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lunes, 25 de marzo de 2024

Por el hilo se saca el ovillo

Vivimos en un mundo irreal en el que otros determinan la agenda política, aunque mientras sea con “dulzura” y vaselina somos capaces de cerrar los ojos a ciertas realidades

La suspensión sorpresiva de la reunión de jefes de bloque en el Congreso, por parte del presidente de su junta directiva -algo consensuado con anterioridad-, y la convocatoria con apenas tres horas de anticipación de una reunión para la discusión de la ley de competencia -lo que no es nada usual-, dejan entrever problemas que apuntan a la raíz del asunto.
SEMILLA es visiblemente un partido que tiene escaso poder en el Congreso -menor cada día-, y que el referente que constituyó después de las elecciones, se ha ido decantando en pro de quienes realmente consolidan, conforman y reconstruyen la supremacía en aquella cámara: los disidentes de la UNE, además de los aliados habituales de VALOR, VAMOS y TODOS, así como otros diputados rentistas. El vacío discursivo de la Semana Santa servirá seguramente para que, a la vuelta, veamos la realidad que algunos no quisieron ver -u ocultaron- a pesar de estar claramente definida en los resultados electorales del pasado año.
La enorme presión por aprobar una ley de competencia pareciera distraer el debate sobre los auténticos problemas nacionales. No es un hecho habitual, y debería de llamar la atención,  que entre los invitados al “debate”, convocado por el diputado Ramos, la mayoría fueran norteamericanos y ocupen cargo como “Director asociado de la Comisión Federal de Comercio de los Estados Unidos”, “Director de la Oficina de Desarrollo Económico de los USA” o “integrante de la sección económica de la embajada” de dicho país. La reunión, además, coincidió con la visita del Secretario de Seguridad Nacional de los USA, Alejandro Mayorkas,  y una semana antes de encuentros presidenciales de alto nivel en Washington. Da la sensación de que el interés desmedido sobre la ley de competencia, enmascara la discusión sobre los temas reales de preocupación norteamericana que figuran entre las preferencias de su electorado: la inmigración y el crimen/violencia, asuntos prioritarios además de otros domésticos relaciones con la economía.
Es impresionante ver cuánto se publicó sobre la presión de la administración Trump para que fuéramos “tercer país seguro”, pero como se obvia la que hace Biden, mucho más contundente y efectivo e igual de insidioso. De hecho, poco o nada habrá leído sobre los Centros de Atención para Personas Migrantes y Refugiadas (CAPMiR) que funcionan en el país y que han sido -y son- objeto de conversaciones tripartitas -USA-Guatemala-México- además de constantes reuniones entre administraciones, razón principal de la venida del Secretario Mayorkas y de las conversación allá entre Arévalo y Kamala Harris.
Vivimos en un mundo irreal en el que otros determinan la agenda política, aunque mientras sea con “dulzura” y vaselina somos capaces de cerrar los ojos a ciertas realidades y creernos cualquier cosa que nos digan. Según un estudio de 2023, Guatemala es el cuarto país del mundo con coeficiente intelectual más bajo, y parecemos demostrarlo orgullosamente en esta dinámica de relaciones internacionales que elegimos padecer.
Seguimos plegados a intereses de otros, quienes manejan la situación y el país a capricho del gestor de turno -republicano o demócrata- y de sus intereses. Independientemente de los gobiernos y políticos que pongamos al frente de las instituciones, no construimos nación porque nos dedicamos a pasear entre las nubes, a ver color de rosa una realidad más bien oscura y a seguir soñando y debatiendo a nivel de kínder político. Parece que la historia no nos ha enseñado nada, pero las experiencias que vivimos continuamente, tampoco. Otros deciden que hacemos y sonreímos en la foto con tal de aparecer en ella, en un acto infantil del que permanente se descojonan, apenas a unos miles de kilómetros hacia el norte.

lunes, 18 de marzo de 2024

La “lógica” con la CC

Los mismos que ahora se quejan de las decisiones de la CC dijeron no hace mucho, y cito literalmente: “Los fallos de la CC se cumplen” o “Desobedecer orden de la CC es un delito"

Que la democracia “no sirve” a la mayoría de los latinos es algo puesto de manifiesto en distintos informes, y en Latinobarometro de forma especial y continuada. De lo que no se habla es que cualquier institución requiere de la observancia de normas para que funcione, y quizá ese pequeño detalle sea muy importante en el corolario inicial.

Las redes sociales permiten opiniones plurales y dispersas, y cada uno expresa la suya. Los más timoratos se suman a la de ciertos impositivos mediáticos, pero la pluralidad de razones representa la riqueza y justifica la existencia de la mayoría de las plataformas virtuales. Sin embargo, se ha construido una especie de jungla de opinadores en la que tienen cabida un sin número de atrevidos y analfabetas que, bajo la tónica del derecho a opinar, pretenden darle validez a su opinión, lo que es muy diferente y distante. Cada cual hace de su relato -o al que se suma- una especie de jurisprudencia que permite confrontar decisiones judiciales solamente porque se dispone de dinero para pagar una red y una conexión a internet, y a veces ni siquiera lo segundo. 

