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lunes, 26 de junio de 2023

Catarsis postelectoral: el Kinder surprise

El voto nulo fue el ganador de este proceso, lo que representa un importante rechazo ciudadano a todo lo que ha venido ocurriendo

Que los resultados presidenciales se veían venir, fue algo erróneamente promovido en las pocas encuestas que se publicaron. El orden anunciado fue alterado por el único que tenía el poder para hacerlo, y que no se tuvo en cuenta: el voto ciudadano, que muchos consideraron, como era habitual, torpe o comprado. 

De la UNE se esperaba, de Semilla ni se veía venir, mucho menos por una diferencia tan estrecha. Por primera vez dos partidos de izquierdas competirán por la presidencia, aunque el control del Congreso haga que el ganador deba pactar con otras fuerzas políticas muy distintas y opuestas.

El voto nulo fue el ganador de este proceso, lo que representa un importante rechazo ciudadano a todo lo que ha venido ocurriendo: corrupción, mal manejo de fondos públicos, falta de justicia, etc. Zury podría haber sido opción, pero su arrime a mafiosos, mercenarios, aprendices de golpistas y personajes del gobierno anterior -además de una pésima campaña- la han relegado a un puesto inimaginable hace unas semanas. El hundimiento de CABAL merece una investigación más pausada. VAMOS y VIVA estuvieron cerca, y obtuvieron muchos más votos de los proyectados, lo que apunta a una presión e inversión millonaria en las alcaldías. VOS, URNG, MLP y Winaq están profundamente estancados y sus candidatos sufren nuevamente estrepitosas derrotas porque la población no ve en ellos la “esperanza” que pretenden trasladar. Ciertos populismos y otras alternativas también son desechados por el votante, hastiado de lo habitual y de personajes reciclados como Jimmy Morales o Baldizón.

Toca hacer predicciones para la segunda vuelta respecto de la dirección que tomará el votante. En resumen: apoyar o huir de Sandra Torres y experimentar algo nuevo. Tal y como ocurrió en las dos pasadas elecciones, y vistos los números, puede ser que Arévalo sobrepase a una Sandra atorada, aunque nada es seguro porque hay muchos votos en juegos buscando reacomodo. 

El Congreso sigue igual: repartido, atomizado y repleto de impresentables, con dudosa calidad moral de los partidos representados y de la mayoría de los ganadores. Con quórum de mañosos, deberán establecerse pactos -si es posible- que en esta política doméstica tropical se traducen en entregar parcelas de poder o conceder privilegio, todo ello a costilla del presupuesto público que no es otra cosa que el dinero de los impuestos. La alternativa puede ser la practicada en distintos países latinoamericanos: el freno o la anulación del ejecutivo desde el legislativo.

La alcaldía capitalina no cambia de manos -pendiente de impugnaciones-, a pesar de haber estado muy cerca “Canela”, lo que impedirá reformas más radicales, aunque el alcalde perpetuo deberá lidiar con concejales de varios partidos que seguramente mejorarán el diálogo y oxigenarán la administración municipal, algo necesario hace años.

Hay que esperar la reacción de quienes hablaban de fraude y decían que no había opciones, y ver si mantienen su discurso o terminan por aceptar que nunca contaron en sus elucubraciones con la idea de un votante más informado, libre y capaz de tomar decisiones sin la presión tradicional. Es muy probable que las narrativas cambien y se blanquee el proceso que ha estado descalificado desde el inicio por muchos de quienes ahora están posicionados en la parrilla de salida. En política parece que todo cabe, todo sirve, y las palabras se las lleva el viento apenas unos día después del triunfo, que finalmente es lo importante. Semilla dio la sorpresa, VAMOS no pudo sumar a pesar de la maquinaria estatal, VALOR y CABAL fueron grandes perdedores, y VIVA mantiene su posición. Ganó el voto nulo, pero sin consecuencias, aunque en democracia el votante es quien decide.


lunes, 19 de junio de 2023

¿Engañados, conformistas o cómplices?

