La guinda del pastel, pareciera ser, es que nadie lo sugirió ni aprobó, y el propio presidente del Congreso dijo desconocer la subida salarial en un 78%
Transar con el presupuesto ha sido tradicional en la política nacional, y fue lo que se le achacó a ese grupo de diputados mafiosos por parte de quienes ahora son oficialistas. Negociaban dádivas, mordidas y obras que se otorgaban en el Congreso para conseguir favores ¿Le suena el discurso? El propio Presidente, que ahora celebra públicamente la aprobación, afirmó: “El presupuesto es el aceite de la corrupción”, y parece que la frase viene a cuento en el aprobado para el 2025 por los suyos.
Entiendo que hay un margen aceptable y ético en la negociación política por parte de los diputados. Sin embargo, cuando se pasa la línea de lo racional se entra en ese universo paralelo de la corruptela, aunque parece ser que la barra se ha subido y lo que antes se tachaba como tal, ahora se considera aceptable, y lo denominan negociación ¡Venga, no nos engañemos!
El presupuesto 2025 ha sido contundentemente rechazado por tanques de pensamiento de prestigio, cámaras empresariales tradicionales y nuevas, analistas cualificados de distintos sectores y diferentes opinadores, y lo que es el colmo: por personas e instituciones dentro del propio partido. A ninguno le cuadra, y quienes son más directos se atreven a calificarlo como algo negociado que ha permitido conseguir votos para aprobar otras cosas, pero que ha hipotecado la ética del partido SEMILLA. Dicho de otra forma: han hecho lo mismo que criticaban con el argumento de que no han entregado efectivo, aunque eluden explicar que otorgan miles de millones a los Consejos de Desarrollo que se han mostrado históricamente corruptos e ineficientes, además de otras consideraciones respecto del endeudamiento y del millonario gasto para ONGS.
La guinda del pastel, pareciera ser, es que nadie lo sugirió ni aprobó, y el propio presidente del Congreso dijo desconocer la subida salarial en un 78%, además de la indemnización -ilegal- al terminar su periodo. Se saltaron las trancas con la soberbia del que confronta descaradamente cualquier reclamo, pero nadie quiere asumir el costo de lo negociado, pactado y aprobado. Antes era una vergüenza y ahora es un descaro, aunque el cambio en el calificativo no mejora la gestión ni los resultados, y es momento de advertirlo o, como siempre ocurre, quejarnos años más tarde de lo que no se supo enfrentar en el momento.
Este presupuesto aprobado es el que hubiese correspondido para 2027 de haber crecido el PIB un 4.1% anual, pero no superamos el 3.5%. Además, incluyendo en el articulado unos Q5,500 millones más para comunicaciones y otras cuestiones, lo que eleva el gasto público real a Q154,000.
A la fecha, ciertas dependencia de gobierno así como los Consejos de Desarrollo, no han sido capaces de ejecutar siquiera una parte del aprobado para 2024, no digamos ya lo incrementado con la ampliación de Q15,000. La mayor parte del dinero sobrante pasará como activo al 2025, momento en el que los mafiosos tradicionales -apoyados por SEMILLA, por más que naveguen con bandera de pendejos- gastarán a su antojo y gusto, y cobrarán las correspondientes coimas propias del mangoneo en construcción y otros rubros.
Y es que aquello de que “el poder corrompe…”, se hace efectivo cuando se alcanza. La mayoría de los diputados y también de integrantes del ejecutivo, jamás han montado una empresa y tampoco han trabajado en el sector privado, así que el dinero les llega gracias a que otros producen para que ellos puedan subsistir. Una suerte de condición que habría que incluir en las próximas elecciones, y si no ha sido emprendedor no sea político, porque le faltará capacidad, experiencia y sapiencia.
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