Se olvida aquel lema de “di lo que quieras antes de que otros digan lo que ellos desean”, y la reacción, cuando existe, solo explica o confronta lo dicho previamente por otros
El gobierno no va bien en casi nada, y la percepción de falta de gobernanza se traduce en realidades visibles y patentes cada día. No supieron manejar la crisis del seguro, y les tomaron el pulso. Ahora, cualquier grupo de delincuentes inescrupulosos -y los hay a montones- bloquea calles o carreteras y evidencia la falta de autoridad.
Y es que no saben comunicar. Decir algo es una forma de actuar, pero callar también lo es. La diferencia es que en la segunda se pierde la iniciativa y únicamente se responde a mensajes posicionados por otros. Se olvida aquel lema de “di lo que quieras antes de que otros digan lo que ellos desean”, y la reacción, cuando existe, solo explica, aclara o confronta lo dicho previamente por otros. El baby shower del nieto presidencial es un ejemplo, y las diarias crisis de los bloqueos algunos más. Se debió haber salido a explicar lo del seguro la tarde en que se publicó, y pedir calma para el día siguiente convocar mesas con los sectores afectados. Se habrían evitado dos días de colapsos, perdidas de horas de trabajo y centro de educación cerrados, para finalmente dar marcha atrás.
En el país vecino, sin embargo, Bukele es el amo de la comunicación. Se suele adelantar a casi todo, lo que le permite posicionar un primer mensaje, y quienes lo confronten deberán contradecirlo. Cuida su aspecto con afeitados diarios, pulido de cara y ropa acorde con su edad y físico, y a eso suma el peinado y las “estratégicas” gorras. Guste o -ese no es el punto- genera comunicación proactiva y asertiva, y coloca mensajes claves y estratégicos. Aquí se cierra el tráfico en al km. 44 para que el Presidente diga, por walkie talkie, “liberen el paso”, lo que genera criticas porque debió haberlo detenido previamente para la inauguración. Mejor hubiera sido que mientras el tráfico fluía explicara que funcionaba “así de bien”! gracias a su tardía gestión. Dos maneras de hacer lo mismo con costos muy diferentes.
El silencio también es una forma de decir algo, y el Presidente acude a él permanentemente. No lo ha visto en entrevistas en medios nacionales, ni sujeto a un cuestionamiento periodístico, y eso que ya llevamos más de un año, aunque la mayoría de los medios obvien “ese pequeño detalle” del silencio. Nadie parece haberle recordado aquello de que “el silencio otorga”, y plácidamente se acomoda en ese espacio de la imagen fotográfica de los Q30,000 para proyectar algunas actividades de su “apretada agenda”. Definitivamente no hay estrategia de comunicación ni de cuidar la imagen presidencial, y comienza a dar pena y lastima más que contemplarlo como un enorme defecto a superar.
Supongo que la falta de información al ciudadano, y el impacto que tiene en la en política, no será achacada a la persecución de los órganos de justicia ni muchos menos a los gobiernos anteriores, sino que responde a dos cosas no son necesariamente excluyentes. Una, a la falta de planes estratégicos de comunicación. Otra, a que prefiere no ser cuestionado sobre asuntos de gobierno, porque no hay mucho que ofrecer positivamente, y es mejor callar que meter la pata hablando de presupuestos no ejecutados, acciones no realizadas, pagos de obras ordenados, gastos de la SAAS inexplicables, y “asuntos menores”, como qué hacen los ministerios de cultura, trabajo, agricultura, desarrollo social, etc. El de comunicaciones ya se sabe, y los demás apenas aportan una gota de agua en un océano de proyectos en el aire.
¡Lo que no puede ser, no puede ser. Y además es imposible!