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martes, 27 de octubre de 2015

Don Jimmy: alea jacta est

“No hay cosa más fácil que dar consejo ni más difícil que saberlo tomar”

El resultado de la segunda vuelta electoral dio como ganador a Jimmy Morales y su binomio vicepresidencial. Es tiempo, por tanto, de analizar el futuro y como enfrentarlo.
El nuevo Presidente llega al poder de forma sorpresiva -incluso para él mismo- y en tardío proceso de conformar gabinete, consolidar ideas y propuestas e incluso un programa de gobierno. Dos cosas, entre otras muchas, sucederán durante su mandato. La primera será comprobar aquello de “si quieres conocer a una persona, dale poder”. La segunda, ver cómo la presión social fiscalizará su accionar y no permitirá que el nuevo gobernante se desvíe un ápice del norte que marque la ciudadanía.
En campaña vimos a un Jimmy que se me antojó irritable, un tanto iracundo y con cierta dificultad para controlar la crítica. El mejor ejemplo fue aquel inexplicable -y fuera de lugar- arrebato al quitarle una revista a su oponente durante un debate. Otro ejemplo de su actitud un tanto irascible -o de la de su entorno- fue la inasistencia a un debate comprometido por el mismo y que no declinó hasta última hora con una explicación que tergiversó los hechos y faltó a la verdad.
El nuevo binomio presidencial llega al poder por descalificación de todos los anteriores, no necesariamente por méritos propios. Es importante tener eso claro, porque lejos de contar con la “simpatía” popular, deben de ganársela, al igual que el prestigio, el respeto y la admiración que corresponda. Han sido electos porque los otros fueron asociados con “lo de siempre”, y desechados en la mente del votante que ha decidido -correctamente a mi parecer- sacar de la política a quienes la contaminaban y extirpar el tumor de un tajo.
Debe el nuevo Presidente tener claro que la ciudadanía no le permitirá salirse del guión de esa revolución iniciada en Abril pasado. Aquí, como en las mejoras obras de teatro que haya escrito o interpretado, no cabe improvisación, extravagancia ni ideas no ajustadas a lo pactado. No tienen cabida asesores fraudulentos, ministros mangantes, prebendas ni contratos fuera de ley. No caben, de ninguna forma, los manoseos tradicionales, la palabra no cumplida ni el hábito mal habido. Muchos de quienes lo intentaron están en prisión -o a punto de entrar- y el ciudadano responsable está dispuesto a encarcelar a muchos más.
Señor Presidente, cuenta -o debería de contar- con el apoyo y la confianza de todos, porque además no queda de otra, y debe de trazarse como horizonte la misión de enderezar un rumbo desviado hacia la corrupción y el clientelismo por “demócratas” de los últimos gobiernos. Se le extiende la mano, pero no se le permitirá que se tome el brazo. Hay que colaborar en lo que se pueda, pero fiscalizar cada actuación. Empujar el país hacia las aspiraciones deseadas, pero evitar que grandes elucubraciones terminen por despeñarnos al abismo de la desesperación.
Usted señor Morales, contará con el beneficio de la duda pero no con más de esos cien días dados a los políticos tradicionales, y mucho menos con un cheque en blanco. Gobernar se traduce en saber administrar y tomar las mejores decisiones posibles en función de la situación. Requiere disponer de información y distintos escenarios, y poner el dedo en aquel que más beneficie al país sin olvidar que los intereses colectivos no deben de vulnerar jamás los derechos individuales. Se quería preparar para 2020, pero las circunstancias cambiaron inesperadamente su destino, al igual que el del país.  

Dicho lo anterior, felicidades, y a trabajar toca.

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