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lunes, 4 de noviembre de 2013

Las (y los) “demócratas”


Una injusticia hecha a uno solo es una amenaza hecha a todos (Montesquieu)

Las -y los- habituales se irritan con la sentencia de la CC que requiere al juez fundamentar la resolución por la que no aceptó la solicitud de la defensa de Ríos Mont de aplicar el Decreto Ley 8-86. Las -y los- de costumbre creen tener la razón absoluta y la certeza de que las cosas deben de ser como ellos dicen que tienen que ser. Promueven consultas comunitarias, porque “en democracia” las personas deben de plantear sus puntos de vista; generan debates sobre cómo la “democracia” es fundamental para tomar decisiones y sus diatribas sobre la mayoría justifican incluso alguna aberración. Sin embargo, cuando la mayoría de magistrados de la CC emiten una sentencia, escudriñan en la minoría para justificar interesadamente los votos razonados, al que tienen derecho, pero que no generan Derecho.
Un ejemplo digno de análisis es el emitido por la magistrada Porras, quien en su desacuerdo redactó la explicación razonada que le correspondería hacer a los jueces, promoviendo y sugiriendo la sentencia que pareciera desear dicte la Sala respectiva. Interesadamente ignora expedientes en que ella fue ponente (4934/12 y 583-650-2359/13) donde resolvió contrariamente al criterio que ahora pretende aplicar (en dos favoreció a las Torres -Gloria e hija-). Es de esperar que la jurista -¿o activista? contraria a todo tufo militar, hidroeléctricas o minería, tenga la decencia de excusarse por externar opinión que la descalifica de volverse a analizar el caso. Unas y otros conforman un grupito de ideologizados personales que pretenden certificar sus intereses por aclamación popular o mediática -no judicial- y dejan ver el cuero del que están hechos cuando el sistema que promueven se les revierte. Altaneros cuando consiguen espacios en medios, masas para protestar o convocan grandes manifestaciones, pero más altaneros cuando carecen de argumentos que sustenten sus propuestas A la postre: ¡demócratas o juristas plan fin de semana!
Las -y los- de siempre, se muestran cómo son y qué se puede esperar de todas ellas (y ellos). Nada es nuevo. Siempre fueron absolutistas que lejos de predicar una forma estandarizada de toma de decisiones (la democracia), donde la mayoría tiene la voz -sin perjuicio de los derechos de nadie- manosean aquel postulado para consolidar un grupo dominante a perpetuidad. Cuando las cosas no marchan según sus proyectos construyen falacias que promueven interesadamente. Algunos son censuradores profesionales de opinión y carecen de recato a la hora de reconocer que dirigen medios sesgados donde es imposible la pluralidad porque quienes pagan la limitan. Plumas quebradas -cuando no vendidas- que dicen enarbolar la bandera juvenil del progreso y del desarrollo pero que mienten frecuentemente o dicen la verdad a medias que no deja de ser una forma peculiar de tranquilizar la conciencia y despejar dudas del espíritu.
Las -y los- tradicionales dan pena y vergüenza, aunque cada vez engatusan menos y se desesperan más. Se les reduce el aporte económico externo, la portavocía disminuye vatios de potencia y dejan ver lo que son: vividores de un sistema que ellos mismos construyen con alto grado de autoritarismo. Las -y los- usuales pretenden tener permanente razón, pero afortunadamente los tiempos cambian, la información fluye, la historia se reescribe y la justicia -esa que no les gusta cuando no satisface sus deseos- funciona mejor en casa que con organizaciones corruptas y manipuladoras -aunque sean internacionales- para las que, por cierto, trabajan (o de la que viven) algunas -y algunos- extremistas de este país.

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