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lunes, 6 de julio de 2009

Club de Chiflados

Los sucesos de Honduras han hecho correr mucha tinta, alguna de interesada procedencia. Se habló, y se continúa hablando en menor medida, de un golpe de estado y de la ruptura del orden institucional. Empleamos palabras viejas para describir nuevos acontecimientos donde el uso interesado de los términos carga la emotividad, remonta a experiencias superadas y restringe la capacidad de interpretar los acontecimientos.
El presidente Zelaya decidió que, en contra del dictamen del TSE, de la Corte Suprema de Justica, del Fiscal General y de la mayoría de los ciudadanos, podía convocar a una Asamblea Constituyente, disfrazada de consulta o encuesta popular, para modificar la constitución en su beneficio. Hizo como sus vecinos del Sur y, con el apoyo de aquellos que imprimieron las boletas, sobrevolaron el espacio aéreo y enviaron asesores y agita masas, incumplió y dilató el tiempo hasta el límite. Irrumpió en una base militar y se llevó las urnas, el Congreso lo improbó por medio de una comisión de investigación, el jefe de las Fuerzas Armadas se negó a cumplir una orden ilegal y medio mundo le advirtió que cuanto hacía estaba fuera de la ley. ¡Todo le resbaló!. Su soberbia y algunos revolucionarios consejos, le hicieron creerse virrey.
Si se hubiera permitido “la encuesta”, es posible que con la manipulación existente y la ilegalidad manifiesta se habría terminado por justificar la Asamblea Constituyente y mucho más probable que el Presidente desconociera al resto de poderes y asumiera como única autoridad, que es lo que sus cofrades aconsejadores hicieron en esos otros países del ALBA.
Las Fuerzas Armadas, institución del Estado, cumplieron con la orden judicial de sacar al mandatario antes de que se llegara a un proceso irreversible, cediendo el poder inmediatamente, tal y como la constitución lo determina. ¿Fue un mal menor sacarlo del país para evitar violencia extrema?, eso es algo que nunca se sabrá y por lo que tendrá que responder judicialmente su comandante.
La presión mediática de los dictadores del ALBA se notó rápidamente. En poco tiempo se convocó una reunión de aquellos, otra de la OEA y una extraordinaria de la Asamblea General de la ONU, todas con un tufo a izquierda rancia y manipuladora que se siente rabiosa y perdedora viendo como el péndulo de la revolución bolivariana se torna hacia el otro extremo tras las elecciones en El Salvador, la derrota de la pareja presidencial argentina y el triunfo de la nueva visión panameña. La OEA, precipitadamente, dictó una resolución que no deja salida a la negociación, única vía para el arreglo de la crisis. ¿Quiénes apoyarán la reelección de Insulza?.Todo esto es el despropósito de una especie de dictadura cosmopolita que bajo la quimera de “comunidad internacional” representa exclusivamente a los jefes de algunos Estados donde la democracia está matando a la República y el populismo erigiéndose como absoluto soberano.
La solución, como siempre, está en manos de individuos responsables y capaces de tomar decisiones difíciles en momentos trascendentales, sin amedrentarse por golpistas que desaprueban los golpes, dictadores que defienden la democracia ni antimilitaristas que se hacen llamar comandantes y constantemente amenazan con el uso de la fuerza. Nadie debe estar por encima de la ley y cuando eso ocurre, hay que aplicar la ley y actuar sin miedo y contundentemente. Si algo ha quedado claro es que la ola despótica que se aproximaba se puede parar. ¡Oyeron todos!: se puede parar.
Esto debe ser un mensaje para quienes, estén donde estén, creían poder caminar por encima de las aguas.

9 comentarios:

Engler dijo...

Con todo respeto señor Trujillo, nada, absolutamente nada, por mal menor que se le considere justifica lo que pasó en Honduras. O se es demócrata y se respetan las instituciones y se hacen cumplir los procesos correspondientes o no lo es. "Zelaya reeleccionista, mal mayor, expulsarlo del pais, mal menor..." Estas premisas son tan demagógicas como las posturas de los del ALBA, OEA y similares y sus párrafos finales lo pintan a usted como algo que no pareciera. Hay que dejar la demagogia y la retórica y ser coherentes.

