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lunes, 23 de septiembre de 2013

¡Al asalto!


Para vivir existen tres métodos: mendigar, robar o realizar algo (Mirabeau)

Cada año por estas fechas, el bandidaje sigiloso -a veces no tanto- depreda y acciona sobre el cada vez más abultado presupuesto nacional. Discretamente se transa por doquier. Los empresarios que buscan privilegios apoyan medidas del gobierno en tanto no cambien los que ya tienen o se les incrementen. La farándula del crimen organizado se compromete a entregar cargamentos de droga o dinero mientras las aduanas continúen siendo el coladero habitual y las patrullas de la PNC desistan de hacer controles serios en carreteras. Los políticos corruptos -casi todos- miran como apropiarse de concesiones y contratos utilizando empresas fantasmas o testaferros. Los sindicatos amenazan con manifestaciones, cortes y bochinches, caso de que no incrementarles las prebendas que hacen que cada funcionario público cueste más de diez veces que cualquier empleado privado y rinda mucho menos. Y así numerosos grupos.
Estamos en época de recolección, pero no de café ni de caña sino del pisto que robarán el próximo año por medio de concesión de prerrogativas o exención de cargas impositivas con beneplácito gubernamental. No importa que vivamos en un país donde la constitución -por cierto emporcada- diga que tenemos iguales derechos y obligaciones. Buscan -y encuentran- la manera de excusar a algunos personajes o colectivos del pago de los impuestos que deberían ser generales quienes cobran la retribución de favores con el silencio cómplice a la hora de entrampar o hundir el país hasta que el desastre acabe con las pocas esperanzas de vida que aún quedan. No obstante, todos somos coautores de esto. Nadie se escapa. Algunos porque su cobardía -que es mucha- les impide denunciar casos de corrupción que conocen por el lugar de trabajo o por donde viven. Otros, conforman, son “socios” y consolidan un sistema ausente de valores, ética y principios. Muchos más porque son huevos tibios y se escudan en el “miedo histórico” para justificar que no se puede hacer otra cosa que callar porque “te buscas problemas”. Al final, la maquinaria perversa es acelerada con la concurrencia de toda la ciudadanía: activa y pasiva.
Cada cual busca sus ventajas y no se puede diferenciar entre pobres y ricos o cualquier otra división. Unos solicitan les den tierras, laminas, comida, casa o dinero. Otros, cuotas, mordidas por contratos o perdones fiscales ¡Qué mas da! Robar no es un tema de cantidad, que a lo sumo agrava el hecho. Sustraer o malversar es una posición y tan culpable es quien introduce la mano, como aquel que permite que el vecino delinca. Cómo olvidar a ciertos diputados/as que gastan miles en restaurantes -o mínima cantidad en días festivos pagándose su parqueo y el sandwichito con dinero público- a pesar de ganar mas de Q35,000/mes ¡Es una actitud! que enmerda el cerebro aunque aceita las manos, las palabras y las actuaciones. No saldremos de esta situación porque es mal endémico, no pasajero. Se espera frecuente y equívocamente, que alguien venga al rescate de la debacle corrupteril, pero “ese alguien” será elegido por los votantes -corruptos o permisivos- de entre un grupo de ciudadanos -corruptos o permisivos- para ocupar un puesto de autoridad -corrupta o permisiva-. Imposible zafarse del circulo vicioso y lo peor es que ese comportamiento da la razón a los autoritarios que piensan que tiene que venir alguien opara ponernos en cintura ¿Será verdad? No opino, pero lo que tengo claro como el agua es que de continuar en esta línea tendremos lo que nos merecemos: basura perpetua.

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