Hay una oligarquía
ecológico-ambientalista dispuesta a hundir el país y llevarlo a un infierno
La pasada semana circuló un video en
el que con inusual desprecio y aburrimiento -y sin medidas de higiene- el señor
José Cruz, del Colectivo MadreSelva, entregaba un pan a cada participante de
los que se habían manifestado en la capital contra las hidroeléctricas.
Mientras el reparto del condumio ocurría, una dama tomaba los datos de los
asistentes y recogía las oportunas firmas que quizá sirvan para muchas cosas,
además de para que el donante pueda justificar "el almuerzo" de decenas
de acarreados que asistieron al “espontáneo y reivindicativo” evento. De esa
forma, seguramente, la cooperación noruega (proyecto QZA-15/0477-106-MS-
Climate Resilience) pueda cerrar el expediente de colaboración con una ONG de
un país centroamericano -que la mayoría de los hábitantes nórdicos no pueden
identificar en el mapa- y continuar "transformando el mundo" y
relajando la conciencia mientras promueven, por medio de organizaciones locales,
la conflictividad y el deterioro del país. Otro de los videos -mismo día y
manifestación- recoge declaraciones de uno de los asistentes -y nuevamente las
actas que elaboró MadreSelva- y reconoce que cada uno recibió Q200 y la comida
para asistir a ese “cándido” evento indígena-campesino contra las
hidroélectricas.
No he leido, escuchado ni visto condena
de defensores, defensoras ni defensores de defensoras de DDHH contra tal monstruosidad, abuso y utilización de personas indígenas, aunque a menudo
se rasgan sus fariseas vestiduras con el manido discurso de "la opresión,
el racismo y la deuda social" para con esos pueblos. Ahora que una
organización afín -MadreSelva- queda al descubierto
con estas modernas encomiendas -similares al tráfico de personas- callan y no
tienen los arrestos, pero tampoco la dignidad, para confrontar y condenar ese
abuso que practican muchos de sus oenegeros amigos.
La realidad, tantas veces denunciada,
es que cierta cooperación internacional y determinadas organizaciones, se unen
para fines perversos, delincuenciales y violentos, además de que manipulan la
verdad e inventan conflictos utilizando personas indígenas. Esgrimen el
discurso de la defensa de la diversidad, las costumbres o la naturaleza pero en
realidad alientan una forma de vida entre su directiva y militantes que son realmente
quienes salen beneficiados con jugosos salarios y otras prebendas, mientras
“trafican con humanos”. Una oligarquía ecológico-ambientalista que vende una
imagen falsa mientras hunde el país poco a poco y lo lleva a un infierno en el
que se queman, primordialmente, aquellos que dicen defender. Mientras promueven
el subdesarrollo lucrativo, niegan sus cuentas, se eximen de impuestos -aunque
promueven que otros los paguen- y ocultan el dinero que reciben.
Desgraciadamente no es puntual este
documentado caso. Los antiextractivitas, antimineria, antihidroeléctricas,
antimonocultivos y muchos otros, incitan al conflicto y, en algunos casos, han
sido señalados de violencia extrema contra personas y patrimonio. Los videos
aludidos son un ejemplo que debe servir para la persecusión judicial, pero
sobre todo para dimensionar la situación real -no la ficticia y creada- de lo que
ocurre en el interior del país y de los verdaderos intereses detrás de esas fabricadas
protestas. El acarreo de personas, la compra de voluntades, el pago de favores
y el pago de alimentación -escasa en esta ocasión- demuestran la manipulación,
el abuso y el desprecio por el ser humano, amén de la falsedad de lo reclamado.
Es hora de poner las cosas en su sitio y de denuciarlos.
PS. Uno de los carros que utilizaron
para el reparto (P-464-FZK) tiene dos remisiones por superar limites de
velocidad, señal de que tambien violan repetidamente normas básicas de
convivencia.
¡MadreSelva se llama la ONG!