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lunes, 30 de octubre de 2023

Valores, intereses, hipocresía

No terminan de entender, esos tibios y acomodados liderazgos y ciudadanos, que las dictaduras existen porque las democracias lo permiten.

Las personalidades humanas, sin ánimo de parecer simplista, se pueden reducir a tres: los que no hacen nada, quienes se definen con claridad y luchan por ello, y los tibios, que bíblicamente son vomitados. Hay que reconocer que estos últimos, al pasar desapercibidos porque no crean problemas, suelen tener mayor éxito en el corto plazo. Sin embargo, quienes adoptan posturas claras y definen valores y principios -de una manera contundente- son afectados por esa mediocridad que prefiere vivir en un mundo indeterminado, gris, indefinido, antes que tener que asumir la responsabilidad de tomar una definida posición política, ideológica, económica o personal. Esas tres castas se pueden observar en el trabajo, en el vecindario y en la sociedad, porque forman parte de las personas que nos rodean. 

Me incluyo en quienes defienden principios. Admito que no todos los acepten como suyos, pero me preocupo a diario de consolidarlos racionalmente. No son de mi agrado quienes con su benignidad son capaces de estar “en misa y repicando”, y de aceptar cualquier cosa en función de la conveniencia del momento, que no de la razón ni mucho menos de valores, de los que prefiero seguir hablando.

En las últimas encuestas de popularidad entre los presidentes latinoamericanos sorprende cómo Bukele tiene cerca del 90% y Ortega un 33%. La interpretación numérica es que uno de cada tres ciudadanos nicaragüense aplaude la dictadura de la pareja presidencial, y que en El Salvador, nueve de cada diez admiten felizmente el autoritarismo y las ilegalidades que lleva a cabo su Presidente. Seguramente -ese dato falta- otros resultados se reflejarían si les preguntasen a esos ciudadanos si apoyan la democracia o un régimen autoritario, y se podría ver -intuyo- la contradicción o el acomodamiento. Los principios y valores de la democracia no cuadran con la aceptación de dictadores y autoritarios, así que se puede concluir que hay demasiados votantes amarrados a la coyuntura -no a principios- o más despóticos de lo que ellos mismos creen.

De otro lado vemos cómo altas autoridades norteamericanas -Biden- pactan con Maduro y Cuba o visitan y se fotografían plácidamente con Bukele -Nichols-, ignorando el rumbo no democrático de esos países, pero reflejando tácitamente que la hipocresía política está por encima de la ética, algo que Maquiavelo dejó claro hace siglos. El fin termina por justificar los medios, y se le sonríe al dictador, mientras se “defienden” discursos democráticos. No terminan de entender, esos tibios y acomodados liderazgos políticos, que las dictaduras existen porque las democracias lo permiten. 

Se ha perdido el concepto mínimo de democracia y la imperante hipocresía ha desplazado el centro de la racionalidad más básica. La tibieza, quizá producto de la amenaza de la cancelación y de la necesidad de ser incluido en el grupo mayoritario de blanduchos políticamente correctos, comienza a formar parte del ADN de muchos ciudadanos por el mundo. Cada vez es más difícil encontrar personas integras con capacidad de defender, sin importar el costo, valores universales, no ya en democracia, sino en otras postura de vida. Se acepta el aborto -auténtico crimen de lesa humanidad- porque la moda apunta en esa dirección; se callan ciertas cosas para evitar “enfrentamiento innecesarios”, aunque sin valorar el costo de la irresponsabilidad; se insulta y difama con la alegría de la impunidad en un mundo en el que todo comienza a valer. Pero un día, normas, dictadores y postulados afectarán a los apáticos, aunque será muy tarde porque todo estará relativizado, y perdido. 

