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lunes, 1 de diciembre de 2008

Darse color

En la misma prensa que el Ministro de Gobernación solicitaba más fondos para proporcionar seguridad y se daba a conocer que ya son cerca de ciento treinta los conductores o ayudantes de bus que han sido asesinados en lo que va de año, se informaba que la novia del vocero presidencial y el sindicalista magisterial JA. cuentan con seguridad pública para prevenirlos de los males que azotan al país.
Mientras la mayoría de ciudadanos estamos desvalidos antes el incremento de la criminalidad, los efectivos policiales son repartidos para custodiar una serie de organismos y personajes a los que, también ahora, hay que añadir a la prometida y al sindicalista, por supuesto que a costa de nuestros bolsillos y mayor detrimento de nuestra seguridad. Lo que debería ruborizar -a la gente con principios- a ellos les pela y descaradamente lo reconocen y publican.
En cualquier país medianamente serio, el vocero habría estado en la calle al día siguiente, por descarado, aprovechado, mal ciudadano y otra serie de imputaciones, alguna incluso delictiva, al permitir que su enamorada cuente con protección policial. El sindicalista hubiese tenido que seguir el mismo camino, especialmente ahora que hay condena firme para que sea despedido. A esos dos, hay que sumar quienes han permitido dicha situación o la han justificado.
Ninguno de ellos, ni quienes que lo aprueban, enrojecen de vergüenza, como rojo es el color del bus y de la sangre de quienes mueren violentamente en las calles del país cada hora. De la indignación se pasa a la cólera al pensar que mientras muchos pilotos son masacrados, otros ciudadanos son violentados en sus derechos, hay secuestrados por doquier y cualquier inimaginable situación de inseguridad atropella nuestros más elementales derechos, esos pillos y otros muchos más que hay ocultos, se aprovechan impúdicamente de la situación. Claro que la novia y el maestro se sienten inseguros, pero no más que los trece millones de ciudadanos que integran este país. No entiendo con qué argumentos y bajo qué principios éticos se puede sostener una posición como esa. ¿Cuál es la razón de que la chica y el profesor condenado cuenten con una seguridad que todos pagamos y que se nos niegan?. Seguro que habrá alguna explicación majadera que termine por justificar lo injustificable y aprobar comportamientos que se salen de la más elemental norma de conducta. La pronta y contundente respuesta del gobernante debería ser el cese del burócrata que permite que con dinero público se presten servicio personales a sus allegados o a sindicalistas. ¿Acaso no tenemos el mismo derecho el resto de ciudadanos?. ¿Esto de la socialdemocracia no divulga igualdad y justicia para todos?. ¿Por qué tienen privilegios ellos. A qué se debe?. ¿Dónde la preocupación por los más desvalidos?. ¿Por qué no van a explicarle a los miles de afectados donde está la policía mientras sus familiares son asesinados?.
Es difícil encontrar una palabra que pueda describir la sensación tan indignante que se siente cuando la gestión chulesca, descarada, prepotente, cínica, irreverente, vulgar, insolente, petulante e irrespetuosa, comienza a ser la tónica del político. Cada vez que se escarba se encuentra más porquería, más comportamientos deleznables que inciden en el descredito de quienes gobiernan y nos desnuda la situación que muchos venimos describiendo desde hace meses. Esto huele a podrido que apesta y los responsable siguen sin hacer nada. Vergüenza, vergüenza…, mucha vergüenza, aunque ellos no tengan la más mínima. Otra pareja más al club de los cínicos y aprovechados.

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