Entradas populares

lunes, 23 de diciembre de 2024

2025: el año de Arévalo

No es que otros lo hicieran o lo hubiesen hecho peor, pasado y futuro en el que no estamos, sino que quienes ejercen el poder no dan los resultados mínimos esperados

Después de un año vacío, desierto, fútil, con alta desesperanza y frustración, debería llegar algo mejor, aunque siempre podemos caer más bajo. Las políticas públicas esperadas no llegaron y reparar el hundimiento en la autopista de Palín o arreglar el famoso puente de Nahualate son quimeras. Los únicos pilares reforzados han sido las excusas, a pesar del incremento presupuestario de Q15,000 millones. No es mi opinión, sino la suma de entrevistas que hicimos en radio ConCriterio, en las que se destacaron positiva, pero únicamente, el remozamiento de las escuelas, una lavada de cara que no acomete los problemas de fondo, aunque menos es nada.

Diez de los catorce ministerios han pasado el año sin pena ni gloria, y de las secretarias tampoco se tienen muchas noticias. La de Seguridad Alimentaria, que debería ser prioritaria, no ha tenido el éxito esperado. Quizá sea muy atrevida esta afirmación, pero ahí la dejo para el debate: “muchos ministros y secretarios han sido consultores y desde una oficina propusieron grandes proyectos que no son capaces de implementar”. Lo que me recuerda aquel chiste del consultor que desafió al pastor a que podía adivinar en diez segundos las ovejas que tenía en el rebaño. Cuando acertó y eligió una de ellas como premio, el pastor le dijo: yo sé que usted es consultor por tres razones, la primera, porque ha venido sin que nadie lo llame; la segunda porque no me ha dicho nada que ya no supiera; y la tercera porque en lugar de llevarse una oveja se confundió y se llevó al perro”.

Nos gobiernan demasiados técnicos, consultores y asesores que nunca implementaron un proyecto y se quedaron en el diseño del ciclo de las políticas públicas, y mucho diputado que no ha trabajado en su vida y desconoce lo que es la gestión empresarial. Al Presidente, uno más de esos “especialistas”, le ocurre lo mismo, y los resultados quedan a la vista. No es que otros lo hicieran o lo hubiesen hecho peor, pasado y futuro en el que no estamos, sino que quienes ejercen el poder no dan los resultados mínimos esperados.

Y aunque “la esperanza es el arte de encontrar luz en los rincones más oscuros”, además de ser lo último que se pierde, hay un límite en la capacidad de aguante del ser humano, especialmente cuando partió de las altas expectativas que generó esta administración.

El año próximo es el único que queda para mostrar algo perceptible, y quizá ni siquiera los doce meses. Tienen el mayor prepuesto histórico, la más baja popularidad presidencial, y un país hundido en todas las áreas de gobierno, por lo que no debería ser muy difícil lograr algo. Otros políticos -Milei es el mejor ejemplo, además de Bukele- lograron -guste o no- cambios significativos en sus países durante el primer año de gobierno. Contaban con un plan, que es lo que aquí no hubo, además de objetivos claros, horizonte a donde llegar, ideas, capacidad, voluntad y coraje.

Nada será peor que el fracaso de este gobierno, porque disipará las pocas esperanzas que quedan y abrirá las puertas a un modelo de corrupción más sofisticado y extendido. Hay que dejar las excusas a un lado, porque sabían lo que había, en qué se metían, y no se justifica hablar de problemas y obstáculos, cuando deberían haber llegado al gobierno con soluciones.

En esto de las segundas oportunidades hay dos visiones: la de quienes creen en ellas y otros que consideran que darle una segunda a alguien es como darle otra bala porque la primera no le mató.

En cualquier caso, muy Feliz Navidad.


lunes, 16 de diciembre de 2024

Navidad, tiempo de olvido

Entre villancicos, convivios, críticas de amigos, y algunos tragos de más, soportamos el chaparrón y nos contentamos con decir que antes todo era peor

Con ese especial encanto de las celebraciones ruidosas y multitudinarias, pero también con una hipocresía fuera de toda duda, las fiestas navideñas permiten un impune borrón y cuenta nueva. Se termina un año -del que se quiere recordar poco- y se inicia otro, en el que se hacen idénticos planes, a ver qué ocurre. Una suerte de contumacia histórica que ya supera los dos siglos, y que permite poner el contador a cero sin padecer ni sufrir mucho por el recorrido.

Seguramente no recordamos el inicio de este año, con la esperanza de emprender un nuevo camino, alejado de la corrupción y mínimamente eficaz en las decisiones públicas. Expectativas que, como todos los años, se traducían en buenos deseos y aspiraciones y que, como todos ellos, vemos frustradas 365 días más tarde ¡Definitivamente somos dignos de estudio!

Si hacemos un rápido balance político probablemente no sepamos qué decir de los logros de ministerios como el de agricultura, cultura y deportes, desarrollo social, economía, energía y minas, ambiente y recursos naturales, trabajo y previsión social o relaciones exteriores. De los otros, hemos escuchado hablar del de la defensa nacional y de salud pública, pero posiblemente tampoco podamos colgarles medalla alguna. De los restantes, gobernación cuenta la activación de una prisión para reclusos peligrosos, finanzas nos ha endeudado hasta el cuello con los pactos presupuestarios más caro de la historia, comunicaciones, con tres ministros, no ha sido capaz de arreglar la famosa autovía a Palín, aunque parece reiniciará sus reparación en febrero del próximo año, y educación ha pintado varias escuelas, lo que repite incansablemente como el logro del siglo ¡No se desilusione, porque apenas hemos comenzado!

A la cabeza de ese despropósito administrativo, un Presidente que sigue manteniendo el mayor salario de los mandatarios latinoamericanos, con un fotógrafo personal que devenga Q30,000 mensuales y que, con enorme pasividad y aquiescencia,  ha permitido que hijos, amigos, parientes, novios o cercanos a personas del partido cuenten con jugosos contratos como “personas de confianza”, mientras el resto de jóvenes -sus hijos o los míos- no pueden optar a una plaza pública porque se siguen otorgando a dedo ¡Una moral laxa!

Los legisladores, mayoritariamente sinvergüenzas, aprueban leyes que benefician a quienes financiaron sus curules o se suben el sueldo y se otorgan indemnización antes de irse de vacaciones con más de Q12,000 millones concedidos a los inútiles, mafiosos y corrompidos consejos de desarrollo, que los gastaran a placer durante el 2025, porque una nueva ley así se lo permite.

