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domingo, 28 de junio de 2015

Acoso y derribo

Darse cuenta de lo que hay que hacer y no hacerlo es cobardía (Confucio)
El acoso y derribo es una competición ecuestre que se realiza en pareja denominándose un participante garrochista y el otro amparador. El objetivo consiste en voltear un toro con la ayuda de una garrocha o pértiga (Wikipedia).
La práctica de tal pericia ha sido perfeccionada por Baldizón/LIDER quienes hostigan, generalmente a través de terceros (organizaciones, personajes o grupos), a todo el que se le atraviesa críticamente en el camino. Atacan con desdén a Sandra Torres, torpedean a Jimmy Morales, aventaron a Sinibaldi y recientemente denunciaron al rector de la USAC y a Edgar Gutiérrez, o a mi persona, además de a otros. Poco, o nada, reparan en sus cuadros corruptos o cuestionados. Aceptaron en sus huestes a Hichos -señalado delictivamente por el MP/CICIG- o al alcalde Medrano, con innumerables acusaciones por actos de corrupción. Descubiertos, súbitamente los expulsan, pero ¿cuántos más quedan ocultos?
La técnica es siempre la misma. Basados en contenidos de páginas web falsas y anónimas riegan, con torpeza y chapucería, toda clase de insultos, descalificaciones y falsedades de las que dicen “aportar pruebas”. Mas tarde, dicha “información” la traducen en denuncias sin contenido o es tomada por sus medios -para eso sirven- y difundida continua y tergiversadamente por pintorescos y dóciles personajes, pretendiendo, como en la época nazi, convertir en verdad una mentira repetida mil veces. El procedimiento no es nuevo, aunque poco útil en la era de la redes sociales. Arzú hizo algo similar, presionando desde el poder, y consiguió cerrar la revista CRONICA. Estos, más torpes y rústicos, copian, algo que hacen de maravilla, el modelo.
Es la forma de proceder de los autoritarios. No toleran que les lleven la contraria, mucho menos permiten que los cuestionen con argumentos y evidencias. Lo hizo Hitler y mas cercanamente Castro, Chávez, Maduro, Cristina Kirchner o Correa. Todos, con mayor o menos éxito, silenciaron a quienes les contaron las costillas. Manuel Baldizón no es diferente, sino émulo. Ansioso de poder y con necesidad de alcanzarlo para hacer un supermercado estatal con membresía limitada, no desea que nadie contradiga su mesiánica visión. Si alguien cuestiona -¡con toda legitimidad!- su liderazgo, fortuna, múltiples plagios, a los corruptos que le rodean, la financiación del partido, los ingentes gastos en campaña, las marrullerías, las persecuciones y coacciones a quienes nos expresamos libremente o incluso su preocupante estado de salud mental (expuesto en un informe confidencial publicado en prensa), somos inmediatamente denunciados y perseguidos con saña ¿Qué ocurrirá si llega al poder?
Los políticos se protegen entre ellos, independientemente del partido a que pertenecen. Desean que esta marea de protestas ciudadanas -de la que están divorciados- pase cuanto antes y no quieren cambios ni prórrogas electorales, sino mantener el estatus quo que los protege mientras navegan con bandera de pirata. Baste observar cómo la mayoría de quienes están ahora en LIDER y/o elaboraron sus propuestas de gobierno son los mismos que gobernaron y fracasaron con la UNE, tránsfugas que han vendido su alma varias veces o gañanes caciques que se autodenominan líderes locales.

Podemos seguir quejándonos y arrepentirnos dentro de veinte años (Cuba y Venezuela deberían hacernos pensar) o tomar las riendas y enfrentar a potenciales déspotas. Para eso hay que dar la cara y no quejarse en privado ¿Está dispuesto a enfrentar su futuro o prefiere lamentarse de por vida? ¡Esa es ahora la cuestión!

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