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lunes, 28 de septiembre de 2009

Esposas

El famoso dicho: “detrás un gran hombre hay una gran mujer”, no aclara cuál el papel de la fémina, el nivel de relación en la pareja ni despeja otros muchos enigmas. Hay pícaros y agudas feministas que piensan que detrás de un hombre de éxito lo que hay realmente es una mujer sorprendida.
En Honduras, doña Xiomara Castro, que nadie sabe donde estaba cuando en pijama y de madrugada sacaron a su marido de la cama, se presenta como una esposa angustiada y afligida, aunque hacía muchos años, hasta donde tengo información, que no convivía con el delincuente-presidente. Parece, sin embargo, que aprovechar el momento que le brinda el saltimbanqui de su consorte y la publicidad gratuita que recibe, merece todo el esfuerzo por presentarse como una dama aturdida que aguarda la llegada del “esposo” desterrado y ahora refugiado. De paso, se promueve la muy pícara.
En Nicaragua, más de lo mismo. Doña Rosario Murillo esculpa a su esposo, el comandante Daniel Ortega, de las violaciones sistemáticas que hizo de su hija cuando era una niña, como aquel de la URNG (¿lo recuerdan?), y no lo encarcela que es donde debería estar esa calaña de depravados. No entiendo como una madre (o un padre) puede excusar a nadie de esa atrocidad, pero haciendo un enorme esfuerzo, lo que puedo imaginar es al precio que lo hace. Por eso, es vox populi que quien manda realmente en Nicaragua y desea llegar al poder, es la tal patrona. No hay almuerzo gratis, ni guerrilla que guarde castidad. Nada nuevo, María Antonieta, apodada “madame déficit”, ya dejo claro hace años de lo que era capaz.
Por eso, los dictadorzuelos de verdad, los autoritarios finos y despiadados, son célibes. Vean a Fidel Castro, solitario de siempre aunque, como Lugo (asceta también), regando hijos por doquier, pero sin mujer que desde la sombra le mueva la silla o le haga cortarse la barba y cambiarse la sudada camisa verde olivo. O Hugo Chávez, quien aparece ataviado de rojo pasión (o sangre), porque tampoco tiene una mujer detrás que le asesore en su imagen. Ninguno de los dos está dispuesto a que una damisela le dispute el poder o le haga plegarse a ciertos deseos femeninos. ¿Son o no listos los “tíos”?, ¡eh!.
Sigamos. ¿Quién sabe cómo se llama la pareja de don Evo Morales?. ¡Ven!, ni idea, porque es de la misma mara. Lleva esos suéteres anticuados y ese corte de pelo a lo garçon que no le favorece y nadie le dice lo fachoso que se ve. Le falta, como a los otros, su media naranja (y un poco de buen gusto) y, también como los otros, tiene hijos esparcidos y es aprendiz de tirano. El “Che”, fue otro del club. Sin dama fija y matando por el mundo, aunque ahora venda muchas camisetas.
A estas alturas del cuento estarán pensando cuál es la situación por aquí. Lo dejo a su descabellada y calenturienta imaginación. Con los ingredientes disponibles tienen suficiente para elaborar su propia teoría. Pero como no quiero ser ingrato, ahí van unas pistas más: ¿quién dilapida más dinero que nadie en este gobierno?; ¿quién dicen que manda, de verdad?; ¿quién ha colocado a su mami, a su hermana, a su hermano y a otros de la “familia”?; ¿quién quita y pone ministros y otros cargos?; ¿quién quiere ser presidente?. El puzle no es tan difícil. Vean lo que ocurre en Honduras y Nicaragua y se aproximarán a la solución.
Más que una columna de opinión, me ha salido un sodoku, pero ¡ánimo, usted es capaz de resolverlo!. Envíenme su solución.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Canchinflines