A falta de bemoles, parece que solo queda aceptar complacientemente la humillación, el abuso o la cancelación. Pues bien, yo me niego.

lunes, 23 de octubre de 2023

Duelo de titanes y colosos en la sombra

La realidad apunta al Congreso, donde un grupo de diputados controlan la dinámica nacional y ejercen el control

Siento que no sobrepasamos la capa superficial de la crisis que padecemos. Culpamos al Presidente, a la Fiscal General, a diferentes Cortes, a grupos indígenas, al sector privado y a colectivos que protestan, manifiestan, bloquean o desconocen reclamos populares. Se desgañitan y reprochan los unos a los otros, sin que nada suceda, y es porque no se apunta al verdadero blanco, a los gestores del problema, más allá de los citados quienes pueden ser “víctimas” o herramientas de una sórdida pugna de mayor calado.
De un lado, un núcleo binacional anclado al Departamento de Estado -no a todo el Departamento, más preocupado por la crisis en Gaza- sino a quienes se focalizan en la región, que desde “X” generan dinámicas reproducidas y amplificadas con este ardor localista que nos sitúa en el centro del mundo. No recuerdo antes a catorce exembajadores y altos cargos de la administración exterior norteamericana avalar un comunicado difundido por CNN y reclamar acciones puntuales para un país, ni siquiera contra la dictadura nicaragüense, venezolana o el intento de perpetuarse en el poder de Bukele ¿Por qué lo hacen para Guatemala, y qué significado tiene? Evidentemente “parte” de Washington lanza un órdago frente a la posibilidad de perder el único bastión geopolítico en Centroamérica, y el control de poderes: narcotráfico, crimen organizado, migración y China, aunque con reclamos mal dirigidos que emplean formas, también equivocadas, y proyectadas por grupos específicos -allá y acá- en medios y redes.
El poder verdadero -que nos tiene patas arriba- no es la tozudez de la Fiscal General, el silencio cómplice presidencial, la relativa pasividad de las Cortes ni los señalados integrantes del sector empresarial. La realidad apunta al Congreso, donde un grupo de diputados controlan la dinámica nacional y ejercen el control, financiados por el narcotráfico, el crimen organizado y la corrupción, sin saber quién aporta más al cuchubal. Los actores institucionales serán relevados a partir del 2026 -algunos antes- pero los legisladores seguirán nombrando jueces y magistrados, cambiarán marcos normativos estratégicos o decidirán si dan posesión a ciertos cargos o los desaforarán. Personajes oscuros y en la sombra -no todos detectados y uno nada visible- que han sido los verdaderos operadores políticos de este y del pasado gobierno, y que se erigen como los que pueden condicionar seriamente al venidero, empedrando el camino difícil que le tocará tanto a Arévalo como a los diputados de Semilla, y a sus posibles socios.
A esos parlamentarios -reelectos por la democracia que tenemos- les importa un soberano pepino los reclamos porque ya están incluidos en varias listas de los USA, y únicamente les afectaría algo más contundente, aunque al estar entre la espada y la pared, no creo que sean fáciles de disuadir. Una confrontación social se lleva a cabo contra varios “prisioneros de sus ambiciones” que quizá nos sean “libres” de tomar decisiones autónomas, frente a la amenaza de ser perjudicados a futuro, y les es más costoso dar marcha atrás que seguir adelante.
La estrategia -dicotómica y confrontativa- está mal planteada, y la lucha por controlar el país es clara. Sacar a las mafias debe reconducirse con diferentes alternativas, y por otra vía menos costosa para el ciudadano medio y más contundente para quienes operan desde los bajos fondos, que además no son difíciles de buscar porque se identifican muy fácilmente en la cueva de la corruptela del Congreso. 
Sin embargo, doctores tiene la iglesias y organismos de inteligencia y estratégicos los USA, así que mejor abstenerse de proponer ideas o dar lecciones. Mientras tanto, sigamos viendo la última temporada y los nuevos capítulos de esta trágica serie distractora.



lunes, 16 de octubre de 2023

De aquellos vientos, estas tempestades

La Fiscal General es la autoridad más protegida del país, porque la ley no se hizo buscando un interés general 

