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lunes, 27 de febrero de 2023

La época más bonita del año

Tan aprovechado es aquel que promete sandeces como el analfabeta político que lo vota y lo coloca al frente de instituciones

La sugerencia del título le puede hacer pensar en la Navidad, fechas memorables en las que ponemos cara de buena gente, quizá en la Semana Santa que se aproxima, en la fecha de su cumpleaños o en el mes del cariño que se acaba hoy. Pero está equivocado, lo más bonito del año es la época preelectoral.

En estos meses previos a las elecciones se bachean las calles que por años han estado llenas de agujeros y deteriorado la suspensión de su vehículo; jardines abandonados repletos de papeles, vidrios o basura se tornarán floridos y elegantes o se presentarán nuevos autobuses y mostrarán las comodidades disponibles. Todo gracias a la gestión de “su alcalde”, quien le pedirá el voto para continuar en esa línea de “desarrollo, bienestar y justicia social para todos”.

Escuchará diversas propuestas sobre lo fácil que es arreglar el tráfico, la falta de agua, el desorden en los parqueos de la vía pública o el contaminante basurero municipal, del que emanan múltiples olores y es punto de cita para todo tipo de bichos. Se asombrará al ver como los bordillos de las banquetas adquieren colores vivos, producto de una mano de pintura electoral, mientras los alcaldes, que llevan cuatro años escondidos en sus despachos ignorando reclamos ciudadanos, aparecen por doquier, como zompopos de mayo, a saludar y pedir que los llamen por su nombre o por su apodo, porque son “gente del pueblo”.

Años sin hacer nada para en cuatro meses asfaltar todas las calles al mismo tiempo, llenar de máquinas, camiones y desniveles las vías, generar atascos y entorpecer el tráfico y así mostrar lo que son capaces de hacer durante su gobierno en “pro del ciudadano”. No sé si llorar de pena o de risa; tomármelo en broma o con resignación; gritar o poner la música alta para no escucharme.

Cuántas rinoplastias habría que hacer después de las elecciones si realmente fuese cierta aquel cuento de Pinocho y su nariz creciendo cuando mentía. Qué hipocresía en cascada más evidente, notable y descarada. Cuánta mala gestión acumulada que ahora pretende una reelección con propuestas que encandilan a algunos, duermen a otros y generan escozor y urticaria en la mayoría de los ciudadanos.

No debería ser tan difícil mandar al carajo a esos personajes que permanecen por años en forma de larva, y súbitamente surgen cual mariposa alada pavoneando los lindos colores del partido. A mí me produce algo de nauseas mezclado con sentimiento de desprecio porque con mayor frecuencia -tema de edad seguramente- no tolero a mentirosos, hipócritas, vividores y a quienes hunde progresivamente el país con gilipolleces que no son capaces de sostener más de un par de meses, tiempo promedio que hablan cada cuatro años. 

Propongo que las elecciones sean cada dos años, al menos lavaremos la cara del país bienalmente. Incluso se puede hacer bien y separar las elecciones municipales de las nacionales y el Congreso cambiarlo al 50% durante esos procesos.

Sin embargo, no puedo desconocer que lo relatado ocurre porque hay un caldo de cultivo social que lo permite y promueve, más ahora que ha subido el precio de los huevos. Tan aprovechado es aquel que promete sandeces como el analfabeta político que lo vota y lo coloca al frente de instituciones que no le generan los resultados esperados al elector -o incluso se vuelven contra él- y además les paga un jugoso salario extensivo a sus hijos, primos, novias, madres, parientes, e incluso paga cirugías reconstructivas a alguna de sus amantes. 

Perdón, pero no se me ocurre otra cosa que gritar: ¡qué tontos somos!


lunes, 20 de febrero de 2023

Managua de la Asunción

Anunciada la estrategia, se hará todo lo posible por descalificar, desconocer y anular las elecciones, y se buscará apoyo externo como resonancia

No es difícil visualizar la estrategia del partido MLP y de quienes lo acuerpan. Se trata de posicionar el mensaje -“Somos otra Nicaragua”-, y mejor fuera del país que es de donde puede venir mayor presión. A partir de ahí desconocer todo lo que ocurra, particularmente el proceso electoral que tacharán de fraudulento y al que restarán legitimidad ¡Alea iacta est!

Ese estratégico posicionamiento -que también interesa y beneficia a otros grupos políticos- se reforzará en los meses que quedan hasta las elecciones, y no es descartable que ciertos movimientos -como ya lo hizo CODECA y advirtieron sus dirigentes- generen protestas de esas que terminan con violencia o en negación de zonas: bloqueos, cierres de vías con uso de palos y pinchos, etc., con la intención de reivindicar por la fuerza la “ilegitimidad de las elecciones”. Una suerte de movimiento similar al de Bolivia, Colombia, Perú y Chile.

