El
que se pone puntillas, difícilmente puede sostenerse derecho
Comenzó
2014. Los buenos propósitos y las intenciones más loables estarán seguramente presentes en la mente de muchos. Nada será posiblemente nuevo y muchas cosas habrán sido rescatadas del pasado
año o de algunos anteriores. La alegría invade el momento y la felicidad de
conseguir lo deseado crea una especie de cataratas cerebrales que allá por junio -o incluso antes-, desaparecerán y desvelarán
la realidad eludida desde hace años, salvo para optimistas
enfermos tan ciegos ahora como antes. En discursos y reuniones se continuará
escuchando aquello de los “500 años de conquista”, frase justificadora de
apatía y conformismo que traslada la
culpa a otros, cinco siglos
después. Los políticos prometerán nuevas
cosas -o las de siempre
maquilladas- y se les creerá de nuevo, en un juego circular-anual
que permite la sobrevivencia de aquellos y justifica nuestra
particular relajación de conciencia y responsabilidades.
Poco será nuevo en 2014, salvo que hagamos algo
diferente. Se presenta un año de picos de inestabilidad y conflictividad. La
presión fiscal aumentará un 1% el ISR, lo que dejará menos liquidez en
economías domésticas; la elección de magistrados, fiscal general y otros,
continuará siendo un burdo mercado de influencias cuyo tema central será -algo habitual- subastar la depredación de lo público, por todos conocida y admitida; la Constitución -que algunos no desean
cambiar- continuará siendo el texto perfecto para sustentar la prostitución
política, sobre ilusas justificaciones promovidas por grupos de poder que
pretende conservar el estatus quo monopólico; los sindicados continuarán
robando con los denominados “convenios colectivos” firmados ocultamente con políticos
inescrupulosos; los candidatos a las elecciones 2015 promesas incumplibles y
solicitud de favores que devolverán a costa de ciudadanos honrados que apenas
levantan la mirada para observar impertérritos el actuar de esos
depravados; la monopólica USAC promoverá su discurso colectivista sin aclarar cómo gasta el dinero de todos o juega a la política,
razón principal antes que la enseñanza….. No hay que ilusionarse
con 2014. Será un año como otros en el que aparecerán optimistas enfermizos
pregonando que en este país de la “eterna primavera” todo se puede, mientras invierten y guardan sus ahorros en Miami porque no creen
lo que pregonan. Y todo eso ocurrirá a costa suya, de su trabajo, de su dinero,
de su esfuerzo.
La
herencia para nuevas
generaciones será un conjunto de mediocridad y frases quejumbrosas que justifican no
hacer lo preciso en situaciones complejas. Las variables son muy simples: podemos y somos capaces, pero carecemos
de voluntad. Si sobrevive a 2014
y no es asesinado, mutilado, asaltado, baleado o desempleado, podrá echar la
culpa a los 523 años de conquista y opresión de los pueblos o a cualquier otra
sandez que mimetice la incapacidad para enfrentar los retos del
país con decencia, honestidad, seriedad y contundencia. Deje de hacerse promesas, comience a actuar y a hacer los cambios que
se requieren para no caer en el agujero al que nos llevan precípitemente los criminales habituales disfrazados de políticos, de campesinos, de oenegeros, de empresarios, de intelectuales, de
luchadores por los DDHH o de funcionarios nacionales e internacionales. Si queremos
una mejor patria, un mejor año, una mejor vida, subámonos los pantalones
que nos bajamos hace tiempo y levantemos la cabeza, en lugar de quejarnos o de pedir perdón. De lo
contrario, el “fíjese qué” de los mediocres seguirá siendo la entonación más
inteligente que podrá pronunciar/escuchar en estos más de trescientos días venideros.
1 comentario:
"Si queremos una mejor patria, un mejor año, una mejor vida, subámonos los pantalones que nos bajamos hace tiempo y levantemos la cabeza, en lugar de quejarnos o de pedir perdón."
Todos quieren un mejor país pero no se involucran en lograrlo, critican que el gobierno de las bolsas (bonos) seguros; sin embargo, de la misma manera se espera que un gobierno utópico llegue del cielo...
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