El poder judicial -que pactaron elegir y se felicitaron por ello- actúa de idéntica manera a como lo hacía aquel otro que querían cambiar  porque era producto de mafias anteriores.

Los sindicatos y grupos de presión aprovechan el río revuelto y se recetan nuevos bonos como ese del ministerio de finanzas denominado “bono de impulso económico”, por Q4,500, que pagamos con nuestros impuestos y que podríamos gastar a placer si no nos lo quitaran para otorgarlo caprichosamente mediante el chantaje habitual de fin de año.

Entre villancicos, convivios, críticas de amigos, y algunos tragos de más, soportamos el chaparrón y nos contentamos con decir que antes todo era peor, y que ahora ya no hay corrupción. Recordamos a los malvados Giammattei, Morales, Pérez…, y nos remontamos hasta el inicio de la era democrática nacional, pensando que ¡por fin superamos los problemas!

Somos almas impuras, niños de pecho, púberes felices jugando en un kínder nacional, pero frustrados, incapaces, y sobre todo conformistas con una triste situación que permitimos y que periódicamente refrendamos para repetir el ciclo ¡Pues feliz Navidad entonces!, y hasta el año que viene.

lunes, 9 de diciembre de 2024

Cuotas de género y otras linduras

Este progresismo moderno nos ha llevado a extremos en los que incluso emitir opinión tiene como resultado la crítica punzante de ciertos pelmazos

En un medio escrito español se pudo leer el siguiente titular hace unos días: “El joven que se ha quedado sin ser bombero por el opositor trans…” Narra la historia de un hombre que consigue la última plaza para ingresar como bombero -la número 126-, y cuando pensaba que tendría al merecido trabajo -ganado por oposición- una reclamación de otro hombre, que se había declarado mujer, lo dejó fuera de cupo. 

El autopercibido mujer, con las marcas que había obtenido en las diferentes pruebas como varón, fue reclasificado en función del baremo femenino de puntuación -mucho más condescendiente que el masculino- y ascendió cien puestos, a lugar 101 del 201 que ocupaba. Obviamente desplazo al hasta entonces número 126, al lugar 127, y lo sacó del listado de aprobados.

Así que si se incendia su casa o requiere otros servicios de bomberos, será conveniente que solicite que vayan exclusivamente hombres porque han pasado pruebas más exigentes, y por tanto estarán en mejores condiciones de atender su urgencia. Es inverosímil que se contrate a dos tipos de bomberos -pero también policías y militares- teniendo en cuenta que, debido a las diversas emergencias que atienden, tendrían que contar con las mismas capacidades.  Hay una evidente discriminación que empeora la atención, aumenta los costos, expulsa a personas más cualificadas del trabajo público y promueve y tolera un sistema de desigualdad que afecta negativamente el servicio prestado a la ciudadanía. Pagamos por algo “de primera” y nos puede llegar “de quinta”, porque la diferenciación de exigencias así lo permite. 

Y es que la políticas públicas de corte internacional han aturdido la razón y la mínima lógica, y creado un espacio para que el feminismo manipulador y radial sea un eje transversal del progresismo moderno, pero con altísimo costo social que se silencia. 

Lo único que habría que hacer en la función pública es fijar condiciones mínimas de entrada, según el trabajo que se ofrezca. Y si hay que manejar una manguera de agua de cierto peso y presión, hará falta un fuerza determinada que deberá trasladarse a las condiciones física de entrada, pero sin diferencias según el sexo. Luego, quienes pasen esas pruebas, deberían ser contratados por el orden de puntuación obtenido, para poder prestar el servicio correspondiente al ciudadano lo mejor posible ¿En qué momento, en un espacio tan sumamente racional, metieron la cuchara y generaron tales elucubraciones con aquiescencia de otros mendrugos que pueden necesitar dichos servicios en el futuro?

De seguir así, supongo que habrá que cambiar el modelo de atención en los teléfonos de emergencias, y cuando alguien pida ayuda le pasen primero un cuestionario específico para ver a qué velocidad corre el atracador que le acaba de robar, la corpulencia que tiene o el peso de la persona que se está ahogando, entre otros datos, y así decidir si llega un hombre, una mujer o alguien autopercibido como tales, porque contarán con capacidades físicas muy distintas,  ya que así se lo permitieron en el ingreso.

La gilipollez se cuenta por sí misma y no requiere de sesuda reflexión. Este progresismo moderno nos ha llevado a extremos en los que incluso emitir opinión tiene como resultado la crítica punzante de ciertos pelmazos -y pelmazas- incapaces de ver más allá de sus narices.

Cada vez más se promueve y potencia el odio “al macho alfa”, aunque se sustituye por “la hembra alfa” con idénticos errores y prejuicios que aquellos que se desean desterrar.

Estamos en un mundo al revés, en casi todo, y esto del femininazismo no es una excepción, sino más bien cumple la regla a cabalidad.

¡Uy que dije!


lunes, 2 de diciembre de 2024

Un presupuesto muy mal visto

La guinda del pastel, pareciera ser, es que nadie lo sugirió ni aprobó, y el propio presidente del Congreso dijo desconocer la subida salarial en un 78%

Transar con el presupuesto ha sido tradicional en la política nacional, y fue lo que se le achacó a ese grupo de diputados mafiosos por parte de quienes ahora son oficialistas. Negociaban dádivas, mordidas y obras que se otorgaban en el Congreso para conseguir favores ¿Le suena el discurso? El propio Presidente, que ahora celebra públicamente la aprobación, afirmó: “El presupuesto es el aceite de la corrupción”, y parece que la frase viene a cuento en el aprobado para el 2025 por los suyos.

Entiendo que hay un margen aceptable y ético en la negociación política por parte de los diputados. Sin embargo, cuando se pasa la línea de lo racional se entra en ese universo paralelo de la corruptela, aunque parece ser que la barra se ha subido y lo que antes se tachaba como tal, ahora se considera aceptable, y lo denominan negociación ¡Venga, no nos engañemos!

El presupuesto 2025 ha sido contundentemente rechazado por tanques de pensamiento de prestigio, cámaras empresariales tradicionales y nuevas, analistas cualificados de distintos sectores y diferentes opinadores, y lo que es el colmo: por personas e instituciones dentro del propio partido. A ninguno le cuadra, y quienes son más directos se atreven a calificarlo como algo negociado que ha permitido conseguir votos para aprobar otras cosas, pero que ha hipotecado la ética del partido SEMILLA. Dicho de otra forma: han hecho lo mismo que criticaban con el argumento de que no han entregado efectivo, aunque eluden explicar que otorgan miles de millones a los Consejos de Desarrollo que se han mostrado históricamente corruptos e ineficientes, además de otras consideraciones respecto del endeudamiento y del millonario gasto para ONGS.

