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lunes, 17 de diciembre de 2012

De premios Nobel


El éxito es fácil de obtener. Lo difícil es merecerlo

La concesión del premio Nobel de la paz a la Unión Europea corrobora la crisis de dicho galardón, algo que dejó entrever -hace años- la entrega del mismo al presidente USA. La zona euro está casi quebrada, “gracias” a la enorme burocracia, a inescrupulosos políticos y a políticas de saqueo de corte socialista que han arrastrado a 500 millones de ciudadanos al borde del precipicio. Políticas no siempre claras y por décadas permisivas sobre situaciones que desencadenaron los sucesos de Túnez, Egipto, Libia y ahora Siria (por no hablar de Cuba), permiten hablar de una diplomacia europea acomodada que gana los combates a los puntos. Sutilezas de una simbiosis parasitaria existente en el viejo continente mientras otros toman las iniciativas a las que ellos se suman. El descarado proteccionismo de productos agrícolas obliga a muchos mercados emergentes y más competitivos -especialmente latinoamericanos- a limitar sus exportaciones y continuar lastrados con cuotas o aranceles que impiden el despegue económico “promovido” con cínico discurso político-integrador. Como describe Johan Norberg, una vaca europea recibe al día más subvención que la necesaria para sacar a una persona de la extrema pobreza. Por último, el Global study on homicide 2012, señala que Europa es el continente con mayor porcentaje en el mundo de asesinatos de mujeres (27%).
En 2009, se le otorgó igual galardón al entonces “desconocido” (apenas llevaba ocho meses) Barack Obama. Si a un mandatario que desaparece a un terrorista en el mar (Osama nunca fue juzgado) y lo justifica diciendo: “!por fin se hizo justicia!”, se le reconoce de tal manera, todo es posible en el país escandinavo. El propósito de quienes confieren esa gracia ha tomado un rumbo diferente al que seguramente trazara don Alfred, quizá porque el frío termina por hacer mella en las meninges y atora el razonamiento más allá de lo imprescindible para que las cosas se examinen con mínima decencia. No es de extrañar. Suecia está entre los primeros países exportadores de armas y limpia su conciencia, la prensa y las críticas con actitudes simbólicas y políticamente correctas, otra lección de hipocresía a la europea no muy distante de la practicada en otros lugares. Me lo dijo alguien: a la palabra más bonita del mundo: “mamá”, le agregas política (mamá política) y automáticamente se transforma en suegra, con los  particulares matices y connotaciones afectivo-terminológicas.
En lo nacional no somos menos. Contamos con una Nobel usuaria de primera clase aérea que desaparece todo el año. Ausente de funerales por cualquiera de las decenas de miles de víctimas asesinadas en la “era democrática”, surge misteriosamente cuando las cámaras de TV o los micrófonos de radio están presentes y recoge cascabillos contaminando escenas de crimen. Participa, sin embargo, activa y visiblemente en el extranjero y en procesos electivos cuestionados -Nicaragua y Venezuela- donde aprendices de dictadores -delincuentes ambos (violador y golpista)- han sido reconocidos, felicitados o apoyados por “nuestra” insigne Nobel -rentista mediática- quien a pesar de someterse a dos procesos electorales en urnas populares, libres y soberanas, apenas consiguió un 3% de votos. David Stoll tenía sobrada razón.
Esto de los premios Nobel, ha perdido su encanto, si alguna vez lo tuvo. En el listado también figuran otrora terroristas como Yasser Arafat, aunque a la par hay insignes personas que dieron la cara, lucharon por la paz y demostraron contar con honores suficientes (madre Teresa). Todo un collage de personajes que únicamente interpretan en el norte europeo. Y es que, para hacerse los suecos, nadie mejor que ellos mismos. 

