Entradas populares

lunes, 28 de mayo de 2012

Interpretando una crisis


Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible

Hacía tiempo -de hecho no recuerdo la última vez- que no paseaba por Madrid con rumbo perdido. Tengo la ventaja de poder abstraerme de los monumentos, de las tiendas y de asuntos que llaman la atención al primerizo porque los he visto cientos de veces. Me centre, en esta ocasión, en lo que suele pasar desapercibido cuando los sentidos se entretienen con otros eventos: en las personas. Intenté descifrar rostros demacrados, miradas perdidas y actitudes crispadas. De inmediato recordé mi visita a Buenos Aires en 1999 en el preámbulo de la crisis económica de la que Argentina parece no haber aprendido nada, y muchos otros países tampoco. Gente deambulando, desencantada, desconfiada, dudosa del futuro inmediato y sin convicción de que todo puede mejorar. Suele ser el análogo inicio de muchas crisis.
Observé más mendigos que de costumbre -con el agravante de que algunos no llegaban a los 40 años- que se tapaban con un cobertor y ponían un letrero de esos que pretende transmitir la lastima que la cara refleja. Me adentré en la céntrica calle Montera donde hasta la prostitución -marcada en cada esquina- transmitía una clara preocupación. En la zona, decenas de compradores de oro, de relojes de marca y de joyas, atendían la demanda de personas que cada vez más empeñan cosas personales. Madrid es la capital de un desencanto nacional generado en el último decenio por gobiernos inescrupulosos -votados por ciudadanos irresponsables- que se endeudaron hasta límites insostenibles y cuya actuación refleja hoy ese panorama descrito. Los indignados -desaparecidos de las calles- lejos de comprender el problema, desean sumarse como grupo de presión que también quiere vivir del presupuesto del Estado ¿Por qué unos si y otros no?, es la pregunta que no terminan de responderse dos generaciones perdidas y educadas en esa "filosofía" nacionalista y pedigüeña. En lugar de preocuparse porque todos seamos iguales -sin privilegios- buscan la manera de pertenecer a grupos subsidiados !No entendieron nada! El sistema se mantiene (en parte) con la economía informal a la que han migrado demasiados, lo que permite atestar al atardecer los bares de tapas sin importar el día de la semana.
Los gobernantes manipuladores, ladrones, inútiles o corruptos provocan graves situaciones que se manifiestan después de haberse retirado con su cuenta repleta. España paga la factura de gobiernos socialistas -y de oposición irresponsable y poco contundente- que prefirieron apostar por el gasto desmesurado y la alta presión fiscal, exactamente lo que aquí quieren vendernos ahora asesores desfasados que cobran millones por implementar un modelo probadamente desastroso. La deuda española -y otras europeas- alcanza cifras incompresibles y ha servido para construir aeropuertos en los que no aterriza un solo avión, campos de fútbol a medio terminar y centros de entretenimiento y convenciones que apenas ofrecen el cascarón pero cuyo interior está abandonado o sin finalizar, entre otros despropósitos. Documentadas investigaciones fácilmente muestran infraestructura inservible por   más de 10 mil millones de euros, además de inciertas deudas de administraciones autonómicas y municipalidades amenazadas de intervención por el gobierno central. Desconozco que aprenderemos de todo esto, pero el espectáculo está servido. Allí se habla de recorte, aquí de más gasto, aunque una cuarta o quinta parte del presupuesto es pura tiradera de dinero en privilegios, sin contar la corrupción y la ineficiencia -cuando no incapacidad- en la gestión ¿Nos lamentaremos con el tiempo? !Brutos hay que ser, si eso ocurre!

