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lunes, 15 de julio de 2013

Perdones, moratorias y deudas

No me gusta nada que haga postrarse a un hombre (El rey Arturo)
Chocarrera, por su efecto contraproducente, es la campaña municipal pinulera sobre el 50% “de rebaja” en las multas de tránsito, ¡sólo hasta final de julio! Eso de “rebajas” suena a remate de paca, donde puedes comprar con descuento aquello que en temporada estuvo más caro. Sugiero a la administración de Santa Catarina Pinula repensar lo que propone y promueve con este tipo de promociones. El mensaje que envía la Muni es muy simple: no paguen multas a tiempo, no es preciso que cumplan con sus deberes. Si amanece de buen talante, el funcionario correspondiente perdonará lo que le parezca, pero si actúa correctamente y hace efectivo el importe en un plazo razonable, terminará pagando más que el moroso que retrasa su deber, porque el burócrata decide -en un embate de ascetismo- rebajar la cantidad de la infracción, por el tiempo que considera y en el porcentaje que estima oportuno. Fraude se llama eso, además de una clara política pública a favor de la corrupción y contra el cumplimiento de las reglas. Unido a lo anterior el Presidente propone una moratoria a la minería metálica. El mensaje es idéntico: no cumplan las normas vigentes, porque el político de turno -que cree saber más que quien lo colocó ahí- hará lo que le venga en gana, pasándose por el arco del triunfo la legislación vigente.
No es de extrañar que muy pocos pagaran el impuesto de circulación (antes de reducirlo) y que otros tantos hagan igual con las multas de tránsito, por no hablar de otras normas incumplidas. Cuando la ley vigente no es exigida por quien debe hacerla acatar y la adapta o reinterpreta a su capricho o conveniencia, el ciudadano capta enseguida como debe de actuar: presionar o hacer caso omiso a ella. A partir de ahí, el criterio de cada quien es válido y evidentemente impera en sus decisiones. Respecto de la inversión empresarial ocurre exactamente lo mismo. Cuando se cumple la normativa vigente y se pretende explorar y explotar un determinado yacimiento, pero se es interrumpido por criterios de gobierno producto de la necesidad de incrementar la popularidad, quedar bien con la iglesia o quitarse de en medio a grupos de presión, el aprendizaje también es rápido: compre al político o pague a los lideres que promueven esas manifestaciones. No es preciso cumplir con la ley, lo importante es evitarla por cualquier medio. De nuevo la corrupción monopoliza el primer lugar de la lista de opciones.
Este país es corrupto porque esa perversidad está incrustada en el alma de demasiados ciudadanos que, por cierto, son los que eligen a los políticos para esos puestos de dirección. La idea no es rodearse de un conjunto de preceptos generales sino promover prebendas sectoriales que sirvan para joder al vecino o, en el más piadoso de los casos, producir un beneficio personal sin preocuparse mucho de lo que le sucede al de enfrente. La lucha no es únicamente política, también las cámaras empresariales caen en ella, de ahí que unas no quiera endeudarse más y otras apoyen los bonos para hacer frente al pago de eternas y costosas facturas impagadas del ministerio de Comunicaciones. Eso aquí y en Katmandú, se llama apostar por legislación mercantilista, alejar el Estado de Derecho y obviar conceptos y principios básicos universales por los que apuestan las sociedad en desarrollo ¡Claro, estamos como estamos!, cada día, a fin de cuentas, nos humillamos un poquito mas.

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