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lunes, 29 de septiembre de 2008

Defensa y recursos

Recientemente el presidente hizo algunas declaraciones en relación con el aumento de efectivos del Ejército para enfrentar la situación de inseguridad existente y tener un control efectivo del territorio nacional, algo que pregonó durante su campaña electoral, quejándose de que otros, al replegar a las fuerzas militares, habían dejado espacios vacíos para que operaran grupos delincuenciales. Como si de un plan estratégico se tratara, se limitó a quitar fuerzas de un sitio y ponerlas en otro.
La voluntad política no está en los discursos, sino en el presupuesto que los sustentan. El presupuesto de defensa 2009 contempla 54 millones menos que el actual. ¿Dónde se refleja la capacidad de incrementar efectivos y mejorar las cosas?. En el preámbulo, se proclama con firmeza la voluntad de contar con un Ejército disuasivo, de alta movilidad y despliegue rápido, cuando la asignación real para inversión es únicamente de 1 millón. ¿Se pueden conseguir los fines indicados con esa patética y miserable cantidad?. ¿Cómo se consigue disuasión sin medios y tecnología?.
El concepto defensa y seguridad interna, a la sazón el más importante de la Institución, sino el único, tiene una reducción de 121 millones (-13%), lo que dificultará más el cumplimiento de la misión. De los ocho subprogramas, los únicos que descienden son los denominados: Independencia, Soberanía e Integridad del Territorio (-26%) y Misiones Militares en el Exterior (-11%), los demás se incrementan, pero se refieren a asistencia social, educación, regulación de espacios acuáticos y construcción y cartografía. Seguiremos con un Ejército que no puede cumplir las misiones que le encomienda la Constitución. ¿Quién está ahora impidiendo su labor?, ¿quién asegurando aquellos corredores?, ¿de qué se quejaba el comandante general del ejército cuando era candidato?, ¿no está haciendo lo mismo?.
Finalmente, se asignan algo más de 92 millones para alimentación. Si dividimos el monto entre los días del año y el número de efectivos (excluidos los que apoyan a Gobernación), veremos que para los tres tiempos de comida, cada soldado dispone de la cantidad de 16 Q. ¿Me pueden decir quién come con esa cantidad tres veces al día?. ¿Qué esperan de la gestión del comandante que tenga que dar de comer a la tropa: milagros, soborno, robo o malversación de fondos?. ¿Por qué para los comedores populares no se recetan la misma cantidad?. ¿Sabe usted cuánto tiene cada preso para comer al día?. Este presupuesto es una descarada burla y pone de manifiesto la falacia del discurso político en relación con el incremento de la seguridad, no digamos de la defensa. Luego habrá que negociar partidas extraordinarias o echarle la culpa a los que no quieren más impuestos.
El botón de la guinda lo agregan algunas transferencias al IPM que se corresponden, en parte, con la cantidad que se guevearon ciertos funcionarios de la época portillista. ¿A qué se espera para avanzar con los procesos penales contra aquel atajo de ladrones?. Las mismas mentiras, idénticas elucubraciones y nula resolutividad y preocupación por la seguridad, la defensa y por un colectivo, el militar, que es apaleado cada vez que muchos abren la boca. Luego se acude a ellos rápidamente para que salven de los espías instala-micrófonos, de los problemas en las cárceles, de los incendios en la selva, repartan fertilizante, sean socorristas, ayuden a damnificados, patrullen en las calles, organicen unidades de boinas verdes…..., o porque los solicitan, por seguridad, ciertas comunidades. ¿Acaso no es la seguridad la mejor política social?. ¡Cuánta hipocresía!.

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