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lunes, 22 de febrero de 2010

Carnaval, carnaval

Tanto bullicio y algarabía durante el tiempo de las comisiones de postulación y al constatar que se escurrió uno de esos que no dan la talla de honestidad que fue centro de debate y pilar para sacar a algunos del listado, no se oye el mínimo ruido que exige un sistema que no debería tolerar abusos, conductas inapropiadas, compras de pititangas o pastillas de refuerzo sexual.
La devolución obligada de una cierta cantidad de dinero ha sido suficiente para callar conciencias y zanjar un asunto que me resisto a cerrar, salvo que pisotee principios esenciales de vida. En una sociedad con valores, lo que hizo el presidente de la CSJ no es un tema que se pueda clausurar con un reintegro monetario. No he percibido una actitud digna de condena y rechazo público del comportamiento del magistrado en sus compañeros de Corte ni en las instituciones políticas que velan por el equilibrio de poderes necesario en democracia y, muchos menos y más preocupante, en la sociedad civil. Parece que nos ha pelado la actitud desafiante, impropia y hasta descarada del interfecto o tenemos mucho que callar. ¿Qué esperar con este proceder sino más de lo mismo?.
El uso inapropiado de fondos públicos, el malogro de tiempo de trabajo pagado por los contribuyentes y no asumir la responsabilidad de una actuación que desmerece el cargo que ocupa, es motivo suficiente, en cualquier país de esos que envidiamos, para exigirle la inmediata renuncia, por incauto o por truhán ¡Qué más da, afuera sin contemplaciones! Aquí, en cambio, algunos han aplaudido lo machote que fue; otros, han envidiado lo que hizo y algunos más han callado y aceptado, con su silencio cómplice, esa conducta improcedente. Luego querrán subir los impuestos ¡Que paradoja!
Somos una sociedad cobarde, conformista, acomodada y con muy poco espíritu de superación. Pareciera que demasiados esperan llegar a donde están los que no deberían para hacer lo mismo ¡Así no vamos a ningún lado! Los principios elementales se han perdido, no tenemos el coraje de señalar al que miente o actúa de forma deshonesta ni de enfrentar a quien despilfarra, roba o se aprovecha y abusa. El silencio y el miedo tejen un suéter que se pega a la piel, nos acompaña a diario y utilizamos para protegernos, sin darnos cuenta del daño que nos hacemos. Ellos son pocos y nosotros millones, pero han tenido la habilidad de acobardarnos y aceptamos el resultado sin batallar. Imploramos temerosamente a la CICIG, a la ONU, a la Comunidad Internacional y a otros, para que hagan lo que nosotros deberíamos asumir y no estamos dispuestos a enfrentar. Esa falta de carácter, esa forma de ser, guste o no oírla, impide progresar, cruzar la línea del éxito y nos ubica como los únicos culpables de heredar a nuestros hijos el resultado de nuestra ineptitud y pasividad, mientras alabamos y admiramos a quienes lo hacen pero sin aprender absolutamente nada de ellos.
En 2100, seguiremos quejándonos de los 600 años de conquista que es lo único que hemos hecho por años y extenderemos la mano para recibir la ayuda internacional correspondiente a la limosna del momento, en lugar de mirarnos desafiantemente al espejo y decirnos a nosotros mismos: ¡el culpable de todo lo que pasa eres únicamente tú! La mayoría de los tropiezos y la falta de prosperidad la permitimos con nuestra actitud negligente y descuidada. ¿Qué podemos esperar de nosotros mismos?. Ese debe ser el verdadero reto de cada día.
Vea este video y reflexione: http://www.youtube.com/watch?v=eppF4vcjb5E

2 comentarios:

Unknown dijo...

Acabo de Ver el video al cual hace referencia y me quedo sin palabras al entender porque estamos como estamos y no tenemos el suficiente valor de quejarnos y sacar todas estas manzanas podridas de este canasto mal llamado "Gobierno de Alvaro Colom" como si el fuera el estado de Guatemala en toda la extensión de la palabra.. Saludos

Jessica Batres dijo...

Totalmente de acuerdo con todo lo que ha dicho, no entiendo por que los guatemaltecos somos tan egoistas y miedosos! Alegamos que por que estamos como estamos pero nadie tiene el valor de hacer lo correcto! Y mucho menos decir las cosas como son.
No se que hace falta para despertar?