La guinda del pastel, pareciera ser, es que nadie lo sugirió ni aprobó, y el propio presidente del Congreso dijo desconocer la subida salarial en un 78%, además de la indemnización -ilegal- al terminar su periodo. Se saltaron las trancas con la soberbia del que confronta descaradamente cualquier reclamo, pero nadie quiere asumir el costo de lo negociado, pactado y aprobado. Antes era una vergüenza y ahora es un descaro, aunque el cambio en el calificativo no mejora la gestión ni los resultados, y es momento de advertirlo o, como siempre ocurre, quejarnos años más tarde de lo que no se supo enfrentar en el momento.

Este presupuesto aprobado es el que hubiese correspondido para 2027 de haber crecido el PIB un 4.1% anual, pero no superamos el 3.5%. Además, incluyendo en el articulado unos Q5,500 millones más para comunicaciones y otras cuestiones, lo que eleva el gasto público real a Q154,000.

A la fecha, ciertas dependencia de gobierno así como los Consejos de Desarrollo, no han sido capaces de ejecutar siquiera una parte del aprobado para 2024, no digamos ya lo incrementado con la ampliación de Q15,000. La mayor parte del dinero sobrante pasará como activo al 2025, momento en el que los mafiosos tradicionales -apoyados por SEMILLA, por más que naveguen con bandera de pendejos- gastarán a su antojo y gusto, y cobrarán las correspondientes coimas propias del mangoneo en construcción y otros rubros.

Y es que aquello de que “el poder corrompe…”, se hace efectivo cuando se alcanza. La mayoría de los diputados y también de integrantes del ejecutivo, jamás han montado una empresa y tampoco han trabajado en el sector privado, así que el dinero les llega gracias a que otros producen para que ellos puedan subsistir. Una suerte de condición que habría que incluir en las próximas elecciones, y si no ha sido emprendedor no sea político, porque le faltará capacidad, experiencia y sapiencia.


lunes, 25 de noviembre de 2024

La era de la desinformación

Hasta la llegada del boom de la tecnología, únicamente había una verdad: la publicada en los grandes medios de comunicación

Los calificativos “duro y blando” (hard y soft), asociados al poder,  son empleados para señalar acciones de ciertos gobiernos. De tal cuenta, el poder duro se emplea para designar actuaciones contundentes de un Estado contra otro: empleo de la fuerza, la amenaza, el despliegue militar, etc. Por su parte, el poder blando se define como el conjunto de la cultura, valores y política exterior de un actor, y su capacidad para coaccionar o influir por estos medios, (Christiansen, Kirchner, y Wissenbach, 2019). Ejemplos son la diplomacia, la cooperación y otras formas “suaves” de incidir. El poder blando ha sustituido al duro porque no suele ser rechazado por las personas al ser menos visible, o incluso se mira como una forma aceptable de incidir. Pero no nos equivoquemos, con los dos formas se busca el mismo objetivo: el ejercicio de poder.

Hasta la llegada del boom de la tecnología, únicamente había una verdad: la publicada en los grandes medios de comunicación. Se aceptaba -no era fácil comprobarlo- que lo publicado era cierto y estaba absolutamente corroborado, algo que, hace unos años y como ejemplo, se pudo ver que no era así cuando The Washington Post se hizo eco del peligro de las armas químicas en Irak, una estrategia de contrainformación que los servicios de inteligencia norteamericanos elaboraron para justificar la invasión a aquel país ¡Los medios de comunicación tradicionales también podía mentir!

En la reciente campaña electoral norteamericana se ha visto la comunicación blanda cuando sutilmente medios tradicionales empleaban calificativos que se iban posicionando en la opinión pública: extrema derecha, populismo, fascismo, etc., asignados al ahora presidente electo. Contrariamente, se utilizaban adjetivos benévolos para hablar de su oponente. Se presentaron empates electorales y se elevó el nivel de esperanza en un triunfo demócrata sustentado en el voto latino, de mujeres y en la comunidad negra, además de en temas como el “derecho” al aborto. El resultado electoral evidenció la verdad que no se parecía a lo que la mayoría de los medios presentaron utilizando el poder blando de la comunicación.  También se puede observar en la realidad nacional, cuando ciertos medios otorgan inmunidad mediática al partido oficial, con el perdón de lo mismo que contundentemente criticaban a otros.

Terminada la elección, algunos medios escritos -The Guardian y La Vanguardia- decidieron no seguir publicando en X porque consideran que promueve la desinformación, ¡como si los medios tradicionales no hubieran hecho algo similar! Y es que muchos de ellos estaban acostumbrados a tener la razón sin competencia, a un alto precio de financiamiento y costo de equipo de redacción, y ahora, un perfil -real o falso- es capaz de tener un efecto igual o superior -utilizando incluso comunicación dura-, lo que pone en peligro el modelo empresarial, pero sobre todo la reducción del poder de incidir, y no queda de otra que cancelarlos. Olvidan aquello que dijera Hannah Arendt: “Para construir un mundo mejor, debemos aprender a escuchar, incluso lo que no queremos oír” . 

Pareciera que muchos medios quieren recuperar el ejercicio del “cuarto poder”, y actuar como operadores únicos de opinión pública y publicada, para posicionar las verdades editoriales sin que nadie las cuestione ¿Será ese el caballo de batalla real que subyace en todo esto que acabamos de vivir? 

Y es que no todo es color de rosa y tanto la comunicación como la desinformación blandas, solamente tienen una forma de combatirlas: con la responsabilidad del lector, que parece ser es la menos asumida por quienes no quieren ser engañados. Habrá que saber elegir, y no solamente poner la confianza en quienes hacen su particular batalla informativa.


lunes, 18 de noviembre de 2024

El buen gobierno y el gobierno bueno

Muchos siguen sin ver ni aceptar que esta situación de impasse, confrontación o como le denominen, viene de 2016 cuando se modificó la ley del MP

La renuncia del ministro de Comunicaciones es trascendental y supone un punto de inflexión en el gobierno. Félix Alvarado es parte sustantiva de SEMILLA, financista de dicho partido y un importante activo político. Dejar el Ejecutivo y aducir “discrepancias con el Presidente” para acometer ciertos problemas, deja ver una grave crisis interna y puede ser punto de no retorno de la administración Arévalo. 