La corte de constitucionalidad ha estado politizada desde su inicio, porque así está orgánicamente estructurada, y lejos de dedicarse a resolver temas constitucionales -como ocurre en otros países- ha asumido la posición de cúspide judicial. Aunque es un “tribunal permanente de jurisdicción privativa, cuya función esencial es la defensa del orden constitucional”, en la práctica se ha convertido en el último eslabón de la cadena de justicia. 

Siempre me he cuestionado -espero que un día sea debate nacional- cuál es la razón democrática, la lógica racional o la justificación de que el colegio de abogados pueda designar a un magistrado en dicha corte, no digamos del que designa la monopólica universidad estatal. No se encuentra justificación posible en ese reducido espacio en el que las neuronas no ingresan, y únicamente se entiende como un reparto de cuotas de poder, lo que invita inmediatamente a asaltar ambas instituciones -como realmente ocurre- por aquellos que desean ejercerlo. Es muy simple, y se sabe, pero se consiente a la vez que se protesta, en espera de tomarlo en algún momento.

Hemos visto cortes que ampararon a Ríos Montt, permitieron o impidieron que Zury Ríos fuera candidata, paralizaron el desarrollo hidroeléctrico del país, suspendieron órdenes presidenciales, intervinieron en el acelerado y manipulado caso de genocidio, prolongaron el periodo de magistrados de la CSJ o detallaron cómo debe hacerse y qué tiene que contener el reglamento que desarrolla el convenio 169, entre otras muchas cosas. En este último cuarto de siglo, la lucha por el poder ha pasado por tener controlada a la CC, sabiendo que allí se decidiría finalmente incluso si podemos participar en los juegos olímpicos con la bandera nacional ¡Si no nos hemos dado cuenta todavía del engendro judicial que tenemos es que nos merecemos todo lo que pase, y posiblemente mucho más!

Los mismos que ahora se quejan de las decisiones de la CC dijeron no hace mucho, y cito literalmente: “Los fallos de la CC se cumplen” o “Desobedecer orden de la CC es un delito”, pero eso era en los tiempos en que la CC estaba integrada por amigos. Ahora que no es así, los calificativos son justamente opuestos.

Lo que hemos construido -y queremos mantener- no se llama sistema de justicia, ¡en absoluto!, más bien responde a la construcción de un sistema de defensa de intereses grupales, ideológicos o de gustos, lo que no tienen cabida en una sociedad democrática y por eso el sistema no nos sirve.


lunes, 11 de marzo de 2024

El pulpo y los cantos de sirena

Dentro del Congreso, el otro Alejos hace lo propio para conformar un grupo de diputados disidentes o perdidos en esta nueva y “diferente” legislatura 

El poder nacional se configura sobre una red -no clara para todos- en la que es necesario controlar determinados nodos. Una especie de tentáculos de pulpo que, al igual que el molusco, son dirigidos desde un centro coordinador.

Si hace un diagrama de quienes nominan a las distintas autoridades/instituciones del sistema de justicia (CC incluida), observará que sometiendo a algunas de ellas puede ir armando el rompecabezas para terminar por controlar a todas. La “más importante” de ese cuadro es la Corte Suprema de Justicia - porque participa en la posterior elección de la CC y del Fiscal General- coincidentemente la que estará en litigio en poco tiempo, cuando se activen las correspondientes -y manipuladas- comisiones de postulación.

Y mientras los malosos tradicionales -conocidos y condenados- siguen dominando la mayoría de los votos de los comisionados, el gobierno se distrae con cantos de sirena, mientras es presionado por grupos que desvían la atención con noticias de problemas domésticos, pero que para nada contribuyen a evitar construir (o destruir) el mafioso sistema nodal.

Fuera del Congreso, ciertas universidades -principalmente la USAC- y el “honorable” Colegio de Abogados y Notarios (CANG), son fundamentales -y casi suficientes- para elegir la CSJ y el TSE, cúspide -teórica- del sistema de justicia y electoral. Una vez elegida la CSJ, desde ahí, y con la colaboración de los citados, se toma la Fiscalía General y la Corte de Constitucionalidad. En ese sencillo esquema, los magistrados de corte, indispensables para la elección de magistrados de la CSJ, se alinean para luego cobrar el precio de su reelección.

Dentro del Congreso, el otro Alejos hace lo propio para conformar un grupo de diputados disidentes o perdidos en esta nueva y “diferente” legislatura y que puedan rentabilizar su cargo, ahora que es más difícil conseguir aquel extraeconómico que generaba ciertas votaciones y las plazas fantasma de que disponían.

En el gobierno, lo urgente -lo único- parecen ser las denuncias contra la fiscalía general, que por falta de sustento -jurídico y financiero- no prosperaran, y ver como campean un escenario que se les presagiaba favorable pero que ha sido el más empedrado de todos los tiempos. O se centran en lo importante o entre Semana Santa y el inicio de la época de lluvias no les va a quedar de otra que lamerse las heridas, al igual que al resto de ciudadanos.

