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martes, 27 de mayo de 2008

¿Mandamientos o plagas?

El gobierno hizo públicas diez medidas para enfrentar la “crisis económica”. La diferencia es que ya nadie cree en los magos ni mucho menos piensa que la fe mueve montañas. El enorme desencanto instalado en todas las capas sociales, es la tónica nacional, a pesar del corto periodo de esta administración.
El acuerdo voluntario para detener el alza de los precios, no deja de ser un pacto que, finalmente, pone los productos, desde ahora, más caros en el mercado en previsión de la posible subida a futuro. ¿Quién cree que alguien puede vender por debajo de los costos de producción?. Sin medidas, hubiese habido un incremento progresivo. Con ellas ya pagamos más y al terminar el plazo, la subida será brutal.
El control de la especulación y el acaparamiento, pasa por luchar contra el contrabando, cuando no contra la economía informal. Por cierto, practicada fundamentalmente en la zona rural que votó al mandatario y contra la que, evidentemente, no se piensa enfrentar, a pesar de sus promesas electorales de reducir el nivel de informalidad y así generar mejor recaudación.
La amortiguación del impacto social es sinónimo de asignación de mas recursos al famoso Consejo de Cohesión Social de ya sabíamos quién. La inversión social, no deja de ser un gasto inútil que potencia el populismo, la guevonez y que, después de años practicándola, queda demostrado que no sirve absolutamente para nada. Bueno si, para promocionar y favorecer a quienes la reparten. Es la versión local y perversa de la ayuda internacional.
Producir granos y alimentos básicos dentro de un plan de emergencia es ya demasiado. Ignoro cómo se obliga a la tierra, a las semillas y a la naturaleza a dar más de lo que ya hacen. Es posible que este gobierno, en alianza con el infinito (y más allá) pueda ser capaz. Como pactó con tantos y tan diversos, ¿lo habrá hecho con Aquel?. De ser así ¡estamos salvados!.
Energía disponible en mejores condiciones. Lamentablemente, las “mejores condiciones” suelen traducirse en subvenciones con el dinero de otros, algo que ya practican con verdadero entusiasmo. Producir, poco. Redistribuir, a manos abiertas.
Impulso a las alianzas público-privadas. Es decir: obligar a los que están en la legalidad y pagan sus impuestos a que hagan el esfuerzo que el gobierno no quiere hacer por el costo de popularidad que tiene incorporar a la economía formal a gran parte del área rural.
Mayor competencia, sin darse cuenta que para eso se requiere un mercado libre y no intervenido como se pretende, además del grado necesario de seguridad.
La conclusión, es que las medidas no servirán. Esto es, no solucionarán la denominada “crisis económica”, porque están focalizadas hacia un populismo ineficaz. La gente, sencillamente, no se cree nada y eso es realmente lo que importa. No ha habido un gobierno democrático que haya generado tanto desánimo y desilusión en tan poco tiempo. Es cierto que algunos factores han sido externos, pero otros, ganados a pulso. A Moisés le costó menos convencer a todos aquellos y eso que no había publicidad, aunque me parece que tuvo que estrellar, primeramente la vara y luego las propias tablas. ¿Qué harán ustedes?. ¿Por dónde comenzarán a quebrar las cosas?. Ah, ya, por el Congreso.

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