Concurre con el caso de Ligia Hernández, que pende sobre SEMILLA, y posiblemente abre la puerta para la consolidación de otros liderazgos diferentes que permanecen en la sombra sin tapar el insignificante protagonismo presidencial. Personajes notables cercanos al partido se han manifestado repetidamente,  contra la inacción presidencial y por haber “dejado sola” a Ligia.

El Presidente -en retrasada “conferencia de prensa” de un par de minutos- vino a repetir dos cosas insustancialidades, producto de un mal diagnóstico con sugerencias de peor remedio. La primera, que las fuerzas del orden no obedecerían órdenes ilegales del MP. La afirmación es comprometida y grave porque dicha institución solicita a los jueces las actuaciones que propone, y sería desobedecer la orden de un juez. La segunda, que “citará a la Fiscal General para que explique…”, algo que ya hizo en su momento y fue contestado de manera clara y contundente con la ley en la mano: el Presidente puede invitarla a Consejo de Ministros, pero no exigirle que explique casos en investigación. Desconozco quien redacta los comunicados del Presidente -seguramente nos sale carísimos-, pero requiere un jalón de orejas, un llamado de atención o un fulminante cambio de puesto. 

Muchos siguen sin ver ni aceptar que esta situación de impasse, confrontación o como le denominen, viene de 2016 cuando se modificó la ley del MP -con aquiescencia de la CICIG- para proteger a Thelma Aldana. Se niega u obvia el origen de este entuerto, del que sencillamente no se puede salir, salvo modificando dicha ley, y seguramente en una nueva administración del MP, porque sería difícil aplicarla con carácter retroactivo. Lo mal hecho -entonces- provoca esta situación de crisis institucional que se vive, y pagamos errores de imposiciones autoritarias de modelos legales hechos a la medida con un propósito. 

Muchos hablan de justicia y democracia, pero realmente lo que desean son “sus” jueces y “sus” gobernantes. Esa es la razón de aquella felicidad suprema en 2016, cuando se imposibilitó legalmente destituir a la Fiscal General, pero también el motivo actual de frustración. Si se permite el autoritarismo y la arbitrariedad, se abre una puerta para que llegue un autoritario que no coincide con sus pensamientos, lo que pareciera ser que no han entendido los cegados ideológicos.

En todo caso, la situación no se puede comprender sin otros tres pilares. La CSJ es uno de ellos, y ya se ha visto hacia donde jala. El Congreso dejó claro que la mayoría de votos se consigue en ciertos temas, y que SEMILLA se puede sumar a lo que otros propongan. La situación en USA, desinformada por muchos medios que crearon una falsa ilusión de la realidad que parecían no entender, cambiará sustancialmente en un par de meses. Así que el potaje está más que cocinado, y entre mitad de enero y Semana Santa del 2025, explotará todo esto de una forma catastrófica, escenario que se veía venir desde hace meses, pero que se ha ignorado, e incluso criticado.

O aprendemos a hacer política o mejor volvemos a las consultorías, a los trabajos académicos y a las propuestas para mejorar el país, que parecieran no servir cuando se aplican.

Y es que quizá tengamos un gobierno bueno, pero en modo alguno un buen gobierno.

lunes, 11 de noviembre de 2024

Goebbels tiene fecha de caducidad

En estas elecciones, extremadamente  polarizadas, la mayoría de los medios de comunicación hicieron evidente campaña a favor de Kamala Harris

Las recientes elecciones en los Estados Unidos representan, sin duda, un punto de inflexión en muchos temas, pero especialmente en los relacionados con los medios de comunicación y las encuestas. 

Después de conocer los resultados del triunfo republicano, hay quienes todavía justifican su frustración enfatizando sobre el empate técnico del que se habló, y cómo cualquier resultado era posible, lo que no es del todo cierto. No recuerdo haber escuchado que el Senado y la Cámara de Representantes serían republicanos o que Trump ganaría el voto popular además del colegio electoral con un 58% de aceptación.

En estas elecciones, extremadamente polarizadas, la mayoría de los medios de comunicación hicieron evidente campaña a favor de Kamala Harris. El periodismo, en general, tomó partido, militó, y enfatizó una alternativa que conducía el proceso electoral en una única dirección. No me refiero a columnistas de opinión, cuya función es precisamente la de emitir su parecer, sino la del resto -la mayoría- que debería presentar la información de una manera no sesgada. Sin embargo, la opinión pública -claramente reflejada en el voto- se sustituyó por la opinión publicada que consideraron las salas de redacción. Se utilizaron, además, descalificativos -El País es una muestra, aunque no el único-, como el de “ultraderechista”, a uno de los candidatos, palabra que ni siquiera el medio emplea -en sentido contrario, por supuesto- para designar a dictadores o autoritarios regionales. Se construyó un “efecto tren” al repetir quien tenía más probabilidades de ganar, lo que se contrapuso con las debilidades del contrario, para incorporar a los votantes a una corriente de opinión creada, en lugar de que meditaran libremente su voto. 

Con las encuestas ocurrió lo propio. El ciudadano, que se siente vilipendiado en redes y medios si opina contra la corriente dominante publicada, prefiere ocultar sus preferencias para evitar la crítica y la cancelación, y se incluye en ese grupo de “no sabe/no contesta” que le permite un cómodo anonimato frente a quienes se dicen defensores de la democracia, aunque no estén dispuestos a que les lleven la contraria ¡En verdad son autoritarios que todavía no lo saben!

Noelle-Neumann presentó todas estas tesis en su libro “La Espiral del Silencio”, y parece ser que hasta Goebbels tiene fecha de caducidad. El votante, mucho más listo que todos ellos, cambio esa “opinión publicada” internacional y mostró la verdadera opinión pública norteamericana.

En estas elecciones perdieron los medios de comunicación -posiblemente porque quisieron recuperar el ejercicio del cuarto poder, en lugar de ser contrapoder-, pero también las encuestas, los “niños bonitos” de la costa Este, el grupo de "expertos" electorales y la mayoría de las artistas de Hollywood que con sus intervenciones se sumaron a esa falsa causa, aunque mediáticamente difundida, del voto progresista, femenino, negro y latino, que fue lo que les hicieron creer, 

Las redes sociales han venido a crear un efecto de inmediatez que no siempre coincide con la realidad. No suele ser tendencia lo que realmente se piensa, sino lo que más rápidamente se posiciona, y valida aquello de que “el que más grita no siempre tiene la razón, pero es al que más se le escucha”.

