Fue en ese momento cuando el “hijo prodigo” de los verdes vio la oportunidad de representar a una socialdemocracia huérfana
Por los aspavientos y sacudida de polvo que algunos hacen, pareciera que Baldizón surgió por generación espontánea, floreció en primavera o llegó, como los zompopos, al llamado de las lluvias. No advierten -o intencionalmente ignoran- el momento político de su apogeo y las personas que lo encumbraron, promovieron y ayudaron en momentos críticos, algo que vergonzosamente esconden bajo la alfombra.
Manuel Baldizón llegó al Congreso de la mano del PAN (2003), pero rápidamente tránsfugo hacia la UNE. En 2007 fue electo diputado por dicho partido, y en 2010 fundó LIDER, poco antes de que Sandra Torres se divorciara de Colom y, con fraude de ley, intentará llega a la presidencia de la república, aunque le fue impedido y provocó el rechazo ciudadano que todavía mantiene. Fue en ese momento cuando el “hijo prodigo” de los verdes vio la oportunidad de representar a una socialdemocracia huérfana, y en 2011 optó a la presidencia de la república. Superado por Pérez Molina, obtuvo 14 diputados, aunque fue la UNE, con 48 legisladores, la que se disputó y transó con el PP, el Congreso, el poder municipal y los variados negocios turbios.
En 2015, el panorama era diferente. Las encuestas otorgaban a Baldizón una holgada victoria muy por encima de su competidora -Sandra Torres- y un tercero en lid, variable según el momento. El hijo putativo agarraba el volante del carro mientras la UNE perdía fuerza, lo que no fue aceptado por las ambiciones y compromisos de Torres, ni mucho menos por el poder político territorial que ostentaba. Así que sorpresivamente fue relegado y pasaron a la siguiente vuelta la segunda y el tercero en intención de voto, y Manuel sufrió una estrepitosa derrota de la que aún no se ha recuperado emocional, judicial ni políticamente. Después de aquella forzada catarsis -y de algunos días con el psiquiatra-, ocurrieron cosas inimaginables meses atrás: salió del país, hizo negocios en Dominicana y fue capturado en Estados Unidos, donde más tarde arrestaron también a Mario Estrada y González Mayorga, financista de la UNE.
El Congreso quedó encabezado por LIDER, aunque el partido sintió la orfandad de un delincuente confeso y condenado. Así que la UNE consolidó nuevamente el poder legislativo -recuerden los presidentes del Congreso de entonces- y Sandra Torres retomó el control que su paisano petenero -apapachado años atrás- pretendió arrebatarle, aunque terminó con sus huesos en una prisión federal norteamericana. Era momento de seguir con la pugna electoral, pero sin adversarios díscolos en las papeletas.
En la primera vuelta de las elecciones de 2019 -con Baldizón políticamente decapitado- Sandra Torres se ufanaba de ser dueña y señora, mientras se pavoneaba con encuestas que reflejaban alta intención de voto ¡Alea iacta est que dijera Julio Cesar! Sin embargo, el karma que nunca falla hizo que en segunda vuelta Giammattei, con apenas 600,000 votos en la primera, captara 1,3 millones, mientras ella apenas incrementó 250,000. La candidata Torres sufrió una estrepitosa derrota similar a la de Manuel años atrás.
Varios análisis han querido buscar más culpables que ellos mismos y más causas que la voluntad del votante de rechazarlos. Baldizón surgió en aquel espacio que quedó vació consecuencia de la insaciable ambición de Sandra Torres, y los dos se destruyeron para bien del país y júbilo electoral. Ahora aparecen de nuevo, físicamente reconstruidos, pero política y judicialmente desgastados, y con la fama que les precede. Ninguno llegará lejos porque sus estructuras partidarias están desmoronadas, de ahí el caos político nacional. Y es que el tiempo acomoda todo en su sitio.
Requiescat in pace ambos. Sin ellos, la corrompida política nacional, está ligeramente mejor.
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