Meses tardaron en liberar a quien supuestamente agredió a la esposa de un nombrado funcionario público. Cuando “el asalto” ocurrió, muchos, y entre ellos un montón de eminentes feministas, se levantaron disparados de sus asientos para señalar la persecución y el maltrato de que son objeto las mujeres, lo que les sirvió para captar atención -y fondos- y exhibirse profusamente en los medios.
Brindaron ruedas de prensa acentuando el ataque y se apiñaron en torno a una causa que elaboraron, juzgaron y condenaron rápidamente y al unísono. ¡Hasta embajadores/as se apuntaron al evento!. El tal funcionario brindó entrevistas difundidas en radio, prensa y TV, donde se proyectó lacerado, gemebundo y compungido. Días más tarde, presentaban una elaborada teoría que perseguía, condenada y terminaba por encerrar al malvado hombre que meses después quedó en libertad porque parece que la cosa no fue como todos -y todas- dieron por hecho, antes, por supuesto, de que la versión cambiara sustancialmente. ¡Y lo dijo la CICIG!, a la que quisieron separar de las pesquisas.
Para toda esa parafernalia, se gastaron fondos públicos, se privó de libertad a una persona y se “resolvió” el caso, antes de investigarlo. La declaración expedita de la agredida y la presión de todos esos -y esas- miembros de la “mafia de los de la buena voluntad” sirvió para que el aparato mediático y corporativo, con contribución de algunos/as articulistas, se pusiera en marcha y elaborara la correspondiente teoría, independientemente de que fuera la correcta. ¿Acaso eso era importante?.
Ocurre así a diario. Un grupo de “damas y caballeros”, únicos integrantes de sus propias ONG,s, dan declaraciones en los medios y crean opinión pública en nombre de una sociedad civil que para nada representan. Sobreviven en un mundo donde parece que casi todo vale, incluidos sus mezquinos intereses. ¿Cuántas historias interesadas, como esta, se habrán fabricado y conducido a la hoguera a otras tantas personas?. Posiblemente más de las debidas.
Sin embargo, no he leído una sola nota de disculpa, admisión de error ni cambio de postura inicial. La soberbia -o el olvido, que estoy benévolo- es también compañera de viaje de ellos -y ellas-, insignes militantes de ONG,s, que únicamente conciben el fin último para el que existen. Ni siquiera se retractó aquel burócrata que teóricamente vela por nuestros derechos y que, cuando se equivoca, debería salir a la palestra y gimotear nuevamente, pero esta vez sonrojado.
Todo forma parte del poder difuso, mitad oenegista y mitad oficial, cargado de ponzoña que termina por invadir nuestra vida, generar opinión interesada y endilgarla como si fuera nuestra. Revelémonoslo contra esos fabricantes de conjeturas antes que nos incluyan en algún prefabricado caso y acabemos señalados, en prisión o en algún otro sitio peor.
¿Quién pedirá perdón ahora?: ¡nadie, por supuesto!. Ni siquiera la noticia ha tenido trascendencia en prensa, al menos equiparable a la que tuvo el escándalo. Somos una sociedad hipócrita, porque mojigato es nuestro comportamiento o al menos el de algunos -y algunas- que creen pueden seguir diciendo sandeces, comprometiendo a muchos y echándoles la culpa “a los de siempre”. Si los contamos (intente hacerlo), no son más de treinta pero presionan y se manifiestan continuamente, vetan a quienes no les gustan, imponen sus particulares intereses y promueven arbitrariamente lo que luego venden como opinión mayoritaria. Lo peor de todo: quienes apuntalan esos argumentos interesados y amañados porque son incapaces de alzar su propia voz. ¿Cobardes o conformistas?. Da igual, promueven idéntico efecto y permiten que todo esto ocurra impunemente.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Parole, parole,.....

Pretende el gobernante, al decretar el Estado de Calamidad, enfrentar lo que sutil e interesadamente se ha denominado “desnutrición crónica”. La situación extraordinaria puede servir para dar menos explicaciones de dudosas adquisiciones y utilizar ayuda internacional arbitrariamente, además de poner silencio en algunas bocas, pero no pan.
Comenzaron pregonando transparencia, pero el cristal se opacó. Por el contrario, cada vez abogan más por quitar los candados del presupuesto, transferir fondos no importa de qué Ministerio al sancocho de Cohesión Social o generar más deuda y la “hambruna” les sirve para ese propósito que sigue siendo disponer de la mayor cantidad de dinero posible sin tener que dar cuenta a nadie ni siquiera entre ellos.
Recoge la prensa dos afirmaciones del Presidente un tanto baladíes y preocupantes. En la primera, dice que esto de la desnutrición crónica es un problema estructural. Para justificarlo no se remonta, como es costumbre, a la Colonia pero poco le falta. Sin embargo, no explica por qué no acometió un plan desde que llego al gobierno o, si es que lo hubo, cual es la razón del estrepitoso fracaso año y medio más tarde y después de “solo” diez años para planearlo. En la segunda, afirma que no se va a detener en tecnicismos y que “una sola vida tiene un valor incalculable”. Tampoco aclara si se refiere a la vida del que pasa hambre o no, porque desde hace años tenemos más de 17 muertos diarios y hasta la fecha la medida más inteligente ha consistido en orar, lanzar bendiciones y nombrar a ineficientes, cuando no delincuentes, funcionarios policiales. Todo eso es pura demagogia discusiva que no conduce a ninguna parte si bien evidencia los nulos planes del Gobierno salvo que no sea, insisto, manejar caprichosamente la mayor cantidad de fondos públicos.
Si la prioridad fueran los muertos ya se deberían haber tomado algunas medidas coherentes en el ámbito de la seguridad para reducir esas cifras que dice ignorar o no recordar porque le pasan gráficos y estadísticas de grandes números. Le informo, para que no lo olvide, que siguen creciendo los homicidios y ninguno de sus ministros y jefes de policía ha servido para frenar, ni para mantener congelada, la altísima cifra que nos sitúa como un país no solo violento, sino políticamente desastroso y carente de voluntad, por mucho que le quiera endilgar la culpa a otros.
Ustedes adolecen de cualquier política pública, salvo la fiscal y recaudatoria, por eso surgen todos los días problemas en cualquiera de las áreas de gobierno: salud, medioambiente, seguridad, defensa, educación, agricultura y otras. La prensa despacha constantemente preocupantes noticias y el Congreso evidencia, con sus interpelaciones, la falta de conocimiento, ideas, planes y gestión de los titulares de las respectivas carteras. El último, el de salud, salió literalmente corriendo: mal ministro pero buen fondista. Hay una razón: todos obedecen a la “voz de su amo” que usted, mejor que nadie, sabe quién es. Pero como la dirección no es lo que aparenta, los ministros se dedican a pasar sin pena ni gloria y no tienen los bemoles de dar un puñetazo en la mesa y denunciar lo que ocurre, prefiriendo permanecer impertérritos en el puesto sin enfrentar a quien de verdad manda. La ex ministra de educación lo ha dejado claro para quienes han querido entender.
Es lamentable oír que le conmueven los muertos y que uno solo merecería toda la atención. Desde que hizo esa declaración ya han superado los 100. ¿Qué independencia estamos celebrando, y de quién?.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Iluminados

