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lunes, 31 de julio de 2017

Maduró el golpe de Estado

No hay tal cosa llamada socialismo del siglo XXI, es el socialismo de siempre

El domingo pasado, en plena era de la tecnología, asistimos en vivo y en directo a un golpe de Estado. Antes, nos enterábamos cuando ya era un hecho. Ahora, estamos tan informados, y saturados a la vez, que nos distraemos con otras cosas -futbol incluido- pero el resultado es el mismo: tiranos, asesinos y autoritarios que llegan al poder y se perpetúan impunemente con la pasividad -o cobardía- que tradicionalmente el ciudadano honesto ha mostrado con ellos.
Las organizaciones internacionales, por su parte, tampoco hacen mucho. Elocuentes discursos de tribuna o tibias declaraciones oficiales que permiten el realismo político que practican ciertos sinvergüenzas, tiranos y delincuentes -Maduro es uno de ellos- y les permite consolidarse en el poder de forma manifiestamente fraudulenta.
Días antes del golpe de Estado en Venezuela, en la USAC -la monopólica universidad estatal guatemalteca- unos pocos personajes se dedicaron a ensalzar el régimen y a justificar, consecuentemente, la violencia. Apología de las dictaduras disfrazada de “magistrales” arengas que no dejan dudas de que quienes las apoyan son tan culpables como aquellos otros que ejecutan los crímenes. Así las cosas, empezamos una nueva semana como si no hubiera pasado nada, como si 32 millones de venezolanos, 12 millones de cubanos y el doble de norcoreanos no padecieran permanentemente la tiranía de quienes quitan vidas e ilusiones y destruyen el futuro de generaciones.
Muchos -y muchas que son más- de los que escriben en prensa nacional, y se hacen llamar defensores de derechos humanos, no han dicho nada -ni lo van a hacer- sobre esa dictadura venezolana en la era de la tecnología de la información. Activistas de pluma que hablan periódicamente de victimización, agresión a mujeres, discriminación y vulneración de derechos y, sin embargo, ignoran lo que ocurre en esos países. Lo único que les inquietó fue cuando los militares sacaron a Zelaya en Honduras, pero aplauden o callan -que es lo mismo- cuando civiles, ansiosos de poder, manchados de sangre y ávidos de autoritarismo, utilizan la policía o el ejército para matar a ciudadanos. Lo que molesta es el militar autoritario, no tanto el civil golpista y bribón con el que plácidamente adormecen la mano y anestesian el cerebro, mientras se llenan la boca de defender derechos ¿A cuáles se referirán o de quienes serán?
No hay nada más hipócrita, que poclamar defender la libertad, la democracia o el respeto al prójimo y evadir la responsabilidad de criticar, condenar y señalar acciones delictivas de políticos como los Castro, Maduro, Cabello o de Kim Jong-un. La tibieza y la cobardía sirven de caldo de cultivo a esos militantes del periodismo que se unen al silencio, complicidad y falta de contundencia de países que no condenan acciones autoritarias o desconocen a esos gobiernos. Ah, y no sirven pomposas y diplomáticas declaraciones que evidencian falta de carácter y de claro compromiso con la democracia y la paz.
No nos engañemos, no hay tal cosa llamada socialismo del siglo XXI, es el socialismo de siempre, el tradicional, el autoritario, el que ha hundido y empobrecido a millones de personas, el que practican claramente algunos y en el que militan muchos más. Tampoco se han terminado las ideologías, todo lo contrario, están más presentes que nunca y se evidencia con lo que ocurre.

¡A mi no me tiembla el pulso para denominarlos por su nombre: criminales!

