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lunes, 6 de abril de 2009

Bla..., bla..., bla.

Sonriente, eufórico y satisfecho se vio al presidente en televisión al declarar que ¡por fin!, el plan de seguridad, aquel que le diseñaron los “expertos” de las iglesias, el procurador y el rector de la USAC, estaba históricamente consensuado para ponerlo en marcha con los otros poderes del Estado. Sin embargo, hay que esperar al 15 de abril, para que la Semana Santa no le reste protagonismo y se pueda lanzar, a bombo y platillo. Asesinan a quince personas diarias, pero la propaganda tiene prioridad. He ahí lo importante.
Me pregunto qué sería del plan de seguridad que nos prometió tanto en la campaña electoral, como de aquellos otros que estaba elaborando y que a los cien días pidió que tuviéramos paciencia para ver los resultados, plazo que luego se prolongó a los seis meses y de ahí pasó a Navidad y al 2009. Ahora, con insistencia contumaz, burlona y un tanto grotesca, vuelve a ponerle fecha a la paciencia, esta vez hasta junio. Después, veremos hasta donde dilata nuevamente su inútil esperanza y abusa de nuestro aguante.
Carecía de un programa cuando era candidato y enfrentaba a su rival con el lema de que iba a conseguir la seguridad con inteligencia. No hubo nada de lo segundo y como era la condición esencial para cumplir con lo primero, todo este tiempo ha sido estéril.
Lo que han hecho los “cuatro fantásticos”, es proponer una serie de políticas y estrategias y eso en modo alguno eso es un plan que nos arregle los problemas de cada día. Se limitan a tomar medidas de esas que dicen que cambian “la estructura”. Con dos ministerios, comisiones varias de supervisión y otras entelequias, al final estaremos igual. Eso sí, falto tiempo para recordarnos que necesita más recursos, cuando hace unos días a Gobernación le sobraban millones, a la fecha no se ha ejecutado el presupuesto para seguridad y, para colmo, se han gastado en dos meses cerca de 140 millones en propaganda. ¡Queda clara la prioridad!.
¿Quién cree usted, señor Presidente, que es el responsable de esos más de siete mil asesinados ocurridos en lo que va de gestión del Gobierno de Álvaro Colom?. Pide ayuda, reúne a los embajadores y se lamenta por doquier de cómo lo persiguen y pretenden desestabilizarlo, sin reflexionar sobre la responsabilidad de su administración por no haber aplicado ninguna medida en el sector seguridad. ¿Hay que recordarle que la omisión y la inacción, también son formas delictivas?.
Acostumbra a echar la culpa a los gobiernos anteriores, no le quito razón, pero tuvo diez años para preparar un pinche plan, ya lleva más de quince meses en el poder, ha tenido tres ministros en esa área, varios viceministros e igual número de directores de policía y sigue con los cambios. En el sistema penitenciario y en Defensa el número de rotaciones ha sido similar y la ampliación del Ejército que prometió todavía no la ha realizado. ¿Cuántos asesinatos más tienen que ocurrir para que tome una decisión y adopte alguna medida?. ¿Cuánto más tiene que caer su popularidad para que reaccione?. ¡Déjese de discursos fáciles, quejumbrosos e improvisados y actúe!.
Dispone de todos los medios y tiene la necesaria autoridad, pero no toma decisiones, le falta voluntad y parece que asumir responsabilidades no es lo suyo, en cualquier empresa hace tiempo habría sido despedido. No siga con sermones vacíos ni genere más expectativas en un tema tan trascendente al que no le entra por una única razón: no le da la gana. Y punto.

2 comentarios:

Unknown dijo...

La clara evidencia que el señor presidente presenta de su inutilidad en el cargo cuestiona a Guatemala sobre su formación de líderes. Y muchas veces he escuchado en la radio que sería mejor si lo quitaran del cargo (lo cual no estaría mal, si tuvieramos a la mano un buen reemplazo, pero el Dr. Espada también está fuera de lugar como funcionario público y debería regresar al quirófano).

Las personas hacen tal tipo de sugerencias porque lo que ellos quieren es que les arreglen su situación. No están viendo si lo va a hacer el presidente, un ministro, un sacerdote, un rector de universidad o un dictador, porque se restringen a ver la solución inmediata de un problema sin considerar necesariamente las consecuencias de un nuevo dirigente (¿Será que la oposición quiere que el pueblo empiece a considerar un golpe de estado como solución, aún cuando ese es un mecanismo del siglo pasado?)

Ahora bien, ¿Qué mecanismos podría utilizar la población para demandar sus derechos? Estoy seguro que antes de que "las familias progresen", las mismas personas preferirían que sus familias sobrevivieran a la situación que nos rodea.

Más que la oposición entre partidos, de la cual Pérez Molina es líder, existe y siempre ha existido la que generan los medios de comunicación, que pueden educar a las personas acerca de cómo exigir que les den seguridad, al menos.

Luis Fernando Urbina Alvarez dijo...

Paz-ciencia, al parecer el Señor Presidente no a terminado de comprender que los que mayormente tienen esa paz son aquellos que han sido victimas de la violencia y ya no se encuentran entre nosotros, no importa sean choferes, niños, hombres o mujeres, ellos gozan de paz, la que se obtiene debido a que ya no tienen signo vital alguno.

La pregunta del millon es ¿cómo jocotes le hacemos nosotros los guatemaltecos suertudos que aún no nos ha tocado para conseguir paz? no se que nos contestará esta vez, pero paciencia Señor Presidente, yo le pregunto ¿Puede la presa indefensa pedirle paciencia a su captor que amenaza con destrozarle? ¿Puede pedirle paciencia la viuda a su hijo ahora huerfano que le pide el sustento que proporcionaba el padre que ya no volvío? ¿Puede pedirle paciencia a la madre golpeada y dolida porque literalmente la muerte le arrebata al fruto de sus entrañas?

Su solicituda de paciencia Señor Presidente es el resultado de la ineptitud de su gobierno.

Si usted se pregunta ¿cuándo tendremos paciencia? yo le contesto: cuando veamos que los delincuentes van de uno en uno hacia la carcel, a los tribunales y por fin se cumplan las condenas, tendremos paciencia cuando sintamos paz al salir de nuestros hogares y no temamos contestar la llamada de nuestros seres queridos, tendremos paciencia cuando sepamos que nuestros impuestos se ejecutan objetivamente, cuando los funcionarios no se preocupen más por la seguridad de su puesto que de la de su pueblo. Así Señor Presidente, así tendremos paciencia.

En otras palabras tendremos paciencia cuando veamos los resultados de su trabajo y que este sea efectivo y beneficioso para nuestra sociedad.

Quiere que tengamos paciencia Señor Presidente entonces HAGA SU TRABAJO.