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lunes, 26 de mayo de 2014

Nacionalizadores de energía

“Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz” 

Determinadas organizaciones -de esas que viven del cuento, de la violencia y del dinero de otros- reclaman la nacionalización de la energía. Argumentan, falsamente, defender al consumidor y la carestía del servicio, como base que sustenta tal “exigencia”. Silencian que la nacionalización ya funcionó en el pasado y que precisamente la privatización fue la solución a la ineficiente gestión estatal. Saben perfectamente que si la nacionalizan será más fácil robarla que hasta ahora. Cuando se gestiona por la iniciativa privada, los violentos son llevados a los tribunales y se les exige cumplir con la ley -no siempre- de ahí las “protestas sociales” amañadas. En el caso más extremo se les corta el suministro por falta de pago. En cambio, si se nacionalizara el interlocutor sería el Estado o la Municipalidad, es decir el cuate corrupto -como ellos- que haría la vista gorda y el desfalco saldría de los impuestos de ciudadanos honrados que son quienes financian a eso “empresarios” del robo. La exigencia, por tanto, no es ilusión de bruto, sino estrategia de corrupto.
Las empresas estatales son un botín en todas partes del mundo; aquí, quizá, mucho más evidente. Proveen fondos para pagar favores políticos y el enriquecimiento ilícito de quienes hacen el trabajo sucio de mover masas, agitar comunidades, financiar o apoyar bajo la mesa, etc. La privatización fomenta la competencia y promueve reglas y normas jurídicas que sirven para reclamar las irregularidades que se observen, razón por la que esos grupillos de violentos ladrones prefieren dialogar con sus pares de la administración publica, en lugar de con empresarios o jueces. No es admisible por más tiempo el robo que determinadas organizaciones hacen de la energía eléctrica, pero también mediante la ocupación de fincas, los reclamos de “propiedades comunales”, la minería, las hidroeléctricas, etc. El negoción Pérez -nunca mejor dicho- consiste en terminar pactando una cuota de poder que permita engrosar las arcas de esos movimientos extorsionistas o libere de culpa a los criminales. De esa guisa determinados grupos terminan el año fiscal con millones en sus arcas -libres de impuestos- que reparten entre la dirigencia, la misma que junto con opinadores afines, reclaman en otros trasparencia y cuentas claras de las que, por cierto, ellos están exentos por ser ONG,s, no sujetas a fiscalización.
Padecemos momentos de extorsión, de ahí la virulencia de esos provocados e interesados conflictos. Tratan de sobrevivir en un mundo de hampa y de crimen organizado que promueven desde la sombra, aunque dicen querer evitar. Acusan a quien se le pone enfrente o gastan tiempo y dinero en lanzar basura por doquier. Viven de eso, porque a poco que investigue se comprueba que todos ellos no se les conoce tarea productiva alguna que no sea “la defensa de los derechos humanos” o la “actividad social” suerte de prestezas que requieren de dinero de otros para continuar “con la lucha indígena y campesina”. Fueron criminales en el pasado y lo siguen siendo en el presente, aunque más sofisticados. Pretenden culpar a otros pero en el fondo son delincuentes que practican la extorsión, el secuestro, el anonimato y el robo. Esto de que el conflicto duró 36 años es un entelequia. Sigue, a pesar nuestro, con el beneplácito de quienes nunca supieron hacer nada útil ni productivo, dedicaron su frustrada vida al pillaje y ahora, a la vejez, alienta a nuevas generaciones a prolongar por mas tiempo el  constatado fracaso.


2 comentarios:

Redacción dijo...

Con todo respeto señor Trujillo. En primera, usted es un extranjero y descendiente de los que llegaron a nuestras tierras a invadir y saquear nuestras riquezas. Y lo siguen haciendo, pues a nuestra civilización (aunque nos han tachado de incivilizados) la reprimieron con lujo de violencia: TERRORISMO.

