Aplaudimos a quienes nos frenan y endulzan con millones de dólares y condenamos a los que usan la fuerza pública o tratados condicionantes
Curioso, pero desgastante, resulta escuchar opiniones en medios y redes sociales sobre la tan nombrada “fuerza de tarea anticorrupción” que supuestamente EE.UU. activará en Centroamérica, así como de las presumibles acciones que emprendería. Me atrevo a apostar -y quizá no pierda- que la mayoría de los opinantes no se han leído -ni saben que existe- la Interim National Security Strategic Guidance -marzo 2021-, guía que recoge la visión del presidente Biden sobre cómo EE.UU. se relacionará con el mundo, y que brinda a los distintos departamentos y agencias la orientación para alinear sus acciones. De haberla ojeado es posible que entendieran la finalidad -el estratégico para qué- más importante que las acciones que se podrán adoptar -el operativo cómo-.
En la introducción del documento, Mr. Biden señala, entres otras cosas y en inglés, lo siguiente: “Cuando invertimos en el desarrollo económico de los países, creamos nuevos mercados para nuestros productos y reducimos la probabilidad de inestabilidad, violencia y migraciones masivas. Cuando fortalecemos los sistemas de salud en todo el mundo, reducimos el riesgo de pandemias futuras que pueden amenazar a nuestra gente y nuestra economía.” Is it clear! El objetivo de invertir dinero -cooperación- es crear mercados útiles -para ellos- y reducir las migraciones masivas que les afectan. En ningún lugar de las dos páginas de la introducción, que son las que firma el presidente, se habla de corrupción.
Más adelante, en el apartado “Nuestras prioridades de seguridad nacional”, incluye una única cita a Centroamérica para referirse a la asistencia con USD 4,000 millones -durante 4 años- “y tomar otras medidas para abordar las causas fundamentales de la inseguridad humana y la migración irregular…”, orígenes que, según Biden, son la pobreza, la violencia criminal y la corrupción, agravadas por la pandemia.
Por tanto, únicamente hay que enlazar las ideas plasmadas en el texto citado para comprender que invertirán su dinero en distintas áreas y proyectos con el fin de controlar, reducir y evitar lo que consideran un problemas de seguridad nacional: la migración masiva.
Mr. Biden hará -más inteligente y socialmente aceptado- lo mismo que hizo Mr. Trump, y han hecho el resto de los presidentes norteamericanos: frenar la migración masiva porque la consideran un problema de seguridad nacional. Sin embargo, algunos gustan más de la zanahoria -ayuda económica- que del palo -muro y border patrol- aunque el objetivo sea el mismo. Aplaudimos a quienes nos frenan y endulzan con millones de dólares y condenamos a los que usan la fuerza pública o tratados condicionantes, como muestra el envío de la guardia nacional mexicana a la frontera guatemalteca a cambio de vacunas contra la pandemia.
El discurso indirecto y sibilino -más demócrata que republicano- hace inferir que nos ayudarán a combatir la corrupción, lo que pone felices a quienes se reúnen periódicamente en la embajada USA a medrar, buscar fondos o hacer lobby. Parecen no entender -o quizá si lo hacen, pero lo callan- que la política exterior norteamericana responde a la política interna, es realista y, como especifíca el documento citado, pretende ampliar sus mercados y cortar la migración, aunque ciertos personajes quieran convencer de otras cosas que repiten sin cesar. En pocos años veremos lo mismo de siempre. Si de verdad la corrupción fuera el objetivo principal, deberían extraditar a Baldizón, Archila, Marroquín, etc., detener a la esposa de Angel González, no dar refugio a Mallory Chacon o haber procesado y no devuelto a México al general Cienfuegos. En todo caso, quienes prefieran seguir su lucha ideológica o no leer y dejarse convencer, también están en su derecho.