En febrero de 2016, con nuevo gobierno y recién iniciada la legislatura, se modificó el artículo 14 de la ley del Ministerio Público (MP), en el sentido de que la Fiscal General no puede ser cesada salvo que “cometa delito doloso y haya sentencia debidamente ejecutoriada”, aprobación enormemente mayoritaria que realizaron los diputados -con presión de CICIG- para impedir que el nuevo Presidente pudiera cesar a la titular de entonces. Desde la tribuna del Legislativo, Iván Velázquez y Thelma Aldana aplaudieron lo que significaba un absoluto blindaje para ella. Un despropósito promovido por los diputados de LIDER y UNE -que eran lo mismo-, el Presidente del Congreso -Mario Taracena-, también de la UNE, y con la Corte de Constitucionalidad presidida por Gloria Porras, designada por el gobierno de la UNE y reelecta ese año por la mayoría de la UNE en el Congreso ¡Si no entendió la trama reléase el párrafo!

Se protegía a la Fiscal General sin opciones reales para cesarla, pensando, quizá, que su cargo sería eterno y siempre favorable al grupo dominante del momento, lo que cerró puertas ahora imposibles de abrir. Se sabía perfectamente lo que se hacía, y el silencio cómplice de muchos -incluidos medios de comunicación, abogados constitucionalistas y opinadores diversos que ahora se rasgan las vestiduras- nos lleva a este 2023 con un nudo imposible de deshacer. Y es que antes, ahogado en gritos de constante algarabía, el sistema cómplice -impuesto por quienes se agrupaban en torno a la CICIG- permitió ese silencio y opinión publicada políticamente correcta que actualmente crispa a muchos, ellos incluidos.

La Fiscal General es la autoridad más protegida del país, porque la ley no se hizo buscando un interés general ni prevaleciendo principios de Derecho -el cese se podría haber puesto difícil, no imposible- pero el dirigismo del momento anuló cualquier opinión contraria. Hoy nos quejamos, protestamos, y se solicita la dimisión de la Fiscal General por los mismos sectores que entonces debieron protestar, manifestarse y pedir que no se aprobara algo absolutamente autoritario, pero no ocurrió. Vivíamos la euforia de un MP que salía a condenar en ruedas de prensa, antes de hacerlo en tribunales, y aquella borrachera de entusiasmo nos trae esta resaca de frustración. Otro reflejo de la incoherencia nacional y de la costumbre de atender la coyuntura del momento en vez de la estrategia, siempre de largo plazo.

No aprendemos de casi nada. Sorteamos cada día sin pensar en el futuro, y nos luce mal, porque ya transcurrieron más de 500 años de Conquista y 200 de Independencia. Persiste la lucha de clases, de sectores, de ideologías…, de todo, que polariza el país entre los tuyos y los míos; mi razón o la tuya; yo y el otro, y nos vamos destruyendo y ahogando con la boca llena de justicia, democracia, derechos humanos…, pero sin entender realmente que significa cada cosa, salvo la definición predominante en ese instante, y que suele ser elaborada por otros, porque muy pocos son capaces de sustentarla con referencias históricas, políticas, jurídicas o filosóficas.

Atorados nuevamente en un instante de la Historia, demostramos ser muy buenos para jodernos los unos a los otros, bloquearnos, insultarnos, descalificarnos, agredirnos o incluso matarnos, tal y como demostramos por casi cuatro décadas ¿Acaso no estamos hechos para vivir en sociedad? ¿Huimos de la famosa frase aristotélica sobre la sociabilidad? La respuesta es compleja, pero me parece que nos acostumbramos tanto a los dictadores -o quizá nos parecemos- que no podemos vivir sin ellos y necesitamos ser tutelados permanente porque seguimos sin alcanzar la mayoría de edad ¿Qué triste, no?

lunes, 9 de octubre de 2023

Algunos se equivocan por temor a equivocarse

Semilla no tiene representación popular mayoritaria -error presentarlo así-, sino que Arévalo dispone de una mayoría relativa

Los errores políticos son más fáciles de amortiguar cuando se tiene mayoría significativa de apoyo ciudadano, y más complicados de absorber cuando se está en precariedad.

