposición del
derecho a la manifestación y el de libre locomoción. Sin extender indefinidamente
la discusión, está claro que todos los derechos deben de observarse por igual y
que no hay uno superior al otro, de lo contrario, es necesario aceptar que
alguien debe de ponerlos en orden y ahí surgiría la arbitrariedad no deseada
¡Creo que es muy comprensible y sencillo el argumento!
El pasado miércoles se volvió a repetir
la historia, señal de que no aprendimos. Cierta dirigencia delictiva y ladrona
de energía eléctrica, decidió bloquear el paso por casi todas las carreteras
del país, con la correspondiente pasividad gubernamental. Los perjudicados
fuimos los ciudadanos que no pudimos transitar libremente y se volvió a
cuestionar el irrespeto a los derechos de los demás y la necesidad de cumplir la
ley. No contentos con los pactos sindicales, producto de la coacción y con
insoportable costo económico que sale de nuestros bolsillos, hay que seguir
aguantando a grupos que falsamente se denominan “campesinos e indígenas” y que
responden a intereses espurios de personajes identificados -algunos ya
encarcelados- y de organizaciones con fines de lucro y marcada ideología.
Determinados individuos y organizaciones
deciden, cuando les viene en ganas, chantajear y extorsionar al gobernante de
turno y por ende al resto de la ciudadanía que “tiene la obligación” de
soportar sus imposiciones. Esos autoritarios reclaman sus derechos mientras
violentan los de los demás, sin empacho ni sonrojo, todo un contrasentido que
cobarde, pasiva y sumisamente aguantamos. En el fondo, golpistas que no ganan
elecciones pero quieren imponerse ¡Demasiados ejemplos recientes por el
hemisferio!
En el debate en redes sociales el día de
los cortes, pude observar escasísimos defensores de esas acciones criminales,
todo un avance en la percepción de los bochinches y un reflejo del respaldo que
tienen, más allá de pagar a los asistentes o incluso forzarlos a asistir so pena
de asumir el riesgo de ser agredidos o penalizados en sus comunidades ¡La nueva
ola del chantaje!
Sin embargo, me sigue impresionando quienes
responden agresivamente, usan el nacionalismo rancio como fondo argumentativo -como
aquello de: “usted no es de aquí”- para evitar escuchar razones universales o dicen
“defender a nuestra gente”, erigiéndose en propietarios de personas humildes y construyendo,
con el mas rancio reflejo autoritativo, su parcela de poder.
La plaza no debió de ser únicamente para
los gobernantes. Expulsados y encarcelados, se lleva actualmente una importante
depuración del sistema judicial y la exigencia fiscal y penal a quienes han
evadido por años impuestos que tanto empresas como particulares hemos pagado. Sin
embargo, hay mas “líneas” ocultas. Queda pendiente de desmantelar, por tener
cautivo al Estado en idéntica medida que quienes ya están siendo
depurados, sindicatos, grupos de
presión, ciertas ONG,s violentas y criminales y la financiación que sustenta
todo ese modelo.
La revolución en marcha es pacífica, pero
no estúpida ni inconsciente.
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