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lunes, 12 de julio de 2010

Esbirros

Fui protagonista de un lamentable suceso acontecido muy temprano en la Avda. de los Próceres. Una patrulla de la PNC con luces y sirena pedía paso que le iba siendo dado por los pacientes conductores que en sus vehículos saturaban a esa hora las tres vías en dirección al Obelisco. Detrás, desquiciados, tres automóviles de esos que usan funcionarios públicos pretendían obviar que los carriles estaban ocupados y se atravesaban peligrosamente adelantando, apartando y casi golpeando a los vehículos, entre ellos el mío. El último intento rebasar y cruzó de uno a otro carril hasta que perdió el control, hizo un par de fintas, casi invadió la acera y ante la pitada de los conductores, uno de los guardaespaldas sacó amenazante su arma automática por la ventanilla trasera izquierda. Al llegar a la sexta avenida cruzaron el bulevar veloz y peligrosamente a la izquierda por un lugar prohibido. Un espectáculo de atrevimiento e irresponsabilidad. ¿Con qué derecho creen que pueden obviar el tráfico intenso que los demás ciudadanos soportamos? ¿Quiénes son para avasallar a los que madrugan y esperan su turno pacientemente?
Decía un amigo mío que no hay nada como darle una gorra o un traje a un bobo, porque enseguida se cree alguien. Ocurre con muchos funcionarios. Llegan al poder y con gorra o con traje piensan que pueden abusar de quienes les eligieron y pagan sus excentricidades. Los vemos de todo tipo: los que invierten dinero público desde el Congreso, los que se van de vacaciones con su secretaria, los que usan y abusan de celulares, vehículos o gasolina, los que pagan comidas en restaurantes de lujo con vino de primera y los que están en busca y captura por cosas que todavía no sabemos. Torpes antes, pero pilas y chispudos una vez se ponen el traje y se sienten “don autoridad”.
En seguridad no es diferente. Dotados de arma y placa se creen Agente 007 sin darse cuenta que apenas llegan a Súper Agente 86. Son irresponsables y ocasionalmente en lugar de proteger matan, asustan o agreden. No saben emplear los medios con los que cuentan ni tienen el criterio para hacerlo. Dejan de ser servidores públicos para convertirse en abusadores públicos y ocultan tras su apariencia frustración, incapacidad o inmadurez. No son profesionales de nada y suelen estar ahí por pago de favores o previas inversiones políticas. Si aquel “guardaespaldas”, en una de las maniobras temerarias y delicadas que hizo el vehículo, hubiera accionado el arma que asomó por la ventanilla, estaríamos muertos más de uno y seguro que como en el caso del vehículo del Ministerio de Gobernación que atropelló y mató a una persona que tranquilamente circulaba por la acera, nunca sabríamos qué pasó ni que irresponsable autoridad iba dentro. Asesinan diariamente a una veintena de ciudadanos ¡como para que fuerzas encargadas de protección actúen de forma que puedan morir más! Pagamos su salario, los carros que manejan y las armas que portan y debemos exigirles. No más irresponsabilidad, impunidad ni cobertura de negligencias.
Denuncié el hecho a la oficina de responsabilidad policial minutos después (teléfono 4065-1502). La placa del vehículo que casi termina provocando victimas es P-743DPS, la hora exacta las 7.18 am del martes 5 de julio y además, en la página de la municipalidad, tiene 8 remisiones impagadas desde 2009 por exceso de velocidad. No hay excusas para investigar y actuar, salvo la inacción ante este tipo de abusos delictivos !No esperemos que mate a nadie para lamentarnos!
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1 comentario:

Carlitos dijo...

Que tienen estos ciudadanos de especiales sino que el que cierto amigo con influencias le haya dado algun puestecito en este gabinete de huevones y que ahora se sienta superior a la ley bien dice el dicho de un columnista no tiene la culpa el bruto o el mula sino el que lo hace compadre..