Sé es demócrata o no, en esto no valen las medias tintas ni las justificaciones.

Pedro Trujillo dijo...

Bueno... el primero que no respeto las normas de juego, reiteradamente, creo que fue Zelaya. Habia una orden de detención y, lo que admito que esta mal hecho, y asi lo digo, es la expulsión. Por tanto hasta la expulsión todo sigue el cauce democratico institucional. A partir de ahi si el presidente hubiera sido encarcelado, como le correspondia, el resto se habria producido igualmente. Es decir hoy habría un presidente en la carcel y TODO lo demas estaria igual que está. Por tanto el error es sacarlo, sean militares o civiles. Ocurre, sin embargo que los militares han justificado su propuesta, es verdad que no deja de ser una justificación, pero el resto de cuestiones no cambia el resultado final. Cuando un ciudadano y especialmente un presidente incumple la ley, sencillamente se le aplica la ley y se continua con el proceso. Ahi se ha aplicado la detención y el proceso. De acuerdo que la expulsión no es la forma, correcto, pero el resto esta conforme a la constitución. La democracia no puede sustentarse en supuestas mayorias o manipulaciones, si no en marcos legales.
Creo que soy coherente. No es un golpe de estado, para nada, es otra cosa que antes no había ocurrido y que estamos definiendo con terminos antiguos. Unicamente admito y asi lo hago en el articulo que la expulsión del presidente es un acto ilegal. El resto y lo reafirmo es absolutamente conforme a la constitución y marcos legales hondureños eso es lo nuevo, lo extraño y lo que estamos discutiendo.
Gracias. Pedro

Anónimo dijo...

El domingo Zelaya demostró que no le importa su pueblo. Lo usó para su interés político personal y produjo muertos.

Carlos Nicolás López Z. dijo...

Estos patanes presidentes no le dejan alternativa al pueblo ya sean militares o civiles. Si los guatemaltecos hubieramos tenido el valor de hacer lo mismo, no estuviera Portillo riendose de nosotros como lo hace. Lo felicito Pedro, su artículo es muy objetivo.

Eduardo Noel dijo...

Considerar un Golpe de Estado o una asonada militar a una destitución ordenada por el Parlamento Hondureño, La Corte Suprema de Justicia y El Tribunal Supremo Electoral (TSE), realmente es de analizar si el termino empleado es convincente y si la desobediencia civil de Manuel Zelaya lo ameritaba, al tratar este de reformar la Constitución no obedeciendo a lo dispuesto por el Congreso y desearse perpetuar en el poder , pareciera ser que esto ultimo origino la crisis actual, además en aspectos de seguridad regional es importante tomar en cuanta la amenaza del Presidente Venezolano Hugo Chávez de amenazar invadir con sus tropas el territorio Hondureño, esto si y solo si, es decir con la condición de que si se impide la restitución de Manuel Zelaya, lo cual a todas luces es una intromisión en los asuntos internos y una amenaza a la soberanía nacional, es oportuno mencionar que entre los principios de la Seguridad Regional establecidos en el Tratado Marco de Seguridad Democrática (TMSD) reza que debe aplicarse la defensa colectiva y solidaria en caso de agresión armada de un Estado fuera de la Región contra la integridad, la soberanía e independencia de un Estado Centroamericano.

Engler dijo...

Ese argumento de que "él empezó primero" es demasiado infantil. Que conste que no estoy defendiendo al cavernícola de Zelaya pero supongo, y eso he leido mucho en foros y medios de derecha, que todo se resume a "respetar el Estado de Derecho"

Se puede discutir si la forma de llevar este "error" es o no un golpe de estado, pero en el fondo es lo mismo. Sacar por la fuerza a un presidente electo (pésimo gobernante) ¿Así eran los golpes de estado o no?

Lo que sí es seguro es que un demócrata coherente no dice, fue un pequeño error, es que era necesario, es que él empezó primero... es que...

Se elige un presidente para un periodo determinado de tiempo, y ese es un supuesto sobre el que se basa la democracia. Algo ilegal no se resuelve haciendo el resto del proceso legal.

Mi punto señor Trujillo es que hay que condenar severamente cualquier intento de socavar la democracia, sea del presidente electo o de los que "erroneamente" lo sacaron a la fuerza.