Muchos autoritarios y dictadores llegaron al poder democráticamente electos por ciudadanos similares a ellos, con parecidas características.

Apenas quedan unos días para las elecciones. El conteo de votos determinará quiénes son electos para alcaldes y diputados y si hay una segunda vuelta presidencial, que todo apunta en esa dirección. Ningún candidato alcanzará el puesto para el que se postula sino cuenta con la mayoría de los votos que los ciudadanos, libre y voluntariamente, les otorguen. Todo muy simple y sencillo de entender.

Lo anterior ocurre en la mayoría de los países, por muy malas democracias que tengan, aunque sea más difícil entender lo que ocurre en Nicaragua, Venezuela, Cuba o el proceso en El Salvador. Es inconcebible que la esposa de Daniel Ortega sea la vicepresidenta del país, que la de Maduro elija el comité nacional electoral o que la sombra de los Castros siga presente en Cuba. El efecto Bukele será similar y está en marcha. De momento, acoge a una parte de sus familiares en puestos directivos en el partido o en ciertas instituciones.

La explicación es sencilla, lógica y legal: una mayoría de ciudadanos los encumbraron, como ocurrió con Hitler, aunque hoy se lamenten de no poder salir de ellos. Muchos autoritarios y dictadores llegaron al poder democráticamente electos por ciudadanos similares a ellos, con parecidas características, alegando que creyeron en sus propuestas en lugar de reconocer que simplemente se parecían a ellos. Y es que hay tendencias extremas que luego se vuelven contra aquel que las eligió, y de las que no puede escapar.

Cuando un autoritario toma el control político sólo puede continuar siendo más autoritario. A Bukele, Maduro, Ortega o Díaz-Canel les es imposible dejar el poder porque han sido denunciados por graves violaciones de derechos humanos, y terminarían en prisión. Sólo tienen un opción viable: perpetuarse. Hay tantos ejemplos en la historia que desconocerlos es cerrar los ojos a una realidad tan evidente que nos hace colaboradores o cómplices.

Quizá la palabra más incluida y destacada en las distintas acepciones de democracia sea “libre o libertad”. Poco se habla de la responsabilidad del ciudadano a la hora de elegir, y de las consecuencias de su decisión. Por eso, la ley deja votar únicamente a los mayores de edad, porque son responsables de sus decisiones, y es la razón por la que hay cierta oposición al voto en el extranjero, ya que no pagan impuestos en el país y tampoco padecen las consecuencias de sus decisiones al residir fuera. Pero, como no gustamos de ser señalados o de cargar con culpas que eludimos, apoyamos el “voto universal” y difuminamos la relación entre libertad y responsabilidad ¡Si Esaú entregó su primogenitura por un plato de lentejas, tampoco es para tanto!

Es necesario leer los programas políticos, en vez de alegar que nos engañaron. Nadie se deja engañar cuando firma un contrato de trabajo y deja claras las condiciones. Hay que investigar a los candidatos, averiguar quiénes son y qué han hecho en su vida; en lo privado no se contrata a nadie sin seguir meticulosamente ese proceso. Elijamos la mejor opción después de analizarlas, porque lo normal no es entregar nuestra confianza a desconocidos, ni confiarles dinero a quienes sabemos que lo pueden robar. Si en la vida privada utilizamos filtros y controles muy precisos a quienes contratamos o con quienes nos relacionamos, ¿cuál es la razón para no hacerlo en la vida pública?