domingo, 20 de mayo de 2012

Tachador tachado

Aunque la noticia apareció hace un mes en medios costarricenses, aquí no ha tenido eco o intencionadamente fue silenciada, algo que cada vez me convence más. El antaño Fiscal General tico -ahora Comisionado de la CICIG- deberá enfrentar un proceso por un “error” judicial que mantuvo en prisión a un ciudadano durante cuatro años y ahora es absuelto por certeza (primera vez que ocurre en la historia reciente del país). Comparte denuncia con el escritor-fiscal la controversial Guiselle Rivera, conocida por sus pleitos con Castresana durante su permanencia en CICIG y la negativa a que declarara en un caso nacional. No pensaba don Francisco que su novela “Sin cuerpo si hay delito”, iba a ser superada. Ahora tiene tema para otra más esotérica: ¿Qué hacer cuando aparece el cuerpo? No se ven a las histéricas habituales -acostumbradas a exigirle a los demás- escribir sobre la necesidad de cambiar al Comisionado porque está en duda, precisamente, su buen hacer. Tampoco a la Comisión Internacional de Juristas -en plural, aunque sea una sola persona- denunciar ruidosamente que deje el cargo por estar señalado de graves delitos. No es trivial la observación porque la CICIG fiscaliza procesos de elección de autoridades nacionales y escudriña la vida de candidatos, pero parecer ser incapaz de ver la viga en el ojo propio ¿Con qué autoridad moral podrá pronunciarse sobre la honorabilidad de ciertos aspirantes? ¿Cómo recusar a un juez, si el propio jefe del Organismo Internacional está cuestionado? El denunciante tico fue indebidamente condenado con pruebas que se presuponen falseadas -habrá que analizarlas para ver que convicción mostraban- y permaneció años en prisión, lo que cuestiona esa táctica de encarcelar por tiempo prolongado que parece ser utilizada por la CICIG para “ablandar” a los detenidos. Casos sobran. El más notorio el de los hermanos Paiz Valdés, entregados hace dos años y aún sin juicio ¿Hay o no pruebas?, porque no se puede recluir en prisión indefinidamente a las personas. El desestimado de juzgar a Carlos Vielman es otra de las renuncias a pesar de mantenerlo exiliado por casi tres años; el nulo avance en el caso Portillo, después de la absolución por falta de pruebas, es otra muestra de la “eficiencia” del ente y la liberación de algunos detenidos por meses, la guinda de este ilegal proceder. Corresponde de inmediato que el tachado don Francisco haga sus maletas y se centre en su caso. Es un funcionario altamente contaminado, como los que él mismo cuestiona, denuncia y aparta aunque difícilmente tomará la decisión de irse, a fin de cuentas los jueces con intereses, ideologías o compromisos terminan enseñando el trasero y dejando al descubierto su particular hacer: Castresana, Garzón, etc. A esta vergüenza deben de sumarse los parásitos-aduladores de CICIG que viven de consultorías para tal ente y se muestran incapaces de reconocer esta situación, permaneciendo callados y calladas como cobardes, a pesar de explotar, promover denuncias y escribir artículos amañados cada vez que quieren destruir a alguien. Tocaron al “jefe” -nombrado por ellos mismos en pactado consenso- y se desnudó otra historia de complot, de mafias, de poderes paralelos, de vividores comprados y de ideólogos que impregnan de basura el acontecer nacional. Ya tiene el cuerpo del delito señor juez, ahora hay que ver si tendrá los bemoles de asumir su responsabilidad y de excusarse. Por cierto ¿quién dijo que los ticos lo hacían todo bien? ¡Y un carajo!

lunes, 14 de mayo de 2012

Entre Barillas y Avatar



 ¡Cuando, a toda costa, se quiere justificar la violencia!


Lo ocurrido en Barillas no es casualidad. Obedece a un estructurado plan que hace metástasis en el país. Lo promueve redes de narcos, parte de ayuda internacional, vividores del conflicto, ideólogos trasnochados y columnistas asociados. La cortina de humo se conforma con cualquier combinado: un asesinato por esclarecer, el discurso indigenista, el Convenio 169, la pobreza o cualquier otro, como la matanza que planificaron y no consiguieron. No es la primera vez que se producen actos violentos en aquel municipio. Ciertos grupos -solamente tres de las 26 comunidades- llevan tiempo atemorizando, maltratando, amenazando, secuestrando a personas, ocupando propiedades y quemando maquinaria. El incidente que dejó un muerto y dos heridos, fue utilizado como punto de partida para pedir explicaciones al gobierno, olvidando que es el MP -la Fiscalía General- quien tienen la responsabilidad de investigar. Incluso dos columnistas -vividoras de aquella ayuda- llegaron a culpar directamente a la empresa, supongo que tendrán sus pruebas o una incontrolada frustración.
Meditado el asunto, hay aspectos que no escapan al análisis racional. Uno es que la empresa -guste o no- cumple con todos los requisitos legales para poder operar en el país. Otro, que se buscaba una reacción violenta del ejército para contar con víctimas que ofrecer a este nuevo modelo de revolución. La tercera, que asistimos a un pulso a la autoridad del gobierno para provocar y presentarlo como un “gobierno militarista”. Las tres convergen en diferentes actuaciones,  no sólo en Barillas sino en todo el territorio nacional. La mecánica es similar: una turba utiliza la violencia, vulnera la ley y comete cualquier desmán que luego justifican ciertos grupos, algunos “lideres”, vividores de “la sociedad civil” y columnistas afines ¡Listo el complot! Entre todos promueven aquella teoría de la espiral del silencio (Neumann) para sustituir las instituciones formales (gobierno democráticamente elegido) por las informales (grupos de presión), argumentando que la legalidad debe sustituirse por una prefabricada legitimidad. La idea es que “ellos” digan qué es la ley, cuándo y cómo se aplica y a quién. Pero, “ellos” están pagados, son minoría, delinquen y no cumplen la propia ley ¿Quién dijo que la lucha ideológica se había acabado?
Muy pocos han dedicado siquiera una línea a los héroes de aquellos acontecimientos: los militares que estaban en el destacamento y un desconocido lugareño que, en Q´anjobál, los defendió. Parece avergonzarnos que servidores públicos salieran exitosos de las agresiones de aquella turba. Algunos hubieran deseado que dispararan para acusarlos de criminales, como en el pasado. Sin embargo, lejos de perder el combate, el comandante y sus hombres ganaron aquella batalla con la cabeza y no a cabezazos. Tuvieron las agallas de contenerse, de humillarse, de permitir que les agredieran y de tragarse el honor y el deber en beneficio de la paz. Priorizaron los derechos de los demás y no los suyos (que también los tenían), aunque no les conceder matar ericanae"llostuirse por la legitimidad 0.a frustraciimporta si voy delante o detruosdicen qur las informnaleser acusarlosán premios en Japón, en Suecia o distinciones en Washington ¡Cumplieron con su deber! y eso no se agradece a “chafas” ni a los anónimos campesinos. La guerra no siempre es solución, pero si hay que hacerla mejor contar con una unidad repleta de soldados como esos que dieron una lección ejemplar y demostraron ser mucho más valientes que los cobardes asesinos que los golpearon y pretendían quemarlos. No sienta pena mi Mayor por preocuparse y llorar por sus subordinados, eso lo engrandece hasta límites inimaginables e incompresibles para algunos. Mi respeto, igual de intenso, para el aldeano.