Me da la impresión de que, nuevamente, cada uno jala agua para su molino, y el confuso panorama nacional, además de la cambiante coyuntura, nos distrae y centra la atención en pavadas -llenas de difusión mediática, eso si- en lugar de analizar aquellos puntos del esquema a los que hay que prestar atención.

El diseño institucional ha sido muy estudiado por los mafiosos que no devengan mucho tiempo en ver los resultados finales, sino en analizar el origen de la acción. Mientras el CANG siga teniendo ese poder cuasi absoluto, la USAC nombre a magistrados de la CC y ciertos decanos sean alfiles de sus dueños y señores, aquí no hay nada que hacer más que el paripé cuatrienal al que nos hemos habituado y que, resignadamente, repetimos de forma equivocada para quejarnos luego durante otro periodo de tiempo.

En breve iniciaremos el ciclo en esta administración y surgirán idénticos problemas a los que hemos prestado atención con anterioridad -aunque sin cambiarlos-, y repetiremos los mismos errores: lamentos conocidos, mafias sabias y resultados esperados. Eso sí, nos quejaremos de lo corrompido que está todo, especialmente los políticos, sin advertir que no podemos esperar cambios con idéntica estructura.

Now, you Know!, aunque creo que ya lo sabía.

lunes, 4 de marzo de 2024

La presión como estrategia política

Entre un Presidente sesentón y unos diputados treintañeros falta un amortiguador etario de liderazgo dentro del partido

Habrá observado una avalancha de comentarios de personas, medios, perfiles y organizaciones en los que se presiona permanente e insidiosamente al Presidente para “que actúe” y deje a una lado la “pasividad” de la que se le señala. La opinión publicada, genera dinámicas coordinadas de presión -interna y externa- en el marco de una estrategia para que el mandatario tome una determinada dirección.

La permanencia de la Fiscal General incrementa el riesgo de quienes habían vendido la piel de oso antes de cazarlo. El atore legal al no poder destituirla -producto de un amañando y pérfido plan para proteger a su antecesora- tropieza con las aspiraciones personales y políticas de quienes “tuvieron que salir u optaron por hacerlo”, y que después del subidón optimista tras el proceso electoral, ven trastocadas sus intenciones y esperanzas.

En este país de la eterna primaveral mental, no se quiso entender -a pesar de la capacidad para haberlo hecho- que el partido en el poder fue elegido en segunda vuelta -en la que no era la preferencia, sino la mejor opción entre dos- por un 26% del electorado, pero únicamente lo fue por un 7% en la primera. El resto de los votantes decidieron no querer a ninguno y lo expresaron con un rotundo 15% entre votos blancos y nulos. Ese sencillo cálculo da idea de la aceptación -legitimidad- de las nuevas autoridades, pero la insistente presión externa, la forma de publicar los datos y otras cuestiones no menores -como la lucha contra la corrupción, imperante en la sociedad y no solo en los políticos- terminó por anular el debate y posicionar el mensaje deseado -pero falso- de “victoria total”.

Una mayoría, despreocupada por lo público y el análisis cuantitativo, decidió creer que había ganado mayoritariamente un partido -con apenas dos alcaldes y 23 diputados- lo que unido al efecto ubiquista -en el que se considera que el Presidente todo lo puede- hizo creer que el 15 de enero todo sería diferente ¡Craso error, y ahora pagamos las consecuencias!

Sumemos a lo anterior que entre un Presidente sesentón y unos diputados treintañeros falta un amortiguador etario de liderazgo dentro del partido. El primero, una vez elegido, deja de tener valor por dos razones fundamentales: es el representante de todos los ciudadanos -no del partido- y no es reelegible. Por lo tanto, desde que asumió el cargo la preocupación es quien lo relevará y sustituirá en 2028, que sigue la lógica de poder en política. 

De tal cuenta, sin generación cincuentona ni de cuadragenarios que sirvan de colchón, y ante las opciones sensatez/activismo de los extremos, se genera una pugna razón/emoción que conduce a la situación actual, en la que algunos desearían entrar con una excavadora, y otros, como el mandatario, mucho más reposado, estratégico y con los pies en el suelo, adopta una postura sensata entre lo real y lo posible. La presión que recibe de esos otros sectores, sin embargo, le genera un gran desgaste, y puede terminar por desplazarlo del centro del poder, pero sobre todo de la percepción ciudadana de que avanza a la velocidad posible.

Todo es susceptible de cambio, pero el costo no debe ser superior a lo que se desea modificar, porque se corre el riesgo de caer en una zanja insalvable. Creo que el Presidente actúa en función de lo posible y entiende que lo perfecto es enemigo de lo bueno, pero la inexperiencia de sus “segundos” y el ansia de quienes creen más en la revolución que en la evolución, lo puede anestesiar y hacer que todo termine mucho pero de lo que esperaban.