No nos engañan, simplemente nos despreocupamos por lo público, algo que no hacemos normalmente en el resto de las cosas de la vida, porque quizá sea más llevadero quejarnos de otros y vez de cambiar nuestra indiferencia. El 25 tenemos una cita con nuestra conciencia.

lunes, 12 de junio de 2023

Votos, votantes y elecciones

No nos engañemos, a los delincuentes los eligen otros delincuentes, así que consolide primero sus valores y principios éticos

La pregunta más frecuente que recibo es ¿por quién voto?, y algunos agregan: ¡usted que sabe de esto! Siento desilusionar a los curiosos porque no es posible una respuesta que señale directamente a candidato alguno. Sin embargo, y para no dejarlos en la inopia, propongo una fórmula que cada uno debería de elaborar y aplicar.

El primer paso es tomar conciencia de que su voto forma parte de los necesarios para designar a los políticos que tendremos durante los próximos cuatro años, así como de autoridades que aquellos nombren. Si entiende eso, comprenderá rápidamente la responsabilidad que tiene como ciudadano y la trascendencia de no tomarse a broma a quien elegirá, así evita lamentos posteriores.

Hecho lo anterior -condición imprescindible para continuar- debe de meditar sobre sus principios y valores. Es decir: ¿está realmente contra la corrupción o forma parte de esos grupos que viven de los políticos que les otorgan el puesto o los contratos por amiguismo? ¿Desea un mejor futuro para sus hijos o le da igual lo que pase en el país? ¿Es de los que se salta la fila o maneja por la acera o verdaderamente aspira a un mundo de respeto y valores universales? No nos engañemos, a los delincuentes los eligen otros delincuentes, así que consolide primero sus valores y principios éticos. Hecha la tarea, puede ir desechando a muchos estafadores, narcotraficantes, vividores que estuvieron en la política y sabemos cómo actuaron, y un largo etcétera que reducirá el listado sustancialmente. Pero busque, no espere que nadie lo haga por usted, sea un ciudadano responsable y de tiempo completo.

Como seguramente todavía tiene suficientes opciones, analice los planes de gobierno de los candidatos -si es que los tienen- y reflexione sobre el contenido y que harán en el poder. No crea a quienes ofrecen cosas gratis porque debería saber que el presupuesto está desfinanciado y no hay dinero. Además, pregúntese -y pregúntele- a quienes beneficiarían, porque con dinero público se puede prometer cualquier barbaridad. Tampoco se deje llevar por la pasión o la emotividad doctrinario-ideológica, quizá sea mejor alguien honesto de ideología opuesta que un perfecto sinvergüenza del ”mismo bando”. 

Con ese nuevo ejercicio habrá reducido sustancialmente las opciones. Entonces, y solo en ese momento, tome la decisión que considere oportuna. Deseche la ideología, la canción, el eslogan, la gorra, el desayuno o la belleza del candidato surgido de las redes sociales. Después de utilizar la razón, es momento de emocionarse con el voto y ponerle pasión al proceso, pero evite que sea a la inversa.

Y si, seguido el procedimiento indicado no le queda nadie en la lista -cosa altamente probable-, no se desilusione, todavía tiene el voto nulo, ese que muchos dicen que no sirve para nada, aunque mientan cada vez que lo afirman ¿Es difícil que gane?, muy difícil ¿Pueden los mismos candidatos volver a postularse?, es cierto, pero eso no quita que usted ejerza su derecho de protesta deslegitimadora de un sistema del que no gusta. Ir a la guerra con un palo no es lo mejor, pero es preferible a no llevar nada. Además entre votar mal o de manera conformista -cuyo resultado ya conoce de elecciones pasadas- puede ser preferible optar responsablemente por otra forma, que es lo que una postura ética -referida al inicio- le diría que debe de hacer.

He ahí la grandeza de la libertad, pero también la responsabilidad de ser ciudadano integrante del grupo de demócratas que pretende construir un mejor país ¡Ahora tiene la oportunidad, y únicamente de usted dependen los resultados!

lunes, 5 de junio de 2023

¿Seguro que la CICIG se fue?

