¿Alguien piensa todavía que en las próximas
elecciones el binomio presidencial es importante?
Mientras la coyuntura nos absorbe a
diario, y hace que olvidemos lo urgente y lo importante, el tiempo avanza y
acerca el próximo proceso electoral. Respecto de las pasadas elecciones, nada
ha cambiado sustancialmente y el futuro se avecina similar al de hace cuatro
años. La situación, desde un punto de vista formal no sólo es la misma sino
peor, porque se han detectado vicios que siguen presentes en la legislación y
en las prácticas. Entre las quejas ciudadanas se escucha que no hay partidos ni
candidatos para las próximas elecciones pero: ¿alguien piensa todavía -de
verdad- que el binomio presidencial es importante? Creo que eso está superado desde
que los diputados se dieron cuenta del “peso” -y la impunidad- que tenían en este
sistema y comenzaron a tomar las riendas. A partir de ahí, se produjo una
escalada progresiva y depredadora que ahora se materializa en un significativo
número de diputados -y exdiputados- procesados, huidos, en busca y captura, pendientes
de antejuicio o cuestionados.
Sin embargo, pareciera que el punto
de cambio se trasladará -a partir del 2020- a otro poder: el local o municipal.
Desde hace unos años los alcaldes han aprendido que la “autonomía municipal” se
puede ejercer plenamente al margen de las agarraderas habituales. Cuestionados y
perseguidos duramente los poderes Ejecutivo y Legislativo, el Municipal se
diluye en 340 actores que dispersan la crítica y la atención. Baste recordar la
pugna por la presidencia de la ANAM en las pasadas elecciones de abril que no
fue banal ni gratuita. La mayoría de los alcaldes han aprendido que la pirámide
se rompe por el vértice del poder visible, pero la autoridad municipal de la
base -más diluida- puede conformar un espacio de solidez en el que se sustenten
tradicionales fuerzas asociadas al narcotráfico, al crimen organizado o a
personajes mafiosos de la zona que se manifiestan a través de diferentes vectores:
indigenismos, nacionalización de energía eléctrica, manejo de recursos
naturales o negocios variados al por mayor. Todo ello distante de la capital,
con suficiente autonomía y lejos de la justicia, la fiscalización ciudadana y los
medios de comunicación. Ejemplos recientes que la justicia ha mostrado son los
de la municipales de Chinautla, la Muni capitalina o la de Quetzaltenango;
otros pasados incluyen al Puerto de San José (Rizzo), Antigua o cualquiera de
las más de 50 que en su momento señalo CERIGUA. Fuera del foco de atención
capitalino, el poder local no genera reacciones que no sean anecdóticas y parecen
suficientes los fondos que se manejan en los COCODES y los COMUDES, además de
los propios municipales que no son pocos o los que se cobran en artificiales e
ilegales “peajes” sin que nos inmutemos.
Como sociedad nos ha costado mucho
-197 años para ser exacto- llegar al punto en el que estamos, muy alejado por
cierto del deseable, no digamos del óptimo. Este asunto que comienza a
revelarse puede ser la queja ciudadana a partir del 2020, aunque se debería
tomar conciencia de ello desde ahora y poner los limites necesarios para no
perder otra legislatura en corregir cosas que son evidentes pero que la
lentitud en reaccionar impide cambiarlas en tiempo oportuno.
Así que no se preocupe si no
encuentra binomio presidencial. Recuerde que es anecdótico y puede seleccionar -porque
aquí nunca se ha elegido- a quienes los partidos políticos dispongan.
Seguramente los problemas económicos, de desarrollo y también los judiciales
los veamos pronto desde otro ángulo y sólo nos llevará otros 10 años darnos
cuenta e intentar cambiarlos a la velocidad -o pasividad- con que hacemos las
cosas.
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