Habrá que ir tomando nota, y en futuras ocasiones analizar apropiadamente resultados electorales, pero también otras cuestiones relaciones con la información y la “opinión pública”. El problema de la pérdida de confianza es que se suele tardar un tiempo exponencial para recuperarla, respecto del utilizado para perderla, y medios, periodistas, influenciadores y artistas parecieran haber perdido el referente que eran hasta el momento.

¿Cuánto se sorprendería Goebbels si levantara la cabeza?


lunes, 4 de noviembre de 2024

Sobre las no relaciones con China

El gigante galantea su autoritarismo y embarga mercancías cuando le conviene ¿A qué tribunal se puede acudir en aquella dictadura para resolver conforme a Derecho?

La semana pasada el Doctor Mayora publicó una columna titulada “Sobre las relaciones con Taiwán”, en la que cuestionaba que Guatemala no tuviera relaciones con China. Se preguntaba: ¿qué razones pueden sustentar la posición del gobierno de Guatemala?, y agregaba que “el hecho de entablar relaciones diplomáticas no conlleva ningún juicio de valor…”. Sin embargo, cuando los Estados actúan lo justifican, precisamente, con juicios de valor, especialmente cuando acuerdan sanciones internacionales, condenan ciertos regímenes o rompen relaciones diplomáticas con aquellos que vulneran principios relacionados con la democracia, la libertad y el respeto a los derechos humanos. 

China, Cuba, Venezuela, Nicaragua o Corea del Norte -auspiciada por China-, son dictaduras, y en ninguna se respetan los derechos humanos, por lo que hay sobradas razones para condenarlas. Otra cosa es que una mayoría de países, por intereses, conveniencia o presión de China, cedan e ignoren valores y principios que dicen defender, y por los que aseguran luchar ¿Es de recibo esa doble moral internacional? Si aceptamos que en política sólo hay intereses, y que reconocer realidades permite ignorar principios, entonces asumamos las consecuencias de la falta de ética.

Se argumenta también sobre la oportunidad para mejorar e incrementar el comercio. Hemos visto de lo que es capaz China cuando decide arbitraria y abusivamente, retener contenedores guatemaltecos de café y macadamia en sus puertos, conducta que, por cierto, la OMC no ha condenado. El gigante galantea su autoritarismo y embarga mercancías cuando le conviene ¿A qué tribunal se puede acudir en aquella dictadura para resolver conforme a Derecho? Guatemala, además, tiene una capacidad de producción que difícilmente atiende a un mercado pequeño, por lo que cualquier macromercado -como el chino- es impensable surtirlo cuando la demanda supera exponencialmente la capacidad de oferta. 

En el periodo 2000-2020 el comercio chino con América Latina pasó de 12 mil a más de 315 mil millones de dólares, y en Centroamérica la balanza comercial es enormemente deficitaria a favor de China, lo que incrementa el poder y la influencia política. Honduras exportaba el camarón a Taiwán a un precio aceptable antes de establecer relaciones con China, ahora bajaron las ventas y se redujo el precio. En el año 2023 Guatemala importó de China más de 68 veces lo que le vendió, volumen que representa el equivalente de todo lo que Taiwán ha exportado al país en las últimas tres décadas. Y es que, una vez en el poder, el gigante asiático impone sus reglas, precios y condiciones. 

A China no le preocupa la democracia, sino reforzar regímenes autoritarios. Está interesada en minerales y materias primas, invierte en centros de datos, control del espacio electromagnético e infraestructura estratégica, y termina apropiándosela o controlándola de no cumplir con el pago de los préstamos. El caso del puerto de Montenegro ejemplifica esa forma de acción.

No se puede defender la democracia, el libre mercado, el Estado de Derecho y el respeto a los derechos individuales y mantener relaciones diplomáticas con un país que no observar ninguno de esos pilares fundamentales. El error no es fuente de Derecho, y si 183 países no observan -hipócritamente- esa alineación entre el ser y el deber ser, no significa ni justifica hacer lo contrario. Las dictaduras únicamente existen porque las democracias lo permiten con sus tibiezas.

Entablar relaciones diplomáticas con China sería atarnos más fuerte la cuerda al cuello, dejar de tener la ventaja competitiva que ahora disponemos -tenerlas con Taiwán- y perder la coherencia política mantenida hasta la fecha. La ética no debe de estar al servicio de los intereses o, caso contrario, ¡vámonos y el último que apague la luz!


lunes, 28 de octubre de 2024

El estatismo de los estatistas

Los Estados, cada vez más, se apoderan de espacios de libertad individual para condicionar a los ciudadanos sobre qué pueden hacer, cómo y cuándo 

En el espectro político hay quienes abogan por un estado todopoderoso e interventor; otros, contrariamente, por un mundo sin Estado, aunque entre los dos polos hay un elemento sustancial que distingue a uno respecto del otro. Mientras el intervencionista aboga por un grupo de personas que decidan por los demás, el anarquista defiende su libertad de hacer y decidir, lo que resulta loable e infinitamente más responsable. En medio, encontramos aquellos que defienden un Estado mínimo y los que prefieren que el Estado les arregle problemas relacionados con la salud, el medioambiente, las carreteras, la educación y una largo etcétera. De igual forma, entre estos grupos -no extremos- son nuevamente el aprecio por la libertad y la asunción de la responsabilidad las diferencias. El Estado mínimo reduce sustancialmente la dependencia y permite que sea el individuo quien busque soluciones en función de sus preferencias, puesto que los problemas son muy diferentes para cada uno.

En ese espectro político-conceptual -que da para reflexionar mucho sobre quien prefiere ser más libre e independiente o estar manejado por otros- hay cuestiones que hemos terminado por asumir sin cuestionarnos. Los Estados, cada vez más, se apoderan de espacios de libertad individual para condicionar a los ciudadanos sobre qué pueden hacer, cómo y cuándo, e imponen el coste de su ineficiente gestión. Quienes aceptan el estatismo apuestan “por el suyo” -o por el que hacen los suyos, porque son ávidos cuestionadores de los demás-, en una contradicción ilógica al buscar hacer libremente lo que desean, siempre después de imponer sus condiciones de gobierno al resto.