lunes, 7 de mayo de 2012

Gritos en el silencio


La cara, interesadamente oculta, de la verdad del conflicto armado 

No conozco a Evelio, pero me contactó para relatarme una historia. No se por qué me eligió a mí, pero no quiero defraudarle ni a quienes menciona con dolor y tristeza. Evelio nació en Salacuim, al Norte de Cobán. Vivió el acoso del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) y describe detalladamente cómo esos asesinos contactaron con religiosos de la zona para -utilizando el evangelio- difundir un interesado mensaje de lucha. Entre 1979-1981, la actividad guerrillera se incrementó y el discurso tomó otro rumbo: el reclamo de tierras ajenas como propias. Desde entonces, comenzó la persecución y la muerte de dueños de fincas. Una noche de septiembre de 1981 -en las fincas Copalá y Las Mercedes- mataron a cinco personas. Los guerrilleros se habían hecho con el control de la zona y en días sucesivos continuaron asesinando en comunidades vecinas. No quedaba otra alternativa que el éxodo, dejar cuanto se poseía y salir del lugar de forma apresurada. Todo quedó allá. Todo se perdió. Los que no huyeron, fueron reclutados por las huestes rebeldes y obligados a integrar sus filas, alojándose en campamentos: Río Chiquito, Bethania, Peñas Blancas, etc.
Salacuim se convirtió en refugio de muchos de los que huían y el EGP decidió tomar el control de la aldea. Llegaban y con ruidoso tropel rompían el silencio de la noche mientras buscaban  a quienes creían enemigos o colaboradores del Ejército. Muchos hombres dejaban la vivienda al atardecer y dormían en el campo, única forma de preservar sus vidas. Sin embargo, Pablo Tut e Ismael Medina no tuvieron la suerte de otros y fueron ametrallados. El milagroso arribo de una patrulla militar -procedente de Playa Grande- en noviembre de ese año, produjo un respiro a los atemorizados habitantes. Sin embargo, al amanecer del día siguiente, alrededor de 300 integrantes del EGP ingresaron por la calle principal con intención de instalarse en la aldea y tuvieron un encuentro con la tropa que los auyentó sin que se produjeran bajas en ninguno de los bandos. El aparente plan de invasión fracasó, pero desde aquel día el asedio fue mayor. El EGP rondaba las cercanías de Salacuim; quienquiera que salía a trabajar era ejecutado, como le ocurrió a los hermanos Pop y posiblemente con el hijo de Enrique Pop, hasta la fecha desaparecido; pero lo peor estaba por venir. El 10 de mayo (día de la madre) de 1982, una columna del  EGP “lo celebró” ametrallando a la población, como quien cobra una cuenta pendiente, las casas fueron incendiadas, la destrucción total era el objetivo de aquellos asesinos. Los muertos quedaban tirados por doquier y los sobrevivientes se refugiaron en Saholom. El saldo fue de 23 honorables personas masacradas: Rafael Ruiz, Heriberto Prado, Victor Prado, Juan Ventura Prado, Cándido Medina, Agustín Tista, Daniel Gónzalez, Roberto Poou y otros, fueron fusilados o quemados. Doña Reyes Gónzalez -quien debió recibir loas por ser mamá-  murió carbonizada.
Evelio, alejado ahora de aquella escena, sueña cada tanto con los horrores que el tiempo no ha borrado y está convencido de quienes fueron los asesinos, algunos hoy personajes públicos y conocidos que estuvieron concentrados y entrenándose en aldea Campur. Mientras tanto, ocultan la realidad, continúan con el discurso parcializado que esconde sus actos criminales y acusan de “genocidas” a quienes portaban el uniforme verde oliva, aprovechando para pavonearse impunemente a nuestro alrededor, recibir premios, avivar el fuego del odio y vivir de aquel conflicto que los convirtió en verdugos ruines, por más que se hagan las víctimas.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Policía municipal