En esta situación convulsa el Presidente electo ha cometido algunos, fáciles de evidenciar y con grave incidencia en la dinámica político-social del momento, lo que repercute en pérdida de confianza. El primero fue asistir a la reunión de Grupo de Puebla, consorcio de personajes de marcada izquierda latinoamericana. El segundo -interpretando un tuit de Luis von Ahn- viajar a Washington en avión pagado por el empresario guatemalteco residente en los USA, y lo coloca en el punto de mira de quienes siempre han criticado el uso de medios “donados” por empresarios, aunque en este caso hay un sospechoso o cómplice silencio mediático. Otro ha sido alentar, promover y aplaudir la protestas, pero sobre todo los bloqueos que se han transformado en espacios violentos de reivindicaciones politizadas: lucha de clases sociales, indigenismo, pobreza, desigualdad y cuestiones muy alejada de la solicitud de dimisión de la Fiscal General, que era el origen. El cuarto, promover, desde los USA y con apoyo oficial de políticos de aquel país, ataques velados a sectores empresariales, mensaje que, a pesar de las declaraciones de todos ellos, sigue siendo un arma arrojadiza por parte de algunas autoridades norteamericanas y ruidosos personajes afines a esa política falaz e insidiosa. El último, la propuesta del partido Semilla -incluido el Presidente electo- de un proyecto de ley para apoyar a desplazados internos, cuyo artículo 30 contempla la desjudicialización de casos que impliquen a personas denunciadas por ocupación de propiedades, es decir a los invasores de fincas y propiedad privada.

Hay una equivocada percepción del poder real con el que cuenta el gobierno electo, al tomar la parte por el todo, sin que corresponda a la realidad, lo que ha podido generar un falso triunfalismo o, como vulgarmente se dice, un “atracón de poder”. Todos los partidos políticos tienen su ala radical, y de momento Semilla refleja más esa postura que la moderada, dialogante y equilibrada del binomio presidencial electo, y eso tiene su costo político que puede afectar gravemente al partido. 

Semilla cuenta con una veintena de diputados -14.4%-, fuerza que los ciudadanos libre y democráticamente le otorgaron en las pasadas elecciones generales, al igual que únicamente con dos alcaldes. El binomio presidencial ganó por dos factores concurrente: la alternativa -Sandra Torres- y la oferta de luchar contra la corrupción, gran valor agregado del Presidente electo. Semilla no tiene representación popular mayoritaria -error presentarlo así-, sino que Arévalo dispone de una mayoría relativa -por el porcentaje del total- fundamentalmente para combatir la corrupción. 

Por lo tanto, la carencia de una amplia mayoría contrasta con los errores cometidos que no serían tales si realmente contasen con ese voto ciudadano mayoritario que les fue negado en el Congreso: representante de la soberanía nacional, aunque no en la Presidencia, representación de la unidad nacional, dos conceptos distintos que se confunden y alteran. Quizá sea por eso por lo que no se llevan las actuales reivindicaciones al Congreso -donde debería abordarse la discusión- sino que se prefiere hacer en las calles, donde el ruido no siempre se corresponde con la correlación de fuerzas votadas libremente en la urnas hace apenas tres meses. Si a eso sumamos que los tradiciones partidos políticos de izquierda: URNG-MPL (CODECA)-WINAQ serán anulados por no tener representación o apenas cuenta con uno o dos diputados, se puede entender la deriva temática hacía la lucha ideologizada que complica la realidad de la confrontación contra la corrupción y genera desconfianza y suspicacias que deben de transparentarse.

lunes, 2 de octubre de 2023

¿Nos engaña nuestro juicio?