Además, pareciéramos no haber advertido sobre el dinero que se dilapida, tanto en esa amplia gestión estatal como en otros aspectos fuera del marco general descrito. No se trata ya de cómo o con cuánto se financia la salud, la educación, la seguridad o la carreteras, pozos sin fondo para los que el dinero asignando nunca es suficiente y siempre pide más, sino que lo trascendente es que todos esos fondos son pagados por ciudadanos trabajadores, a quienes les reducen el poder adquisitivo y la capacidad de inversión, al sustraérselos arbitraria y violentamente de sus bolsillos. No son partidas presupuestarias que tengan un reflejo social, como pretenden justificar muchas de ellas, sino gastos hormiga que desangran las arcas públicas: salas VIP en aeropuertos, orquestas nacionales, subvenciones al cine o a determinada música alternativa que no es demanda en un mercado libre, festivales populares, pactos colectivos, timbre de colegios profesionales, ferias y patronazgos municipales, vehículos oficiales, transporte aéreo en clase preferente, residencias oficiales, distinciones a los conyugues y familiares, contrataciones discrecionales, servicio doméstico y pago de comidas, teléfonos celulares, seguros de vida y enfermedad, combustible, pensiones vitalicias, etc. Todo ello representa centenas de millones en privilegios que pagamos los contribuyentes y que detrae el Estado del bolsillo del contribuyente, a quien disminuye su poder de compra. 

Estatismo de estatistas que realmente es imposición de sinvergüenzas y aprovechados que toman y disfrutan esos lujos porque la enorme mayoría lo permite irresponsablemente y sin cuestionarlo abiertamente, además de censurarlo públicamente. Los países cambian en la medidas que exijamos libertad y seamos consecuentemente con la responsabilidad que conlleva. Cuando por recibir miserias -que pagamos muy caras- agachamos la cabeza y doblamos la columna, estamos condenados al espolio permanente de estatistas coartadores de la libertad. 

Mientras cada cual prefiera que otros hagan las cosas por él, sólo promoverá una suerte de esclavitud progresiva y de abuso consentido.

lunes, 21 de octubre de 2024

De la revolución a la involución

El Presidente -siendo una persona honorablemente y no cuestionada, algo que reflejan los sondeos- no toma las riendas del país, al menos como era de esperar

Si después de más de 200 años de independencia seguimos echándole la culpa a la Conquista -posiblemente para evitar echárnosla a nosotros- a los 80 años de la revolución del 44 parece seguirle la involución de 2024. Da la impresión de que nos gusta perder el tiempo e ignorar la responsabilidad que tenemos en los fracasos que como país evidenciamos cada día.

Las encuestas de mayo pasado dejaban clara una caída estrepitosa en la popularidad presidencial -unos 30 puntos-, y ahora que hay nueva encuesta, el gobierno la esconde -como hiciera Gimmattei con el Informe de Desarrollo del PNUD que no le favorecía- para evitar que se comente el batacazo en aceptación. 

Sondeos de opinión -que en mayo hablaban de un 28% de aprobación- reducen en octubre a un 15% quienes opinan que la gestión presidencial es excelente o buena. Sin embargo, “la impunidad mediática” oculta y calla este tema, y mucho menos reclama al gobierno que si ha hecho el estudio con dinero público lo dé a conocer. Independientemente de lo anterior, una entidad gubernamental no tiene el derecho de ocultar a sus ciudadanos esos análisis.

La estrepitosa caída tiene diferentes causas: el mal estado de la carreteras -pero sobre todo la incapacidad mostrada para arreglarlas-, el estado del aeropuerto -y las famosas escaleras mecánicas-, el dengue y, en general, la falta de acciones contundente en salud, el pulso silencioso del sindicato con el ministerio de educación, la inoperatividad de los ministerios de agricultura y desarrollo, y ciertas contrataciones arbitrarias de amigos, novias, simpatizantes, hijos -lo mismo que le reprochaban a Miguel Martínez-, además de ciertos gastos suntuosos de la SAAS, señalados en época de Jimmy Morales. Hay que sumar el papel jugado por los congresistas oficiales en sus pactos en el Congreso para elegir magistrados y su actuación en al PARLACEN para permitir el ingreso de Rusia como observador.

La “inacción es incompatible con el ejercicio del mando” y “de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno” son dos afirmaciones que, por activa y pasiva, tanto nacionales como extranjeros, han utilizado para hacer ver que el Presidente -siendo una persona honorablemente y no cuestionada, algo que reflejan los sondeos- no toma las riendas del país, al menos como era de esperar por ciudadanos cansados que, quizá, elevaron sus esperanzas más de lo que los números y la realidad electoral indicaban. En cualquier caso, la luna de miel pareciera haber concluido.

La pugna con el MP, y el mal funcionamiento de la justicia, es algo con lo que no ha podido el Ejecutivo, y los amparos y consultas que en su momento hiciera se revirtieron mediáticamente en su contra, lastrando la percepción positiva del votante. No es que se pidan acciones ilegales, como algunos han señalado en ciertos medios, es que ni siquiera las legales parecen advertirse, y quienes están exiliados generan tal cantidad de reclamos y críticas que se han convertido en oposición, y reflejan esos bajos números.

Es posible que el Presidente deba de hacer cambios ministeriales, promover un acuerdo nacional de mínimos o buscar cualquier otro tipo de “pacto estatal”, eso si desea seguir protagonizando mínimamente la política nacional, y sobre todo debe intentar cambiar el rumbo del país. Aquello de fuera el ejército de la seguridad ciudadana o “un mundo sin CACIF”, parece que les ha generado algo de gastritis política, porque han tenido que acudir a ambas instituciones para que las cosas no les vayan peor.

¡En política hay que aprender en no escupir al cielo!

lunes, 14 de octubre de 2024

Sandra la incombustible

Lo entiendo más por parte de ella -acostumbrada a hacer y deshacer a voluntad desde 2008- porque no fueron únicamente los años del poder oficial

El pasado fin de semana se celebró una Asamblea General de la UNE, capitaneada por Sandra Torres. Expulsó a los diputados díscolos, se paseó por los indecisos y conformó una directiva con aquellos que todavía hacen genuflexión a su paso. Doña Sandra no pasa de moda.

Más como una reliquia del pasado -con valor de antigüedad- que como modelo del presente, y no digamos de esperanza de futuro, la eterna política parece no querer aceptar la realidad de los votos ciudadanos que la desecharon varias veces de la opción presidencial. Además, la CC no la dejó participar, en otra ocasión, por actuar de mala fe con aquel divorcio exprés, toda una burla para perpetuar el nefasto gobierno de la UNE que lideró desde la sombra con el apoyo de la mayoría de quienes ahora la critican y se pasan al lado de la oposición, en otra burla de la política.