Nos pasamos la justicia por el arco del triunfo, la venganza ocupa su puesto y se pretende reclamar un cobarde heroísmo propio de mentes infantiles

Algunos se congratulan en la medida que los candidatos políticos están dispuestos a que CICIG regrese. Esa cortedad de miras ignora que aquella comisión internacional -o mejor dicho su forma de operar- sigue plenamente vigente en el país. Antes allanaban viviendas, como ahora; detenían los jueves o viernes y presentaban ante el juez los lunes, también ahora; si el tribunal liberaba al detenido, lo señalaban de no hacer bien su trabajo, mismo que ahora vemos; presionaban a jueces para que sentenciaran como el autoritarismo de turno reclamaba, lo que vemos en ciertas judicaturas en estos días; exponían, pública y mediáticamente al acusado quien quedaba irremediablemente condenado, lo que modernamente hacen en redes sociales; ingresaban a los detenidos en prisión provisional o preventiva, justamente como ahora; se “aceptaron” culpas para no permanecer en prisión, ahora las aceptan pero dicen que los “fuerzan”; algunos huían y se escondían con idéntico miedo al que ahora otros manifiestan tener; se estigmatizaba a la persona mucho antes de ser juzgada y condenada, como en la actualidad; y un fiscal se asociaba constantemente a una jueza, aunque ahora hay inversión de género, porque es una fiscal a un juez. Se aceleró un juicio por genocidio, con igual velocidad a la que ahora utilizan para otros procesos. Encerraron en prisión, por más de siete años, a personas que hasta hace poco recobraron su libertad, y se mantienen presos a ancianos militares que aún no han sido juzgados. Pocas quejas y voces se levantaron contra aquella debacle, lo que contrasta poderosamente con los aireados escándalos de ahora. 

Procedimientos idénticos o muy similares, inventados por CICIG, perfeccionados por la FCT. Seguidores de la primera se quejaban de la segunda, actualmente es a la inversa, y la justificación es que son cosas distintas, pero no, es idéntica forma de proceder desde ángulos opuestos. Lo peor no es que aquellos iniciaran procesos cuestionados, politizados y aplaudidos, sino que estos, conocedores del daño que causaron, los repitan, perfeccionen, y sean enaltecidos ¡Ya basta carajo de tanto abuso!

Nos pasamos la justicia por el arco del triunfo, la venganza ocupa su puesto y se pretende reclamar un cobarde heroísmo propio de mentes infantiles que no pasaron la pubertad del desarrollo neuronal. Personajes mediocres que dicen salvar el país, cuando realmente condenan el futuro al elevar el péndulo tan alto que la caída posterior terminará arrastrando a muchos de los que ahora ríen estúpidamente las ocurrencias de tales sediciosos. Antes -reconózcanlo- se cometieron excesos denunciados desde diversas tribunas, pero no son diferentes a los actuales.

Este país tiene demasiada sed de sangre y gusta humillar, presionar, juzgar, encarcelar, y si se pudiera matar a “los enemigos”, mucho mejor. Los misteriosos “chairos” destruirían a los indefinidos “corruptos”, y estos últimos a los primeros. Al final, no quedaría nadie porque el ardor y la sinrazón hacen que optemos por extremos ¡Puro primitivismo!

Es preciso levantar la voz y gritar que basta de persecuciones, presiones e irregularidades y que en la medida que sean consentidas y no se apueste por justicia -en lugar de venganza- este país se destruirá más todavía. La reconciliación debe buscar, con el esfuerzo de todos, el equilibrio necesario y dejar que la justicia funcione. Ya hemos visto lo perjudicial de estar en cualquier extremo, y todos sufrimos directa o indirectamente la acción de esos dos grupos. Si de uno salimos, es hora de sacudirse al otro, en bien de un futuro en paz.

No más autoritarios, dictadorzuelos, inquisidores y mercenarios jurídicos ¡Ya basta de tantos gañanes miserables destruyendo el futuro de un país que no le importa a ninguno!