Desconozco si será algo común entre quienes comienzan a escribir en prensa o aparecen en medios de comunicación que la mayoría de los consejos que reciben de personas cercanas se centren en torno a la necesidad de “tener cuidado o precaución con aquello que dice o escribe”. Haber vivido la experiencia me ha llevado a reflexionar sobre el asunto.
Tras analizar el hecho, considero que el problema se sustenta en que conformamos una sociedad con un importante y hasta preocupante grado patológico de miedo y cobardía. Pareciera que hay que medir todo aquello que se quiere decir, por temor a ofender. “!Se prudente!” o “¿cómo dijiste eso?”, suelen ser expresiones usadas por quienes nos quieren aconsejar. No nos acostumbrados a escuchar las cosas directamente y de frente y pareciera que hay que pedir permiso para todo, algo que comúnmente se observa en la forma de comenzar ciertas propuestas o exposiciones. Por otra parte, un importante número de palabras de las que aparecen en el diccionario, tampoco está bien utilizarlas, porque son “malas palabras”. ¿Para qué están incluidas en el diccionario, si no para emplearlas en las ocasiones que lo ameriten?. Sin embargo, nos da cierta vergüenza y preocupación oírlas, mucho menos emplearlas.
Seguimos en manos de quienes deciden secuestrar, tomar fincas, legislar de más, chulearnos desde la cárcel, censurar películas, apoyar la ley seca o, sencillamente, no respetar las filas. Esos “poderosos” se creen con el derecho de marcar una ruta, provocar el silencio y conducir nuestras vidas. Lo peor es que sacrificamos nuestra libertad al otorgarles crédito. Dejamos que su “poder” viole nuestros derechos, entre ellos, el de decir lo que nos venga en gana, siempre que no se ofenda, se ultraje o se violen derechos de los demás. Una cosa es no decir las cosas con corrección y otra, decirlas directamente y con el grado de sinceridad y fuerza necesarios.
Hay que hacerse el propósito de no pedir permiso a nadie nunca más, sea político influyente, marero, poderoso hombre de negocios, líder local, religioso, sindicalista, experto, miembro de la comunidad internacional o cualquier otro personaje de ese clan “de selectos” que considera que el mundo les pertenece y que el resto de la ciudadanía tiene que respirar a su orden o no puede decir más de lo que “debe”, so pena de ser “molestados”.
Muchos, quisieran cambiar ese panorama pero para ello hay, primero, que creer en la libertad del ser humano y, después, no tener más miedo, mucho menos pánico y, nunca, terror, que son los tres pilares en los que se sustenta el abusador y sobre los que se ensombrece el ser humano débil y mediocre.¿Quién dijo que la libertad era gratis?. La libertad, como la ética, comienza por uno mismo. No es necesario esperar a que los demás quieran sumarse al club, hay que comenzar de forma individual y, cuando antes, mucho mejor. Tenemos la responsabilidad de dejarles a nuestros hijos un mundo mejor, más libre, más sensato, más directo, menos hipócrita y donde puedan vivir de pie. Tan negativo es la acción delictiva, como el silencio cómplice. Podemos seguir callados, humillados, censurados o coaccionados. ¿Prudencia?, bueno yo le denomino cobardía, cada cual puede esconderse detrás de lo que quiera. Gracias a quienes me aconsejan, a las personas cercanas por su preocupación y a aquellos que me quieren cuidar, por sus desvelos. No obstante, les quiero decir que soy libre, absolutamente libre y cada día lucho por la libertad con mayor fuerza y pasión. ¿Se puede decir de otra forma?. Por supuesto que sí, pero creo que no más claro.
Este es un blog personal donde se editan las columnas de opinion (y otras) que semanalmente publico en el diario PRENSA LIBRE de Guatemala. La idea es generar un espacio de debate y opinión con los lectores, de forma que la libertad de expresión sea en doble sentido.
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1 comentario:
Hola bueno solo quiero comentar que me parecio muy interesante su columna, al igual que usted siempre me hacia esa pregunta por que las mujeres cuando se casan simplemente se quitan el apellido y se ponen el "de", y solo utilizan el del esposo, acaso nos hace ser diferentes o simplemente creemos que tenemos que marcar nuestro territorio??? siempre me lo he preguntado, por que al decir verdad como profesional me seimto orgullosa por mis logros y metas alcanzadas y algunas en proceso, que en verdad diria me han costado tanto a mi como a mis padres, ya que antes de "pertenecer a alguien" lo digo por el ( de ) era simplemente la chiquilla de mis padres a quien le enseñaron que tenia que valerse por si misma, ser independiente y luchar por lo que quiero, su articulo en lo particular dire que conforme se lo leia a unos amigos, mi sonrisa era mucho mas grande pero sobre todo el ver la cara de ellos y que dijeran a la gran siiii tiene razon jejeje.
Felicidades, y como uno de los comentarios es agradable saber que somos capaces e inteligentes para alcanzar lo que queremos, solo es cuestion que querramos y que no nos pongamos limitantes nosotras mismas..
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