En pocos años, la actual crisis hondureña será motivo de tesis sociológicas y políticas que evidenciarán el verdadero alcance de todo este sumatorio de acontecimientos que se vienen produciendo desde hace unos meses y que todavía dará mucho que hablar.
La teoría que ahora predomina, y es difundida por quienes se autodenominan demócratas pero que usan la palabra como la ropa interior, es que no hay que respetar los resultados electorales que salgan del proceso que ocurrirá en pocos meses. La razón es no validar las elecciones que surjan de un gobierno que denominan de facto. Don Álvaro coquetea con la idea de apoyar esa iniciativa, o al menos así lo ha recogido la prensa, ahora que es bueno afinar para que no demanden, persigan y amedrenten con todo el aparato del estado, tal y como lo hacen con Marta Yolanda. Por si fuera poco, los mismos “demócratas” abogan, y apoyaron en su momento al igual que el Presidente, el bloqueo económico a Honduras, para joder a nacionales y hondureños y no vengan a dar lecciones a quienes más saben de todo eso. Así empobrecen todo mucho más y les da cuerda para seguir.
Con ese derroche intelectual solo queda pensar que la sequia ha generado un proceso de diarrea mental difícil de contener en quienes apoyan esas y otras similares medidas. De seguir profundizando, es posible que terminemos por desconocer la democracia chilena, la española o incluso la guatemalteca. ¿Acaso se nos olvida que la constitución del 85 es implementada por un gobierno de facto?. También se presenta un panorama oscuro para Cuba porque: ¿cómo aceptar el resultado electoral que salga de un régimen criminal y corrupto como ese?. Y, si seguimos en la misma majadera línea de reflexión, lo mejor es que ignoremos todas las democracias del mundo porque la mayoría provienen de regímenes de facto de verdad y no como el de Honduras que, por cierto, no reúne esas características.
De la misma manera quieren bloquear la ayuda internacional, los préstamos y el comercio con el país centroamericano que es exactamente lo que vienen criticando que hacen los norteamericanos con Cuba desde hace años. ¿En qué quedamos partida de incoherentes?. Por un lado, se intenta condecorar, sin éxito por cierto, al barbudo y por el otro, se cierra la frontera con el vecino, porque es un gobierno de facto. ¡Genial chaval!, que diría Sabina.
Se les ha visto el plumero a todos -y todas- los que son invitados y becados anualmente a la isla a ver las maravillas de la revolución o a estudiar maestrías y doctorados irrelevantes por venir de donde vienen. Están comprados y les faltan los huevos que les sobra a los hondureños, para tomar partida con coherencia y responsabilidad en su futuro. Prefieren seguir viviendo del fisco, propio o ajeno, y de las ayudas que les otorgan esos dictadorzuelos, sus representantes y otros disfrazados de “comunidad internacional con altos índices de democracia” que quieren experimentar aquí lo que en sus respectivos países es inviable y generaría tal reacción que probablemente no durasen las propuestas y sus autores más de un día.
De seguir el ritmo de disparates avanzando como va, es posible que tengamos que organizar un movimiento, o mejor una su ONG, para desconocer a todas la democracias que vinieron de dictaduras con su general al frente y, de esa forma, terminamos por hacer un mundo uniforme y socialista, al mejor estilo del chavismo que avanza, desconoce alcaldes, expropia, intervine prensa, vocifera y desprecia a medio mundo que estúpidamente sonríe mientras le soplan el cuello y ocurre lo inevitable.