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lunes, 28 de abril de 2025

Iglesia, fe y mujer

El propio Francisco mantuvo la tradición católica y se opuso al ordenamiento de mujeres como sacerdotes diciendo que es "un problema teológico".

La muerte del Papa Francisco me hace reflexionar sobre el papel de la mujer en la iglesia católica, y la necesidad de promover una sana discusión respecto al preponderante rol masculino, apaciblemente aceptado y poco cuestionado.  Contrariamente, la mayoría de las monarquías han sido capaces de superar la ley sálica y permiten que las mujeres primogénitas hereden el trono, algo que muchas iglesias -no sólo la católica- no han logrado.

En mi escasa inmersión bíblica no encuentro razón alguna para que una mujer no pueda oficiar una misa, profesar votos sacerdotales -ya contraen otros iguales- o escalar en la pirámide del liderazgo espiritual, sobre todo en una institución que predica la igualdad, propugna la paz, el amor y el respeto al prójimo. El propio Francisco mantuvo la tradición católica y se opuso al ordenamiento de mujeres como sacerdotes diciendo que es "un problema teológico", pero ¿cómo aceptar que la Iglesia enseñe mediante sus acciones que está bien excluir a las mujeres? En un mundo de igualdad de derechos y obligaciones, ¿cómo explicar racionalmente que hay roles -hombre y mujer- diferentes desde el punto de vista espiritual?

La condición celestial de Dios -y de Cristo- es asexuada, por lo que parece lógico y racional que sea indiferentemente representado por un varón o por una mujer, tal y como Mateo (22-30) parece indicar: “en la resurrección no se toma ni mujer ni marido”. Si la santidad puede alcanzarse, independientemente del sexo ¿por qué no puede ejercerse la autoridad o el rango?

No quiero que esta reflexión suene a provocación ni mucho menos anticlerical, sino a la voluntad de querer entender con la razón algo sustentado en la fe, y que se ha hecho poco esfuerzo por sacarlo de ese cofre, quizá por la dificultad que conlleva habla de igualdad y no promoverla. 

Está claro que es difícil explicar la biblia sin el contexto del papel preponderante masculino en una sociedad milenaria. A pesar de eso, hay espacios muy importantes reservados a las mujeres en ella, y la propia madre de Jesús es el mejor ejemplo, lo que no anula la preocupación que se expone.

Las mujeres católicas han sido tradicionalmente direccionadas a conventos u órdenes contemplativas, de oración, hospitalarias y de beneficencia, acorde, por otra parte, con su papel en siglos pasado. A la fecha, el vector transversal es el de igualdad de derechos y obligaciones de todos los seres humanos, pero pareciera que el debate en el ámbito religioso no ha sido superado en casi ninguna religión y no se ve la firme voluntad de abordarlo. No se trata de promover un falso feminismo ni otro tipo de agenda, sino de explicar racionalmente la exclusión en el siglo XXI de la mujer como sacerdote, obispo o cardenal, con idénticos deberes y privilegios que su pares hombres.

El conservadurismo no consiste en impedir que las cosas cambien, sino que evolucionen a la velocidad posible en el contexto de la sociedad en la que ocurren los hechos. Hablar seriamente de este tema no debería asustar ni provocar la descalificación de quien lo propone, sino abrir la mente a la necesidad de entender algo simple, particularmente en una era en la que el ser humano ha sido capaz de dar pasos de gigante en otras áreas.

En lo personal me quedo con la expectativa del debate serio, apegado a razones y fuera de credos que impiden el análisis. Entiendo que el candado dogmático soluciona muchos problemas, pero quizá ha llegado el momento de enfrentar la situación de otra manera y dejar de exclamar aquello de “con la iglesia hemos topado”.

lunes, 21 de abril de 2025

Todo pasa y todo queda

El punto es que nuestros hijos crecen, sin que haya cambiado nada, y nosotros envejecemos, sin que tampoco hayamos hecho mucho para que cambie ciertas cosas.

El tiempo es el destructor infalible de la vida. Este paréntesis de la Semana Santa, como otros institucionalizados a lo largo del año – y si faltan se inventan-, permite respirar de una coyuntura atosigante y escandalosa que apenas permite sobrevivir dificultosamente a diario. 

La Semana Mayor trajo diferentes relevos ministeriales, también la del jefe de la SAAS -el pagador de parte del baby shower presidencial- y del director del sistema penitenciario. Mejor hacer las cosas cuando menos ruido hacen, porque que llueva sobre mojado parece no ser lo mejor para los tiempos que corren. Ah, y también se nombró al nuevo Superintendente de la SAT.

