Hablando de majaderías, es necesario evocar el discurso presidencial en la ONU, donde mintió más que habló
¡Vaya con la semana pasada! Difícil hacer coincidir tantas barbaridades, despropósitos, chaladuras o estupideces en tan corto espacio de tiempo. La primera, para que el Presidente pudiera decir algo en el foro de NN.UU, fue la promulgación del Acuerdo Gubernativo que prohíbe los plásticos de un solo uso. Es una soberana estupidez impedir utilizar pajillas o bolsas del super sin actuar primero sobre el humo que emiten las camionetas, los basureros al aire libre o el manejo de residuos sólidos. En lugar de obligar a la municipalidades -cómplices de esta situación- a que tomen severas medidas, decidieron emitir una fútil norma que seguramente será incumplida y olvidada en el corto plazo ¿Por qué no lo hizo durante el primer año de su gobierno?
Hablando de majaderías, es necesario evocar el discurso presidencial en la ONU, donde mintió más que habló. Eso de que se ha aumentado a 193 los días de escolaridad, incrementado la calidad educativa, fortalecido la transparencia gubernamental y la buena gobernanza, se van a reforestar 1.2 millones de hectáreas para 2032 -cuando para esa fecha, con suerte, será abuelo pensionista del IGSS- o se cuadriplicó la inversión diaria para alimentación escolar, es una ficción o describe otro país, además no lo cree ni quien se lo escribió, mucho menos aquellos que vivimos una realidad absolutamente distinta y diametralmente opuesta. Eso si: seguramente prestaron atención a su arenga las delegaciones de Salchichonia, Lobaronia, los Verdes o los Colorados.
No contentos con lo anterior -o para competir con las chaladuras descritas, el Congreso se despachó en una sentada dos normas impresentables. Una, exonera a quienes no hayan pagado impuestos en el sector agropecuario y les crea un marco de privilegios impositivos. Otra, conforma una comisión de investigación sobre las actividades de la CICIG. La primera, teniendo en cuenta que hay como 50 diputados ganaderos o asociados/financiados por ellos, era de esperar. Aducen los del sector agropecuario que “nos le da el negocio”, aunque siguen en él. Recordémosle que tampoco es rentable, por ejemplo, la fabricación de vehículos, de computadoras, la exportación de dátiles, y lo que se hace es importar esos productos porque otros lo hacen mejor y son más competitivos. Pura teoría económica que ignoran mientras nos trasladan los costos de su ineficiencia. Si en Guatemala no se puede producir carne en las condiciones impositivas existentes, solo quedan dos soluciones racionales, igualitarias y ajustadas a derecho: importar el producto o bajar los impuestos para todos, porque el resto estamos en idéntica situación ¡No jodamos a estas alturas con teorías mercantilistas ni asustemos con desempleo!
Con la comisión investigadora, puedo estar de acuerdo ya que toda averiguación que permita transparentar es bienvenida. Lo que no es de recibo, es que lo haga este Congreso con más de un tercio de diputados señalados, investigados, procesados, huidos y hasta condenados por homicidio, además de un alto número de cómplices que encubren al resto con su silencio. Un montón de sinvergüenzas, canallas o delincuentes investigarán a la Comisión que los puso en evidencia o los acusó ¿Puede encontrar algo más kafkiano o tortrix?
Mientras, dos nuevos derrumbes en el libramiento de Chimaltenango cierran la carretera y parece que ni el Presidente ni el Congreso toman acciones. Y es que la República de los Cocos -conocida por el cine- parece ser una realidad en la geográfica centroamericana. Los de aquí superaron al maestro y destronaron a “Su Excelencia” -Cantinflas- aunque es necesario decir, en su descargo, que aquel era consciente de que actuaba en un mundo ficticio, de chiste y broma, no como estos otros.