lunes, 10 de diciembre de 2012

Dall´Anese´s List



Cuando algunos piden justicia, lo que quieren es que le den la razón

CICIG presentó un informe titulado “Los jueces de la impunidad” que prejuzga y dispone la lectura desde el inicio. Quizá haya que procesar, condenar o expulsar de la judicatura a los jueces que incluye, pero el principio de presunción de inocencia se lo pasan por las horcas caudinas y así es difícil abordar el análisis. La Comisión internacional ha venido pregonando esta “denuncia” durante el año y trasladado la discusión a los medios, muy alejados del lugar donde deberían hacer las acusaciones: el MP o a la junta de disciplina judicial. Pero ante el fracaso estrepitoso de numerosos casos “emblemáticos” prefieren predisponer a ciudadanos, amedrentar a magistrados para impedir que les lleven la contraria o callar a columnistas (¡ni sus habituales entusiastas han escrito del tema!). Ese panfleto debería ser el primer tomo de una obra inconclusa que incluyera mafias, inconsistencias y trabajo mal hecho en el MP, cuando no el manipuleo o el direccionismo político que imprimen a ciertos casos. Culpar a los jueces de no apreciar las pruebas que presenta CICIG-MP es -cuanto menos- eludir la parte de responsabilidad en investigaciones mal hechas y peor sustentadas. Prefieren llevar su pleito inquisidor a los medios e intimidar a jueces que deberán resolver casos respaldados por testigos protegidos, rebuscados o entrenados, declaraciones anticipadas sin abogados defensores y dizques peritajes de devotos. El mercantilismo jurídico, el miedo, la publicidad o el uso de jueces afines es la estrategia para evitar acumular más descalabros. Mejor deberían investigar a cierta jueza cercana -excluida de la lista- a su pareja y a otros abogadillos que dicen ofrecer soluciones jurídicas favorables previo pago en dólares ¡Ya liberaron a algunos/as así!
Evidencié en esta columna (Romería de vende patrias) a personajes -magistrado de la CSJ incluido- que se habían reunido en una embajada europea buscando apoyo para debates que se avecinan y no quieren que se caigan. Hete aquí un resultado de aquellas secretas transacciones. Teniendo en cuenta que a partir de enero próximo se abrirán juicios de impacto y a la luz de la sentencia de la CC que exculpó definitivamente al señor Giammattei, la CICIG y vividores de proyectos pagados por ayuda internacional, desean impedir a toda costa sentencias absolutorias que pongan en jaque su salario, incidencia política y “prestigio”. Lo tragicómico es que el Comisionado Dall´Anese está denunciado en Costa Rica por utilizar testigos falsos y pruebas inconsistentes, similar o peor de lo imputado aquí, con su particular vara de medir, a esos jueces. Protegen, sin embargo, a un ex fiscal con la cola machucada y otros juicios pendientes contra CICIG por despido improcedente de abogadas embarazadas y colaboradores imputados de agresión/acoso sexual que sacaron del país.
Aunque alguno de los jueces señalados no sea condenado, pagará un alto precio en su honra -y económico- no podrá actuar contra la Comisión porque sus integrantes son inmunes y será motivo de recusación por figurar en la lista. Esto es lo más parecido a la Inquisición que se creía superada, a absolutismo jurídico y apesta a farsa judicial. Se fue uno malo-bocón y conflictivo y vino otro peor-sibilino y acusado, ambos -con idénticos colaboradores mediáticos- sustentaron esa estrategia de la que no escapa quien se les atraviese, convirtiéndose en todopoderosos pretores imposibles de desmentir, desdecir y mucho menos acusar. La CICIG ha mutado a uno de esos poderes paralelos que vino a combatir; un ogro que pretende asustar a quienes les contradicen ¡Una pena la quema del diablo!, parece que no sirve para mucho.

lunes, 3 de diciembre de 2012

¿Soberanía alimentaria?



El mayor logro de la razón es el descubrimiento de las ventajas 
de la cooperación social

El término soberanía alimentaria refleja la voluntad del Estado de producir en el mercado interno todos los alimentos que consumen sus habitantes, “logrando” no depender de importaciones y subsistir con la producción nacional. Requiere tener un ente rector que diga qué producir en función de lo que se consume, algo imposible de determinar porque los gustos del ser humano varían según el momento. Debe también decidir quienes generan esos recursos, puesto que nadie asegura que espontáneamente las personas comiencen a cultivar ciertas cosas que no saben o carecen de la capacidad para hacerlo de forma eficiente. Finalmente, habría que evaluar el costo de la elaboración de esos bienes. Los promotores de la soberanía alimentaria destruyen de golpe dos siglos de evolución y experiencia en división del trabajo y cooperación social e ignoran las teorías de la ventaja comparativa y competitiva. Planificadores centrales que no entienden (¿o si?) principios elementales de economía y repiten el habitual mensaje sesgado que mal construyen. Creer que un Estado puede producir todo aquello que consumen sus habitantes y hacerlo, además, a buen precio, persuade únicamente a frívolos o desorientados. La teoría de la ventaja comparativa establece que cada quien se especializa en aquello que hace mejor y más eficientemente, consiguiendo mayor calidad y mejor producto con lo que el exceso puede exportarse. Esa es la razón por la que ingresan al país productos a menor precio de lo que costaría fabricarlos aquí o se prefiere comprar fuera por ser más baratos y de mejor calidad que los elaborados en el interior. La única forma de mantener la producción interna no competitiva es con privilegios -subvenciones o elevadas tasas a la importación- imponiendo una oferta artificial pagada por los consumidores a quienes consecuentemente empobrecen al abonar caros artículos que podrían obtenerse más baratos. El proyecto de Ley de Desarrollo Rural es un remix mejorado y tropicalizado de todo lo anterior, con adicional expropiación de tierra incluida.
La solución, racional y económica, es la especialización productiva y que cada quien haga aquello que mejor hace. Así, un país generará alta producción de ciertos bienes y menos o nada de otros. Lo que produzca bien incidirá positivamente en la cantidad, en la calidad y en el precio, pudiendo exportar a otros lugares e importar aquello que no fabrica por razones de costo, mano de obra o aspectos como clima, situación, etc. Presentar la soberanía alimentaria como idea de autosuficiencia supone una falacia insostenible que conlleva más pobreza, direccionismo político-económico y una ineficiente gestión centralizada holgadamente ensayada -y fracasada- en países socialistas como Cuba o Corea del Norte, además del añadido desabastecimiento de productos. El asistencialismo que genera produce dependencia, vida sumisa, racionamiento y reducción de libertad, todo sobradamente experimentado en la década perdida de los ochentas. El Gobierno -topado de problemas- lanzó al ruedo la Ley de Desarrollo Rural -sabiendo que no iba a aprobarse- para transformar la ecuación confrontativa gobierno-“campesinos”, por la de sector privado-bochincheros, estrategia previsiblemente fracasada que proporciona un momentáneo respiro pero que terminará revirtiéndose violentamente contra el propio Gobierno. Los iletrados fans de esa idea -sustentada en trasnochada ideología- no perciben el freno que representa al desarrollo, mientras otros "más modernos", sustituyen el termino por seguridad alimentaria, misma farsa empaquetada de forma diferente. Malos estudiantes de economía; peores lectores de historia pero buenos y agresivos agitadores ¿Qué sentido tuvo una revolución industrial, si quieren regresarnos a las cavernas?