Quisiera, sin embargo, entender a aquellos que la sostienen en el poder, porque desde luego no es por el liderazgo de la señora, las posibilidades de que pueda llegar a ser presidenta ni cuestiones relacionados con la ideología del partido. Solamente se me ocurre -quizá porque no hay otra cosa- una relación de poder y dinero que no quieren soltar sus afines, lo que es realmente pernicioso para un país que no termina de iniciar su transformación hacía prácticas políticas correctas.

Lo entiendo más por parte de ella -acostumbrada a hacer y deshacer a voluntad desde 2008- porque no fueron únicamente los años del poder oficial, sino que después, por el número de diputados -solos o en coalición con LIDER- y la cantidad de alcaldes del partido, pudieron nombra a magistrados de la CC, como la insigne Gloria Porra -en dos ocasiones nombrada por la UNE y una tercera que frustró la CC-, pero también contralor, magistrados a la CSJ y salas de apelaciones y otras autoridades no menores. Sin embargo, la implosión interna, producto de ese ambición desmedida que parece no tener límite, pareciera que reduce su influencia, pero no la deja en la cuneta porque cuenta con seguidores amarrados, y eso es lo que intento comprender.

Así que desde esa última asamblea seguramente muchos cambiarán lealtades y veremos al menos, dos grupos, aunque da la sensación de que a la hora de votar por ciertos intereses como los magistrados de la CSJ y la ampliación presupuestaria, los cuates de siempre no olvidan lo que siguen teniendo en común.

Hay personajes que, como Freddy Krueger, parecieran ser una pesadilla permanente en la política nacional y se aparecen periódicamente para recordarnos que lejos de estar dormidos seguimos despiertos. No se frente a qué auditorio se pondría Sandra Torres en 2027, a quienes convencería todavía o qué promesas traería que ya no se conozcan, hayan evaluado y desechado en diferentes momentos. Quizá pase a la historia como la persona que más presidentes ha puesto, porque pasar con ella a la segunda vuelta garantiza, sin duda, alcanzar el poder, incluso contando con una apoyos insignificantes, como en este último caso.

Será cuestión de prestar atención a sus ofertas y actuaciones, porque basta recordar algo que demasiados olvidan y es que la inmensa mayoría del gobierno de la UNE fue procesado por el “fiscal estrella” Sandoval, aunque ese proceso permanece en silencio, soslayado y sin avances, aunque no recibe las críticas de quienes cuentan la falta de actuación del MP en otros casos. Una especie de memoria selectiva nacional versión 2.0, porque la 1.0 -que era igual- fue superada hace unos 10 meses.

¡No salimos del atolladero!


lunes, 7 de octubre de 2024

Las hojas que no dejaron ver el bosque

Quedó claro que el partido SEMILLA sólo cuenta con alrededor de 55 votos lo que deja una ajustada mayoría cualificada de 105 a la oposición

Tanto la selección como la elección de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, tuvieron una fijación sobre ciertos aspirantes. En análisis y debates era frecuente exponer que “lo importante era que no pasaran los afines al MP”, y se logró, porque ninguno entró. Esa fijación, especialmente por el partido oficialista y sus aliados en medios y redes, hizo que se desenfocaran en el proceso de elección y, finalmente, ingresaran alrededor de diez magistrados -de los 13- con cuestionamientos, y apadrinamientos de los habituales: rey del tenis, los Alejos -Gustavo y Felipe-, Gálvez y los habituales de la mafias en la judicatura.

Después del conformismo de las comisiones de postulación, cuyo mensaje fue: “elegimos lo mejor en las condiciones existentes, ahora le toca al Congreso”, la batalla de los pactos y la fijación contra el magistrado afín al MP, concentró la atención e hizo perder el equilibrio.

Se pudieron ver pactos entre todos, incluido SEMILLA-UNE; ceder espacios a magistrados muy cuestionados en beneficio de ingresar otros afines, y ese largo etcétera que representa una elección política -nada de judicial- para dejar claro de qué lado queda la prostituida y desajustada balanza de la justica, porque nada que ver por establecer un sistema neutral y técnico, como debería ser.

Varios diputados declaraban contar con la mayoría necesaria, pero se inició la votación cuando todos estaban convencidos de que ganarían, de lo contrario seguirían entrampados. Finalmente 10 de los electos cuentan con graves cuestionamientos y tres de los 13 actuales han sido reelegidos, a pesar de las críticas sobre sus pasadas resoluciones. Quedó claro que el partido SEMILLA sólo cuenta con alrededor de 55 votos cuando ellos y sus aliados se unen contra algo, lo que deja una ajustada mayoría cualificada de 105 a la oposición, algo a considerar para la votación del presupuesto 2025, la elección de mesa directiva en el Congreso, las leyes que quedan por votar y el pendiente antejuicio presidencial.

Además, y aunque se pregonó lo contrario, el partido más fragmentado en las votaciones de los 13 magistrados fue SEMILLA. El resto, aun con votos no unificados, presentaron porcentajes muchos menores en su división interna. En SEMILLA llego al 50% en las votaciones de los magistrados Galicia y Cifuentes, lo que no se observa en otro partido ¿Fueron engañados?, ¿Hubo libertad de voto? ¿Los convencieron? ¿Hubo dinero de por medio? Son algunas de las preguntas que hacen quienes no alcanzan a entender aquel partido unificado y unido que decían tener.

El descontento, a pesar de la condescendencia de ciertos medios y analistas con esta administración, se pudo ver rápidamente en redes sociales a través de los comentarios de personas que están fuera del país y que mostraron su contundente rechazo a esta nueva corte, al considerar que no es diferente a la actual. El propio Presidente Arévalo tuiteó sobre la responsabilidad de cada diputado por lo que hizo con su voto, y otros personajes fueron mucho más contundentes y críticos con el resultado, aunque quieran aceitarlo con suaves declaraciones.

Se demostró quien tiene el poder en el país y aquellos otros que no harán nada para que las cosas cambien, por más que digan que quieren cambiarlas. El MP quedará, ahora, subordinado a la nueva CSJ que lo está a su vez al Congreso y a los oscuros personajes que tradicionalmente dirigen la marimba nacional. Se elegirá una futura CC que integrará a parte de los magistrados actuales, y se esperará un 2026 sin sorpresa que agiten las aguas más de lo debió. 