Pedro Trujillo dijo...

Parecera infantil... pero es la base del inicio del proceso y no se puede ni debe descartar, de lo contrario se vicia el resto que parece que es lo que se quiere. El señor Zelaya se convirtió en un delincuente a no cumplir las ordenes de los otros poderes del estado y asaltar una base militar para recuperar las papeletas de votgos, por cierto ya sabe donde fueron impresas. Desde ese momento, el señor Zelaya dejo de ser quien era para convertirse en un buscado y asi figura la orden de detención cursada al ejercito.
Recordemos que hay tres poderes: el ejecutivo, el legislativo y el judicial y aqui solo vemos las actuaciones en una dirección. Los otros dos, son tan poderes como el primero y, además, en Honduras en las pasadas elecciones se eligieron diputados directamente, es decir igual que el presidente, por lo que tampoco cabe la excusa de que a él lo eligio el pueblo, porque el mismo pueblo eligio a los otros diputados.
Si hay un delito en sacarlo del pais y, para ver la argumentación le sugiero la lectura en el Miami Herald de las declaraciones del asesor juridico de las Fuerzas ARmadas del porqué sacarlo y no detenerlo, reconociendo que efectivamente fue un hecho delictivo.
Estamos demasiado acostumbrados a que la democracia debe respetar al presidente y a las insntituciones y es cierto, pero hay procedimientos que, cuando se vulneran, se sanean de manera institucional que es lo que ahi ha ocurrido. No hay militares al frente, el poder lo tiene quien legitimamente indica la constitución y todo el proceso fue correcto.
Los democratas no hablamos de democracia, sino que vemos el fondo en el que esta se sustenta, porque el termino ya ha sido suficientemente prostituido por muchos. Tiene que haber estado de derecho, cumplimiento de normas y el presidente no es quien para dejar de hacerlo. Es la diferencia entre el derecho publico y el privado.
En el resto... estamos de acuerdo

Engler dijo...

Las personas que diregen las instituciones hondureñas tenian absolutamente todo de su lado para separar legalmente al presidente. Pero no lo hicieron y que tenemos a cambio, bueno, se pusieron en el mismo plano de Zelaya.

Asi es, con eso de las elecciones y tanto presidentes como diputados, o se les separa legalmente y en estricto apego a procedimientos legales o se comete una ilegalidad.

No soy abogado pero mi sentido comun me dice que cualquier acto surgido de una ilegalidad carece de legalidad. Es como cuando un árbitro valida una anotación y el jugador que anota está en fuera de lugar. No se anula el gol, se anula la jugada completa y no es válida.

Por supuesto que el árbitro puede validar la jugada y parece ser lo que acá esta ocurriendo.

Y en todo esto tiene razón, los árbitros de todas las ideologias estan tratando de justificar la situacion hondureña.

Perdón por mi torpe ejemplo.

Gracias por publicar mis respuestas, por un momento pensé que no lo haría mas.

Saludos,

Engler Garcia

Marcela dijo...

Para mi el error estuvo en sacar a Zelaya del país, si la orden era detenerlo y la destitución estaba en marcha se hubiese evitado que todo quedara como "golpe de estado". A Nixon lo destituyó el Congreso y nadie habló de golpe, justamente porque se le permitió quedar en su país y esperar a ser procesado judicialmente (como era un delito de carácter político nunca le correspondió cárcel pero quedó "marcado" al punto que nunca más pudo ejercer como abogado) ergo, la democracia se sustenta en el estado de derecho y si bien a Zelaya le correspondía ser destituido, jamás debió sacarsele del país. La única posibilidad hubiese sido que él mismo al verse cercado hubiese pedido que lo llevaran fuera de su país por seguridad pero eso no es lo que relatan ni él ni los que lo llevaron. Quizás esto de Honduras nos sirva a todos los latinoamericanos para darnos cuenta que si no nos gusta un gobernante, tenemos que actuar siempre dentro de lo que la ley y la Constitución mandan. Todas las constituciones del mundo contemplan el instituto del juicio político o acusación constitucional para destituir un presidente. Por los demas hechos y actitudes de Zelaya, bien está que ya no sea presidente de Honduras. Saludos desde Argentina y muy buen artículo.

Marcela