Parto de la tesis de que los resultados del proceso electoral no tienen marcha atrás. No es posible cambiarlos ni muchos menos modificarlos

Pensar fuera del huacal, de la caja o de lo normal, son expresiones que señalan formas de razonar que no siguen pautas tradicionales o mediáticamente posicionadas, que, además, suelen ser mayoritariamente aceptas, a veces impuestas y generalmente  únicas. No se trata solamente de elucubrar sobre supuestos irracionales sin sustento, sino que responde a elaborar escenarios posibles que la mayoría de las personas no atina a describir.

Parto de la tesis de que los resultados del proceso electoral no tienen marcha atrás. No es posible cambiarlos ni muchos menos modificarlos, así que una lucha frontal contra lo que la ciudadanía decidió libre y voluntariamente, no pasa de estrellarse contra un sólido muro. Por lo tanto, hay que preguntarse la razón por la que el MP ha allanado diferentes sedes en las que el TSE guarda información. La opinión casi unánime  -y mediáticamente posicionada- es que intentan bajarse la candidatura del Presidente electo y/o de los diputados de Semilla, o que pretenden erosionar el proceso electoral e intimidar, hipótesis probables, pero no únicas. O los del MP son muy inútiles y contumaces o pueden andar buscando cosas diferentes a lo que se piensa.

Partamos de quienes serían los afectados con una administración del señor Arévalo. La respuesta es simple: los mafiosos que controlan las aduanas -sindicatos y otros grupos-, aquellos que viven de las coimas en la construcción de infraestructura, diputados que no podrán hacer marranadas con obras incluidas en el presupuesto, ni contar con plazas fantasmas que engrosan sus salarios, y otras “bellezas” similares en los ministerios de Salud y Educación donde depredan dinero públicos, además de los fondos asignados a ciertas ONGs o a testaferros políticos. Ellos, y nadie más, están en una feroz lucha porque una nueva administración cortaría, sin duda, esos lazos criminales que han hundido el país por años, además de los pagos del narcotráfico y del crimen organizado por liberar rutas terrestres o hacerse los sordos respecto de la aéreas y marítimas ¿Qué pueden hacer todos ellos?, pues oponerse a que Semilla llegue al poder. No encuentro mucha discusión en ese debate.

Como el conteo de votos es -insisto- irreversible y los resultados incuestionables, buscan otras cosas, sin mostrar siquiera la punta del iceberg. Recordemos que pocos días antes de las elecciones The New Yok Times público que una magistrada del TSE había confesado, en dependencias de la embajada norteamericana, cómo sus colegas recibían mensualmente una grosera cantidad de dinero del Ejecutivo. No hubo nombres para confirmar esos hechos y la magistrada lo desmintió, pero desde ese día el TSE cambió absolutamente de actitud y pasaron a ser los héroes de una narrativa de villanos que venían siendo durante el proceso de inscripción de candidatos. Pensando fuera del guacal, y escuchando malas lenguas que hablan fuera de la caja, parece confirmarse, y se puede deducir que igual pudo haber otros pagos para inscribir a ciertos candidatos, a pesar de que tenían diversos problemas, desde condenas por narcotráfico, hasta causas judiciales pendiente. 

¿Qué ocurriría si el MP descubre que realmente se hicieron esos u otros pagos? ¿Evidenciaría un proceso electoral, correcto en los resultados y puestos electos, pero con una corrupción inicial difícil de eludir? ¿Cuál sería el escenario final de una hipótesis como la descrita? 

Hay muchas preguntas por responder, pero también una inusual insistencia en la versión predominante y adaptada a una realidad publicada. Eso mismo paso en MINUGUA con la versión única e indiscutible del asesinato del obispo Gerardi, y  Kennedy murió como oficialmente se determinó, y parece que no hay forma de cambiarlo, aunque todo huela un poco extraño.