lunes, 24 de julio de 2017

María Andrea discriminada

Cuídese mucho de las palabras que emplee, el tono o a quien las dirija

Terrible el caso de la empresaria María Andrea Flores que comercializa ropa típica -indígena, indumentaria maya o la denominación que corresponda- y tuvo la “desfachatez” de llamar a la marca “María Chula” ¡Qué atrevimiento! ¡Qué horror! ¡Cuánta discriminación!
Denunciada por el Movimiento Nacional de Tejedoras Ruchajixik ri qana’ojbäl -que promueve ley de privilegios para la protección de telas y textiles- aclaró y pidió disculpas ante la Comisión Presidencial contra la Discriminación y el Racismo contra los Pueblos Indígenas (CODISRA) -excluye a ladinos, mestizos y afrojamaiquinos- porque -según explicaron- vendía blusas con bordados típicos bajo la marcaMaría Chula” y los comisionados concluyeron que eso formaba parte de una manifestación discriminatoria asociada al uso del lenguaje preponderante en una sociedad xenófoba y racista, como es la guatemalteca ¿No lo entiende?, mejor cállese porque será acusado de formar parte de ese grupo que tiene tan enraizado en el subconsciente el racismo que no se da cuenta. Sutil argumento que condena sin defensa posible ¡Vaya nivel de razonamiento al que hemos llegado! ¡Vaya salvajada teórica!
Cuide mucho las palabras que emplee, el tono o a quien las dirija. Si no es indígena, corre riesgo de que lo despellejen cachazudamente al atribuirle uso de lenguaje discriminatorio y racista, que para eso está la Comisión. No para combatir el racismo, sino el racismo contra pueblos indígenas. Un análisis desde el metalenguaje o la nueva lengua orwelliana puede acorralarlo contra las cuerdas de la justicia y llevarlo al escarnio público por medio de la inexorable plica del perdón. Hete ahí la Santa Inquisición cultural del siglo XXI, la interpretación a la carta de intereses económicos y de dominio.
No se niega la existencia de racismo y discriminación -aquí y en Kathmandú- porque siempre habrá energúmenos, abusivos o delincuentes que desprecien o agredan por razón de raza o etnia ¡Claro que hay que lucha contra la discriminación y el racismo!, pero no valerse de ello como excusa y desde instituciones estatales, para presionar o descalificar a la competencia del Movimiento Nacional de las Tejedoras -¿será el fondo del asunto?- menos retorcer argumentos para fabricar linchamientos mediáticos que humillan y ponen en peligro  a personas o vulneran derechos fundamentales.
Contrasta poderosamente el atropello en el tema “María Chula” con la nula preocupación de la CODISRA por condenar eventos gubernamentales o sociales en los que se fuerza y materializa la presencia indígena vistiendo a personas con indumentaria típica o como deba decirse, que ya no se. Tampoco veo que condenen el paripé en algunas embajadas o cierta publicidad -aeropuerto y turismo- en que “lo típico”, lejos de presentarse naturalmente, lo es de manera folclórica, artificial y distante del uso correcto que da “María Chula” a su ropa. No digamos los videos de “Nito y Neto” disfrazados de lugareños con torpe uso del vocabulario para provocar sonrisa burlona. En esos y otros casos, CODISRA cierra los ojos, mientras fabrica incidentes para engrosar la memoria de labores.

Se puede retorcer la interpretación hasta donde convenga y el maleable uso de la retórica permite. Incluso exculpar y justificar el racismo de la tesis de graduación de Miguel Ángel Asturias por pertenecer "a su tiempo" y no ser conveniente pasearse por un connacional premio Nobel, pero este caso es un despropósito, una farsa y una preocupante manipulación. Espero que no tachen de racista o discriminadora esta columna de opinión y me exijan disculpas bajo el irrefutable argumento de que mi subconsciente es racista sin que yo lo sepa ¡Huy!

lunes, 17 de julio de 2017

¡Vote por CODECA!

Que el dinero que reciben de la cooperación no sirva únicamente para importunar

CODECA ha insinuado que piensa participar en las próximas elecciones en coalición con otros movimientos/grupos de izquierda radical y separatista ¡Sean bienvenidos al mundo democrático!
De momento, lo único visible que han hecho, sin embargo, ha sido darse color al cortar carreteras, sustraer fluidos -es decir, robar electricidad- y manifestarse en apoyo de la dictadura venezolana y sus “logros”. Quizá sus dirigentes hayan entendido que están perdiendo el tiempo, adeptos y simpatizantes con esa forma violenta de actuar, y desean darle la vuelta.
No es de recibo admitir ese tipo de conductas agresivas sobre la base de que “se han agotado todas las vías de diálogo” o por “demandas sociales históricas” no satisfechas, y merecen contundente reproche. De aceptar esas patrañas -y no condenarlas firmemente- se justificaría la violencia sobre la base de cualquier alegre supuesto u ocurrencia. Recordemos que similares razones aducen quienes roban, agreden o matan, especialmente los terroristas, explicando su actuar “por haber agotado todos los recursos” y ante la “imposibilidad” de hacer las cosas de forma pacífica, además de la “necesidad” de alcanzar el poder y luchar contra la “opresión”.
Guatemala, mal que bien, es una democracia que permite presentar opciones de forma pacífica, no cerremos lo ojos ni la razón. Hay diferentes formas de participar en la vida política, aunque sea un imperfecto sistema en construcción y desarrollo. No reconocerlo, además de falso, permite cualquier actuar extremo, incluso contra quienes piensan que hay que hacerlo radicalmente. El país ha sufrido muchos años -y lo sigue haciendo- por culpa de pendejos que creen que matando se solucionan los cosas. Adoptar la democracia fue un modelo alternativo a la imposición dictatorial y permite, respetando derechos individuales, tomar decisiones por mayoría sobre intereses colectivos.
Si los integrantes de CODECA proponen nacionalizar la energía eléctrica es todo un avance, porque ahora la roban, la venden y se quedan con el dinero; si quieren que dimita el Presidente es porque seguramente cuentan con liderazgo alternativo para las próximas elecciones, y si ansían encarcelar a los diputados, están pensando posiblemente llenar el hemiciclo con sus innumerables representantes, aunque impongan el color rojo y negro o la manida imagen del Ché asesino, todo ello propio de movimientos radicales de izquierda ¡Que bueno que tengan la decencia y el valor de someter sus propuestas a las urnas! Ya veremos que ocurre. Además, sean bienvenidos al mundo de la democracia en el que se debate y no se mata, violan derechos, roba a los demás ni se impone nada a la fuerza. Al menos que el dinero que reciben de la cooperación internacional no sirva exclusivamente para importunar.
La historia muestra que los radicalismos, cuando batallan en el campo de las ideas, la razón y las elecciones, suelen diluirse primero y desaparecer después, y si no miren el ejemplo de los “luchadores” de la URNG, así que démosle la bienvenida a CODECA y a sus socios para 2019. De momento, sin embargo, hay que condenarlos y exigir a las autoridades -para eso están- que actúen contundentemente contra quienes desean imponer sus ideas violentamente, afectando continuamente derechos de los demás.