Servir es un honor. Hacerlo bien un deber. Reconocerlo una obligación

Llevo tiempo queriendo escribir algunas reflexiones sobre la PMT. Diariamente, desde muy temprano, se posicionan para regular la circulación. Sin importar que llueva, diluvie, truene o relampaguee, se pueden ver con sus uniformes reflectantes intentando  -y a menudo consiguiendo- que el denso tráfico -del que no tienen la culpa- sea más fluido. Tengo una excelente percepción de la PMT capitalina y de la de Santa Catarina Pinula, algo que seguramente a muchos les pueda extrañar. Para quienes ya se les paró el pelo, añadiré que hasta creo que están a la altura de muchas policías de países que visitamos y envidiamos, por lo que parece oportuno destacar y reconocer el esfuerzo y el trabajo que realizan. Admito que me han parado, sancionado y hasta he discutido en algún momento, lo que no autoriza a tachar a todos despectivamente sino mas bien alienta a pensar que muchas veces -quizá todas- sea culpa de nuestra actitud chapino-indómita y de la fea maña de no cumplir muchas normas.
En dos ocasiones telefoneé a sendas municipalidades para transmitir mi agradecimiento a unos agentes que observe como ayudaban, sin embargo quien tomó el teléfono insistía en conocer el motivo de mi queja. No están acostumbrados a que se les felicite ni a recibir llamadas de satisfacción por el servicio. He visto a agentes enfrentar y perseguir con la moto a carros -buenos carros- por circular por carril prohibido poniendo en peligro la vida de quienes venían en sentido contrario y detener a vehículos que pretendían evadir la fila que el resto guardaba. Agentes con criterio que resuelven conflictos y enfrentan a conductores abusivos de bus que creen poder cargar pasajeros en cualquier lugar. Policías que empujan el carro detenido por desperfecto mecánico o que ayudan a cambiar llantas a personas que no pueden o no saben. Otros que amablemente indican la dirección que se busca o que ofrecen opciones para el parqueo en eventos multitudinarios. Como nada es perfecto, se podrá encontrar algún abusivo, despistado o que elude cumplir con su deber porque no desea tener problemas. No obstante, mi percepción es positiva en proporción tan elevada que desecho los escasos recuerdos que tengo sobre malas experiencias.
En vista de la bondad del modelo, considero que ha llegado el momento de dar un paso cualitativo y participar en seguridad ciudadana. Es hora, con apoyo del ministerio de Gobernación, de que la PMT asuma misiones de policía de barrio o comunitaria y descargue -o alivie- de ciertas funciones a la PNC. Estoy consciente del reto, del riesgo, de la responsabilidad y del desgaste que puede representar, pero si han sido capaces de hacer funcionar exitosamente el actual modelo, no hay porque dudar de que puedan con este otro y con ello mejorar sensiblemente las condiciones de vida, demostrando que es posible tener una policía que funcione. Es, además, un deber del gobernante -de los alcaldes en este caso- aceptar el desafío del que seguro saldrán exitosos, tal y como lo han hecho con el modelo de PMT vigente. Es obligación ciudadana apoyar estos aciertos que repercuten en nuestro diario convivir y que ignoramos en demasiadas ocasiones. Hay que telefonear más frecuentemente para felicitar a los agentes, incluso saludarlos por las mañanas o invitarlos a un café, ¿por qué no? La vida en sociedad pasa por implicarse en los temas comunes y la seguridad, además de uno de ellos, es el más importante. Reconozcamos la labor de aquellos que hacen bien su trabajo y no desaprovechemos oportunidad alguna para expresarlo.