En los pasados días -casi igual que en los navideños- ciertos malandros aseguran portarse bien, y hacen “visible su piedad” dejándose ver cargando pasos o haciendo penitencias publicitariamente presentables. Son los mismos desgraciados que antes y después de estos paréntesis, roban todo lo que pueden o lideran cárteles de narcotráfico y corruptela.  El “pueblo”, por su parte, mucho menos sofisticado y con más bajo poder adquisitivo -aunque más alegre- se rompe la cara como distracción por Chivarreto, algo que este año decidieron emular en cierta iglesia evangélica en Quetzaltenango, a pocos kilómetros del lugar. Al menos los chivatereños lo hace a puño limpio, dando la cara y con reglas, lo que los dignifica más que a los chivos del Monte Sinaí, y no digamos a los políticos de turno.

Y así, casi sin darnos cuenta, regresamos a la vorágine cotidiana, al tráfico imposible que evidencia una nefasta administración municipal, además de la incapacidad de implementar aquellos megaproyectos anunciados, a bombo y platillo, a finales del 2023 e inicio del 2024, en los que íbamos a tener diferentes opciones de transporte en la ciudad ¡Bueno, quienes se creyeron las promesas de los políticos de turno!

El tiempo después de la Semana Santa es recio, como casi todo por estas latitudes. El Congreso entrará en receso en unas semanas -aunque parezca que siempre lo está-, y las lluvias harán su presencia provocando las catástrofes de todos los años, sin que nos hayamos preparado para ello ¡Vamos, lo normal, lo de siempre! Echaremos la culpa al “niño o a la niña”, con esa amplitud de miras que permite la moderna ideología de género, y justificaremos cada inutilidad con razonamientos suficientemente escuchados en época pretéritas. Y así enfilaremos hacia la conmemoración de la Independencia y la Revolución. En el medio, diferentes efemérides -previstas o no- atraerán y distraerán la atención de lo importante sobre lo urgente ¡Y a por el pavo o la pierna, según prefiera! Luego, tras otros paréntesis, criticaremos la ineficacia de las comisiones de postulación, algo conocido, pero que no hacemos absolutamente nada por cambiar. 

El punto es que nuestros hijos crecen, sin que haya cambiado nada, y nosotros envejecemos, sin que tampoco hayamos hecho mucho para que cambien ciertas cosas. Una suerte de conformismo y ridícula normalización que busca celebrar hitos que justifiquen la inacción más que acciones que promuevan el cambio real. Ellos crecen, y nosotros nos consumimos, en un espacio delimitado por la falta de acción, y la ausencia de responsabilidad por asumir los tiempos que nos tocaron.

En lugar de vivir la vida, repetimos episodios conocidos de una serie limitada, en la que cambiamos a los protagonistas, aunque nunca modificamos el guion. Me pregunto si no advertimos la realidad o esperamos que de tanto repetirla se desgaste lo predecible y ocurra algo diferente, y me da que la ceguera sobre lo primero hace posible el segundo escenario.

¡Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar…!, dijo el poeta.

lunes, 14 de abril de 2025

Don Amable Sánchez

Con espíritu andantesco, aunque sin caballo, encamina diariamente a la hora en punto el itinerario al comedor, lugar, en el que tiempo atrás, no juntábamos a yantar

Hace tiempo que quiero escribir sobre don Amable Sánchez. Me atrevo a decir que algunos años, lo que dice muy poco bueno de mí, pero por honestidad debo de confesarlo antes de continuar. Desconozco la razón, pero pensé que este martes era oportuno, quizá porque recordé aquello de que “la ingratitud es hija de la soberbia”.

Salmantino de nacimiento, anduvo de zagal por esas tierras castellanoleonesas frías y serias. Creció en el entorno histórico-cultural del pensamiento renacentista del siglo XVI que dio origen a la Escuela de Salamanca, y se curtió como un buen hombre, y un hombre bueno, en ese juego de palabras en las que cuando el adjetivo precede al sustantivo, suele ser una constatación y cuando se emplea después, la frase tiende a ser objetiva. 

Amable Sánchez Torres tiene una vasta formación académica, y colabora en la Universidad Francisco Marroquín como revisor de estilo y editor de textos. Confieso que ganó mi alma hace tiempo, desde aquel día que le brotó una lagrima -realmente fueron varias- en sus ojos mientras hablaba emocionado sobre don Quijote de la Mancha ¡Y es que alguien que se emociona a tal extremo, con literatura de la libertad, es un roba almas por definición! 

En esta su suerte de ínsula chapina practica muchos de los grandes consejos que le dieran a Sancho Panza para el gobierno de la suya: guía su vida por el camino de la virtud, es temeroso de Dios, se enorgullece de su origen, es compasivo, piadoso y clemente, come pozo y cena más poco, y lo que más le “delata” es caminar despacio y hablar con reposo.

Amable -no podían haberle llamado de otra forma- es un hombre de gestos y formas afables y sencillas. Con espíritu andantesco, aunque sin caballo, encamina diariamente, a la hora en punto, el itinerario al comedor, lugar, en el que tiempo atrás, no juntábamos a yantar. Un espacio abierto con árboles y zopilotes al que concurríamos un cuarteto de sanos chiflados que éramos capaces de hacer bromas de casi todo, como suelen hacer los niños, aunque también los locos, porque "más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena”. Un rato en el que se compartía sabiduría de unos, buen humor socarrón de otros y casi siempre genialidades de la mayoría. Y es que "el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho". 