Resaltarán la innegable realidad de la corrupción política que antes no se notaba tanto porque era precisamente la socialdemocracia de la UNE -aquella que condecoró a Fidel Castro y coqueteó con Hugo Chávez y que tenía más de un tercio de diputados y alcaldes- quien pactaba silenciosamente con uno o dos partidos del momento -LIDER, PP, FCN…- mientras ahora lo hacen con muchos más, lo que encarece y muestra el modelo tradicional que antes no era tan evidente, aunque igual de caro.

El mantra de que somos Nicaragua servirá para presentar al mundo la necesidad de convocar esa asamblea constituyente que dé a luz el Estado plurinacional que ciertos sectores llevan tiempo promoviendo, pero que, democráticamente, no lo consiguen con votos libres. Se trata de antagonizar, polarizar y tomar el poder a través de procedimientos revolucionarios modernos con aquello de que “el pueblo sea quien decida”, lo que desemboca -como la historia muestra- en regímenes autoritarios como el cubano, el nicaragüense o el venezolano. Olvidamos que quienes así piensan y actúan han sido asiduos visitantes de esos países -o entrenados en ellos- y aprendieron el modelo. Algunos, incluso lo pelearon durante el conflicto armado, igual que el “camarada comandante Ortega” al que hoy desconocen entre dientes pero a quien imitaron en el pasado.

Anunciada la estrategia, se hará todo lo posible por descalificar, desconocer y anular las elecciones, y se buscará apoyo externo como resonancia allende las fronteras. La alternativa no es mejor, y querrá continuar con el modelo fallido que muchos ciudadanos sostienen con sus votos porque forman parte de esos grupos de interés beneficiados por quienes llegue al poder: sindicatos, funcionarios, grupos que reciben subvenciones, contratistas que pagan sobornos y golpistas aficionados. En medio de sándwich una población hastía que debe de tomarse muy en serio el poder del voto que depositará en las urnas y entender que votar nulo es una opción para zafarse de esos grupos que siguen sus sórdidas peleas entre bambalinas.

La lucha por el poder está en su más sutil efervescencia y otros, desde el extremo opuesto, la potencian como un par de fuerzas complementarias. Es verdad que hay muy pocas opciones políticas tolerables, respetables y que puedan servir como catalizador de la crisis que padecemos -sobre todo de valores- y que nos lleva a extremos monopolizados y a discusiones intrascendentes. Sin embargo, el país dista mucho de ser una dictadura como Nicaragua -por mucho que se repita- lo que no quita que la rampante corrupción, la inescrupulosa política o la ineficiencia judicial sean motivos de conformismo.

El tiempo y la historia ponen el destino nacional en sus manos. De usted depende no fallar. Medite su voto.

lunes, 13 de febrero de 2023

Amor, cariño, amistad

Tardamos demasiado tiempo en detectar qué es lo fundamental en la vida, mientras coqueteamos con lo urgente, con lo superfluo.

Este 14 de febrero es buen día para reflexionar sobre el cariño, el amor y la amistad. De hecho, cualquier momento debería serlo para meditar sobre lo que muchos han considerado motor de la vida. El amor, en sus diferentes formas de expresión -la amistad y el cariño son dos de ellos-, es combustible emocional necesario para trabajar, relacionarte, estudiar, ocupar el tiempo libre y hasta perder la cabeza. Tendemos a hacer aquello que nos apasiona, aunque no siempre se logre, y relacionarnos con las personas que alegran el corazón y el espíritu. Es una disposición humana natural y permanente a la que ciertas pasiones negativas relegan, y hacen que olvidemos su importancia.

Hay amores que matan y amores que salvan. Amores que reviven al pensar en besos, abrazos, caricias, miradas, pensamientos, y sueños que los actualizan. Amores prohibidos, imposibles o perdidos en el tiempo de una juventud pasada. Amores eternos que permanecen escondidos en la sobra del alma y reflejados en fotos descoloridas por el paso de los años. Amores que quitan el sueño o te relajan en la contemplación, incluso amores que son realmente desamores y se disfrazan astutamente para no ser detectados. Amor que transmuta con el tiempo de pasión a amistad y a contemplación, y lejos de perder intensidad la modula y engrandece. Amor a los hijos, a los nietos, a la pareja, a los padres, a la familia.... Amor contemplativo, entregado, servicial, gratuito, genuino, amor de siempre. El amor se manifiesta de diferentes formas, con distinta intensidad y nombres diversos, porque -como dijera Pascal- el corazón tiene razones que la razón desconoce.

Tardamos demasiado tiempo en detectar qué es lo fundamental en la vida, mientras coqueteamos con lo urgente, con lo superfluo. Solemos optar por lo grandioso en lugar de buscar las gotas de esencia, y perdemos años distraídos y almacenando riqueza, posesiones, fama, poder o construyendo altares al ego. Relegamos la humildad y la sustituimos por soberbia; la paz interior por estrés permanente, y el atardecer felizmente acompañado por la bulla. Dejamos a un lado miradas cómplices, que suelen ser los primeros besos no dados, manos entrelazadas, corazones palpitantes, café cómplice de atardecer crepuscular o de frío amanecer que invita al suspiro, a la paz interior, a un sentimiento de felicidad. 