De aquí a 2019, pueden practicar el respeto al próximo, ganarse la credibilidad de la que carecen y mostrar que realmente están por la democracia a la que agreden frecuentemente.

lunes, 10 de julio de 2017

Thelma for President?

Doña Thelma debería, a mi entender, postularse para ser reelegida

Se ha escuchado que la Fiscal General Thelma Aldana puede ser candidata presidencial para las próximas elecciones. No la he escuchado decir eso, es más, incluso creo que lo ha negado, sin embargo me atrevo a emitir una opinión sobre algo no confirmado pero que está en el ambiente.
La Fiscal General llegó al cargo con el lastre de demasiados prejuicios, incluso contra pronósticos de quienes ahora la alaban. Su antecesora, considerada por muchos como insustituible, inigualable e insuperable, había puesto el listón de la percepción muy alto, pero se superó. Si algo ha caracterizado a la actual Fiscal General es haber subido la valoración de eficacia del MP a cifras nunca antes vistas y que, sea continuación de lo que ya estaba encarrilado -como algunos dicen para salvarle la cara a la anterior- o haya sido logrado por ella misma y su equipo, es indiscutible.
No obstante, de eso a ser Presidente de la República hay todo un abismo. No es lo mismo aplicar la ley que lidiar con quienes la negocian y aprueban desde diferentes bancadas en el Congreso o ejecutar políticas públicas liderando un Ejecutivo que se atiene a directrices de poderes benefactores que apoyaron la campaña. Es decir, ser Fiscal General y Presidente se parecen como un huevo a una castaña.
Doña Thelma debería, a mi entender, postularse para ser reelegida. Si lo fuese, consolidaría el trabajo que viene haciendo y alcanzaría cotas de popularidad más altas. Recordemos que muchos encarcelados esperan justamente un cambio de personas en el MP para arremeter contra el sistema y lograr la impunidad tradicional. Al terminar su segundo periodo, allá por 2022, se podría plantear hacer política en un escenario más propicio, tras el gobierno de transición que debería venir una vez superemos este de tránsito.
Pudiera ocurrir, sin embargo, que el Presidente no la eligiera de la terna en la que seguramente estaría incluida por méritos propios. De ser así, el rechazo presidencial incidiría positivamente en ella e incrementaría su nivel de popularidad, lo que la posicionaría mejor para las elecciones de 2019 y, es entonces, cuando tendría que aprovechar el tirón y lanzar la candidatura, habida cuenta que no podría continuar en la Fiscalía.
Quemar naves antes de tiempo no me parece oportuno porque el escenario más peligroso -incluso el más probable- es que de no postularse a la reelección “las fuerzas del mal” intenten nombrar a un Fiscal General muy distinto. Por otra parte, la Fiscal General es mujer de leyes no de política y en un escenario en el que tuviese que confrontar en debate a otros candidatos tradicionales -ya conocidos- o emergentes -creo que Lucrecia Hernández podría ser un as de movimientos emergentes de centro-izquierda- sería difícil posicionarse, especialmente sin el detonante de “no haber sido excluida de la reelección”.
Las estrategias se elaboran, preparan y ejecutan sobre escenarios, fines y personas. Creo que hay un deseo poco meditado por parte de algunos que puede opacar el fin último, y considero necesario replantearlo. Por otra parte, hablar de reelección de la Fiscal General desde ahora, permite generar en el medio plazo confianza en el sistema de investigación -y de justicia- muy superior a la que se tiene, lo que consolida la institución y genera réditos. Tomar una decisión apresurada y fuera de tiempo, puede hacer que todo sucumba por falta de una lectura correcta de la realidad nacional.

¡Ahí queda eso!