Más de 500 años han pasado y nuestra lucha persiste, no hemos muerto, es la raíz de todos estos "conflictos" que, si no fuera por las empresas, viviríamos en paz.

En segunda, le pregunto a usted: ¿Sabe realmente cómo es la vida en el interior de la república? ¿Cuánto tiempo ha vivido o por lo menos convivido con gente de la región norte de Huehuetenango, por ejemplo?. Se lo pregunto porque yo soy de aquí, soy parte de esta población a la que se le ha tachado de TERRORISTA, sólo porque levanta la voz para pedir que se le respeten sus principios de relación con la naturaleza y pide que no se violente su armonía.

Usted como periodista sabrá que, incluso en una columna de opinión, debe tener sólidas fuentes o conocimiento del tema o, en este caso, el contexto del que hará una crítica. No es hablar por hablar, y continuar fomentando ese sistema de represión que, sin duda, afecta a nosotros los pobres.

Considero que su calidad de vida es en gran medida superior a la que se vive en el área rural, pero para entender esta situación no basta con ver desde arriba o sacar conclusiones de lo que los medios publican, pues no se toman el tiempo tan siquiera de hacer una pequeña investigación, sino replican el informe que presenta el gobierno. Es necesario indagar un poco más y, "como buen periodista", consultar las fuentes involucradas, lo más posible, para hacer una crítica que verdaderamente pueda contribuir a una claridad de los hechos y no seguir alimentan esa cizaña que el gobierno ha sembrado entre la población.

Agradezco que haya dedicado un par de minutos a este comentario, ya sea que lo publique o no. Y no se trata de poner en tela de juicio la libertad de expresión, pues es un derecho que todo ser humano tiene.

Finalmente, le comento que desde hace un par de años he dado seguimiento a programas en los que usted participa y me parecía una persona bastante capaz y profesional, pero con sus últimos comentarios, no solamente en Prensa Libre, sino también en Canal Antigua, empiezo a dudar y a pensar que la dignidad podría tener precio.

Saludos.

Pedro Trujillo dijo...

Estimado señor R. Juarez
Efectivamente no soy nacional. Se equivoca en que desciendo de los que vinieron a "nuestras tierras a invadir y saquear". Esos quizás sean sus descendientes (por eso el apellido Juarez), los míos los tengo perfectamente localizados en España y nunca estuvieron por aquí. Asi que mires al espejo de la condena, pero no me culpe a mi ni a mis ancestros que no están por aquí, a diferencia quizá, de los suyos.

Si no fuera por las empresas, no se si viviría en paz. Lo que tengo claro es que no viviría. O es trabajador de una o tiene una, de lo contrario ya me dita de que vive. Creo que esa es otra inoportuna manifestación suya.

Respecto a su pregunta de si se como es la vida en el interior, le comentó que no muy diferente a la que había en el lugar donde nació cuando era pequeño. Conozco casi todo el país (excepción del Quiché) y creo tener una aproximación (siempre memorable) de como es la vida. En lo personal no he tachado jamas a la "población" de terrorista, sino a algunos individuos o grupos que efectivamente provocan el terror (por eso son terroristas). No es para levantar la voz de nadie. De hecho la mayoría de los COCODES de la zona, con los que he hablado, rechazan a esas personas e incluso reconocen que no son de la zona. Seguramente usted que conoce tan bien esos lugares esta informado de ello. Por tanto, la información esta contrastada, las personas son entrevistadas y la verificación no se deja de hacer. No se victimice, vea también que hay realidades que igual usted no comparte. Asi que como ve, aunque no sea buen periodista, me encargo de verificar y confrontar fuentes; de hablar con ellas y muchas cosas mas. Asi aclarado para que no le quede duda.

La dignidad, como todo, tiene efectivamente un precio. El tema es que la mía no se vende ¿como está la suya?, porque duda mucho de mi porque me ve y me conoce, ,pero hasta se le olvido poner el nombre que seguro tiene…
Gracias también por sus minutos de lectura.
Saludos. Pedro Trujillo