Todos amamos, porque es un sentimiento exclusivamente humano, aunque a algunos les resulte cursi reconocerlo. Hacemos las cosas por amor y con amor, pero no solemos detenernos a reflexionar sobre la importancia de ello, y sobre todo a profundizar. No advertimos que la vida es efímera y lo permanente es poco -o nada- y a lo sumo, un día, súbitamente, apenas te llevas el beso que te dio por la mañana tu pareja, tus hijos, tus padres, y para de contar, porque apenas cabrás en el ataúd que no pediste, pero que el tiempo te asignó irremediablemente. Olvidamos que el amor puede mutar sorpresivamente, o desaparecer. Damos por hecho -como con la libertad- que esos sentires que entornan nuestra vida son permanentes y no es necesario cultivar, luchar por ellos, reforzarlos, hasta que un día súbitamente se disipan, y dejan huérfana el alma.

Hoy -y siempre- es un buen momento para dar un beso, ofrecer una caricia, una mirada, un guiño, decir te amo o enviar ese saludo amistoso que la tecnología facilita. Un excelente día para disfrutar del amor, del cariño y de la amistad y de celebrar que puedes expresarlo porque la vida te regala instantes irrepetibles y de incalculable valor con esas personas únicas a las que amas y que, en el fondo, hacen que seas como realmente eres.

lunes, 6 de febrero de 2023

Leyes, normas y principios generales

La discusión se genera por la falta de voluntad de incluir principios generales en las normas y así interpretarlas según el interés del grupo dominante

En la serie “John Adams” -en HBO-, puede ver parte de la vida del que fuera padre fundador de los USA, primer vicepresidente, segundo presidente y primer embajador ante el Reino Unido de aquella emergente nación. En el capítulo 1, Adams defiende en tribunales a soldados británicos que dispararon sobre paisanos suyos. Cuando es criticado por sus compatriotas, manifiesta contundentemente que defiende principios generales, y que los soldados, independientemente del bando de procedencia, actuaron como tales y cumplieron con su deber. 

La anécdota -también lección- es oportuna en estos momentos de debates sesgados, parcializados, ideologizados e interesados que se producen como consecuencia del próximo proceso electoral. El tema del finiquito es uno y hay quienes consideran que se utiliza por “fuerzas ocultas” para vetar candidatos que no son de su agrado. Aun admitiendo que así sea -o se corra el riesgo de ello-, es una norma que llega al proceso porque ningún partido político propuso cambiarla y, consecuentemente, todos la aceptaron incluso a sabiendas de que puede manipularse, sobre todo después de que en las pasada elecciones ya fuera cuestionada ¿Por qué no la suprimieron -o lo intentaron- en los cuatro años anteriores? La constitución no indica tal requisito para ser presidenciable, y justamente por eso puede justificarse su expulsión del ordenamiento jurídico, o al menos haberse hecho el esfuerzo del cambio por los quejumbrosos, pero no fue así.

Además, ninguno de quienes se sulfuran porque ciertos candidatos no pueden participar o dicho requisito hace manipulable el proceso, piden idéntica consideración de principios para aquellos otros afectados por el artículo 186 de la constitución. De tal cuenta, los ministros de Estado pueden dimitir seis meses antes de las elecciones e integrar el binomio presidencial; los militares, sin embargo, deben de pasar cinco años fuera de filas y los ministros de culto no se sabe muy bien el tiempo porque no lo especifica, lo que implica que sea definitivo. El descompensado artículo no incluye -a pesar de que sus cargos son tan importantes o más que los que contempla- al Fiscal General, al PDH, al PGN, al Contralor General o a los magistrados salientes de la CC o la CSJ, por poner ejemplos de poderes similares -o incluso mayores- a los que limita. 

La discusión se genera por la falta de voluntad de incluir principios generales en las normas -¿entienden ahora la referencia inicial a Adams?-, y así interpretarlas según el interés del grupo dominante del momento; y todos aspiran a lo mismo. La normativa nacional no está mayormente sustentada en principios de generalidad de ley, sino en parámetros subjetivos y coyunturales que permiten subjetivar. Otro ejemplo se pudo ver en aquel taxativo mandado legal del voto secreto para elegir magistrado de la CC por la USAC, que también se quiso vulnerar alegando transparencia y antecedentes, aunque sigue sin modificarse porque lo importante era ganar la “batalla” y conseguir cuotas de poder, pero no cambiar la normar. O la ley de comisiones de postulación -que ya se sabe los quebraderos de cabeza que ocasiona- y tampoco genera propuestas de modificaciones para que los seleccionados lo sean por puntuación -parámetro objetivo- sino que finalmente se acepta que los postuladores elijan a quien deseen, y en otro nivel superior se designe también a dedo por la correspondiente autoridad, y no bajo parámetros de meritocracia.

Estamos como estamos porque no queremos debatir sobre principios sino sobre intereses -personales, de grupos o ideológicos- y consideramos acertado lo que nos gusta y contrario lo que nos disgusta, siempre en esa interpretación interesada de las normas. 

¡Qué dirían Adams o Rawls si levantaran la cabeza!