Toda sociedad tiene los
gobernantes que se merece que son aquellos que se les parece
En este atípico proceso electoral
-entre otras cosas- intentan privatizar, cual herencia familiar, algunos
partidos políticos e incluir en los mismos a candidatos apenas conocidos en su
casa a la hora de comer. Los Arzú, los Lau, los Medrano, los Bac, los Ubico,
los Alonzo o los Cabrera, a través del el FCN, el PAN o TODOS, han decidido que
sus retoños, familiares y allegados, ocupen puestos como diputados, aun siendo
absolutamente pipiolos. Pero, ¿a qué político le interesa la política más que rentabilizar
su puesto? Cuando son cuestionados responden que no es “ilegal” o que nadie quiere
presentarse y no les queda “de otra” que enlistar a amigos, parientes o
“colaboradoras” más cercanas, como eufemísticamente le denominan a sus parejas.
Eso si -¡Dios me libre de no mencionarlo!- con apoyo abrumador y aclamados por las
bases del partido, vayan a pensar maliciosamente que son puestos dedo.
Chequee las listas y verá a un
montón de impúberes e inexpertos dispuestos a vivir de la política nacional; lo
primero no es delito, lo segundo una falta de respeto al elector. Se
engolosinan mientras disfrutan de las mieles de los vehículos asignados, los
guardaespaldas o disponen de combustible pasando la factura a los fondos
rotativos del Congreso -privilegios que aturden y atolondran a la muchachada- pero
terminan manipulados por los mañosos habituales. Moceríos que apenas han
concluido el bachillerato o se limpian solos la nariz y adultos desempleados
que se dormirán -como don Jimmy- en las reuniones porque habitualmente no
amanecían antes del mediodía.
Uno de esos muchos es el hijo de
actual ministro de ambiente y recursos naturales, aquel que contrató a dos
madres de sus hijos -que luego tuvo que despedir- y cuando fue nombrado
ministro -y dejó de ser fotógrafo- tuvo que sacar al vástago a quien ahora le
encuentra un puesto como candidato a diputado por el partido PAN junto con el
nieto de Arzú; otro, incluido en el listado del FCN-Nación, es hijo del
vicepresidente Cabrera ¡Qué lindo es el amor!, pero que caro para el
contribuyente mantener a familias de gorrones.
Quienes hacen esas listas siguen el
principio de: jefe que no abusa pierde prestigio, usan el dedo índice como
filtro de calidad académica y carecen del nivel ético para estar en política.
Inescrupulosos personajes -inmorales o amorales- que no siempre distinguen el
bien del mal y que conceptos como la honestidad, la honorabilidad, la decencia
o la ética jamás estuvieron en su vocabulario ni presentes en su conducta. Sinvergüenzas
hay en toda sociedad -aunque no es excusa para que sigan ahí- así que tome nota
porque deberá votar el próximo mes de junio y decidir qué desea para este país.
Aquellos que usted seleccione con su voto serán electos y ocuparán una curul,
un sillón presidencial o un asiento municipal. Toda sociedad sin valores, sin
principios y sin capacidad para distinguir lo decente y descartar contundentemente
lo incorrecto, tiene los gobernantes que se merece que son aquellos que se les
parece ¿Piensa usted asumir su responsabilidad y votar por partidos que no
incluyan a personajes cuestionados o a quienes carecen de experiencia
suficiente en gestión pública? Esa, y no otra, es la pregunta que debe hacerse
antes de seguir manteniendo un sistema clientelar, autoritario y familiar.
Sea
libre, en la medida que le dejan seleccionar y no elegir, pero sobre todo sea
responsable y recuerde que en esta ocasión el voto nulo tiene valor y es una
opción para desechar un proceso electoral que no le gusta ni satisface las
necesidades del país.
¿Tomará
cartas en el asunto o seguimos con lo mismo?