Es fácil percibir su bonhomía y honradez en el carácter y en el comportamiento. Frecuente es verlo con su andar pausado, y últimamente con una gorra cuasigringa, muy alejada del esperado baciyelmo que hubiésemos imaginado en su cabeza. Alguien a quien querrías escuchar mucho más tiempo del que los breves encuentros por doquier nos ofrecen, y siempre te deja algo sobre lo que reflexionar una vez se aleja. 

Nunca supe muy bien si es un Don Quijote disfrazado de Sancho o a la inversa, y aunque el semblante apunta más a lo primero que a lo segundo, su espíritu aporta una visión pragmática que contrasta con las fantasías de su amo. Una suerte de conflicto entre la realidad y la percepción.

Decía Pascal que “el corazón tiene razones que la razón desconoce”, y creo que eso es lo que me lleva hoy a hacer una loa de alguien a quien admiro, al que me alegro de saludar y con quien cruzo algunas palabras pocas veces por semana. Él no lo sabe, pero caperuceo sin que lo advierta cuando vuesa merced se aleja.

¡Larga vida caballero andante! Que los molinos de viento no te perturben ni distraigan tu caminar.


lunes, 7 de abril de 2025

Pimpinellas tropicales

La vice hace lo que conoce muy bien: medrar en la politiquería, que es lo que se suele aprender, practicar y perfeccionar en la monopólica universidad estatal

Hay coroneles que no tienen quien les escriba -según relató García Márquez-, pero también presidentes que no quieren ser ayudados. Se tiene que ser muy torpe o implementar una estrategia extraña para embarcarse en una confrontación pública en redes entre el binomio presidencial.

Surgen decenas de preguntas después de ver el triste espectáculo que supuso el cruce de comunicados. Si la vice no había atendido la reducción de su salario, se le llama, recrimina y hace lo que más tarde publicó: disminuirle el monto de los gastos de representación, y asunto concluido, sin costo político. Sin embargo, prefirieron airear los trapitos al sol y quedó claro que el presidente no se enteró por un año de lo que cobraba la vice, a pesar de haber prometido el ajuste salarial en la administración pública. También queda nítido que hay una pugna personal entre el binomio, de lo contrario el tema se habría resuelto por la vía del diálogo y la discreción. Finalmente, evidencia que no comprende el impacto de un mayor desgaste de su imagen -de por si bastante mala- y que eso puede hundir su administración y la del partido que lo nominó.

La vice, por su parte, saca a relucir su visceralidad disimulada bajo una imagen dulce, al publicar un malísimo comunicado que la delata. Además, responde en medios de forma aireada, y dice que no es amiga del presi, lo que muestra, como una vez dije, que no está a la altura deseable de la política nacional -de por sí muy mala-, y mucho menos de una vicepresidencia. Hay que recordar que hizo algo similar al poner al presidente en apuros, cuando aquel no quiso cesar a la ministra de ambiente cuya hija utilizó el vehículo oficial. Ella, con un tuit de fin de semana, hizo pública su antagónica postura, y obligó al presidente a cambiar la decisión ya tomada de dejarla en su cargo.

La vice hace lo que conoce muy bien: medrar en la politiquería, que es lo que se suele aprender, practicar y perfeccionar en la monopólica universidad estatal, para así permanecer en cargos “académicos”, y salir victoriosos de tanta confabulación de palacio.

La situación, además, impacta al partido SEMILA, cuyos diputados se ven arrastrados por esa lucha descuartizadora de titanes tropicales. No solamente se divide la cúpula, sino que se atomiza el partido, producto de desavenencias pueriles entre personajes inmaduros. Los dos se subieron a una suerte de tiovivo, de noria, en el que se han mareado a la primera vuelta, aunque no pueden bajarse porque no se detendrá hasta que termine su ciclo de giros. Vomitaron parte de su bilis, y es posible que se repita el evento, salpicando a sus pares y a quienes les rodean.

Es triste y penoso que estas cuestiones nos presenten como país tercermundista, incapaz de arreglar pequeños conflictos entre compañeros de proyecto ¿Qué argumentarán los diputados, los alcaldes, los sindicatos y todos aquellos que pretenden justificar un aumento de sueldo? ¿Con qué vergüenza se empleará la fuerza pública en manifestaciones que exijan incrementos salariales?

Al final sale mucho más barato que el presidente pierda el tiempo inaugurando el paso por un kilómetro de autopista o celebre un baby shower, aunque utilice al fotógrafo de Q30,000/mes para ilustrar los eventos, que cuando se pone a “trabajar” y pimpinelea con la vice. Y es que la inacción mostrada hasta el momento cuesta menos que cuando aborda un tema, como este, que termina teniendo mayor costo.

Como una vez escuche decir a alguien: “Joven, ha perdido usted una excelente oportunidad para haber permanecido callado”.