Todo cambia para que nada cambie, en esta repetición habitual de la historia nacional.

lunes, 30 de septiembre de 2024

El PARLACEN, Rusia y el partido SEMILLA

Y mientras eso ocurría, el Presidente Arévalo, en su gusto y disfrute por la diplomacia más que por el Ejecutivo, se distraía por New York y alrededores 

Muy tangencialmente se conoció el ingreso de la Federación rusa en el PARLACEN. La propuesta, sorpresiva para la mayoría de los diputados, se presentó por la comisión de relaciones exteriores presidida por Manuela Alvarado, diputada del partido SEMILLA. La iniciativa habría sido del diputado Guillermo Daniel Ortega Reyes, un sandinista operador de la dupla dictatorial nicaragüense, y fue operada con apoyo de parlamentarios de aquel país, pero también de este. Poco más de un año después del ingreso de China en el mismo organismo, lo hace Rusia y en compensación -porque nada es gratis-, Nicaragua firma compromisos de cooperación “con iniciativas relacionadas con la modernización de infraestructura, el intercambio cultural y educativo; así como el fortalecimiento de la cooperación en áreas de seguridad regional y energía sostenible”.

Si en la década de los sesenta la crisis de los misiles de Cuba, y la posterior proyección del comunismo hacía Centroamérica desde la isla, fue una estrategia de penetración, ahora sólo es necesario pactar con Nicaragua -seguramente más adelante con Honduras- para desde ahí incidir en los USA. Una suerte de sustitución exitosa del hard power por el soft power que se torna mucho más eficiente y rentable.

Y eso ocurre con la colaboración especial de la diputada Alvarado y del también diputado de SEMILLA Ruddy Girón, un lobo con piel de oveja colaborador del criminal confeso “Pirulo” que posteriormente fue denunciado y vilipendiado por aquel (cría cuervos…). Girón tuiteó a favor de lo que hizo la diputada Alvarado y afirmó que “SEMILLA no votó la propuesta”, lo que nunca desmintió la diputada Alvarado en radio ConCriterio, y que no es posible comprobar porque el voto en el PARLACEN es secreto. Parece ser que tampoco lo creyó Alessandro Mecca -asesor del gobierno- quien tuiteó: “El partido y este gobierno somos los primeros molestos con esto. Es una desviación inaceptable de la línea del partido y del Ministerio de Exteriores en materia de política exterior”.  

Y mientras el Presidente Arévalo, en su gusto y disfrute por la diplomacia más que por el Ejecutivo, se distraía por New York y alrededores entrevistandose con Biden y Zelensky y apostando discursivamente por la paz, “sus” diputados daban luz verde al ingreso de la Duma rusa en el PARLACEN. El canciller guatemalteco tampoco fue consultado, y la política exterior nacional se ve manchada por esa actitud de los semilleros parlamentarios de quienes, por cierto, el gobierno no ha dicho nada, con un silencio que muestra irresponsabilidad más que corresponsalía, pero también incapacidad y falta de control del partido y de sus integrantes. En la votación, los diputados de El Salvador se apartaron, con un silencio preocupante -o cómplice- mientras otros nacionales y hondureños permitían el dictamen favorable.

Seguramente los norteamericanos -despistados hasta que salta la liebre- tomarán nota de estas “lealtades” guatemaltecas que añade a las dos dictaduras antagónicas a USA un espacio en el parlamento,  y que ya cuentan con un centro de monitoreo satelital y con acuerdos entre medios y periodistas en la región, para promover información afín o manipulada. Un sutil y estratégico golpe al tablero de ajedrez norteamericano que sufre el acoso permanente de esas potencias y que pareciera no darle respuesta la actual administración demócrata, dirigida por alguien que apenas recuerda su nombre. 

Circunscritos al ámbito nacional, sería de esperar una postura del gobierno, pero me temo que nuevamente el Presidente saldrá de viaje, esta vez para departir con autoritarios y dictadores latinoamericanos invitados por la presidente electa de México a su toma de posesión.

¡Parece que lo que florece es la ideología radical!


lunes, 23 de septiembre de 2024

La indolencia como fenómeno nacional

Somos una sociedad indolente, es decir despreocupada, indiferente y apática. No solemos levantar las posaderas, y muchos menos mover los pies

La inteligencia artificial, útil para muchas cosas, define la indolencia como “la cualidad de ser indolente, es decir, perezoso, flojo, abandonado, apático, despreocupado, o indiferente. También puede significar un hábito de pereza, especialmente cuando se trata de evitar el trabajo” ¿Le suenan los términos cuando mira a su alrededor? Pues a mi si, y me convencen.

Somos una sociedad indolente, es decir despreocupada, indiferente y apática. No solemos levantar las posaderas, y muchos menos mover los pies, a pesar de que nos abusen permanentemente, pero siempre esperamos que venga alguien que lo haga por nosotros. Nos habituamos a padecer no importa que encarnizamiento, con la estoicidad propia del conformista; del cobarde le denominarían algunos.

Para compensar tan practicada costumbre solemos quejarnos con frecuencia, pero siempre de forma prudente, vaya a ser que alguien nos escuche y háganos pagar tal osadía. Así que en círculos íntimos, de amigos, familiares o después de que don Baco se cebe con nosotros, son momentos en los que la sensatez suele aparecer momentáneamente, aunque con efecto poco duradero.

No nos inmutamos muchos por los casi tres mil homicidios anuales, los más de sesenta mil -¡oyó bien!- embarazos de madres adolescentes hasta 19 años -casi 2,300 de menores de 14 años-, la enorme cantidad de accidentes de tráfico que consume una sustancial parte del presupuesto de salud pública, la falta de internet en la inmensa mayoría de las escuelas públicas del país -más de 20,000- o los socavones que encuentra usted y las llantas y amortiguadores de su vehículo, tanto en carreteras como en la ciudad.

Eso sí, somos buenos para quejarnos -siempre con la discreción antes apuntada- por las dos horas de tráfico para llegar al trabajo y de las otras dos para regresar a casa, y sin pestañear olvidamos que votamos a los mismos alcaldes que descuajeringaron el transporte público, que por cierto era malísimo. Ahora, la escasez de autobuses ha hecho que aparezcan los “taxis piratas”, muchos de ellos controlados por las maras, y en los que se viola, abusa y roba. También solemos lamentarnos -con cautela- de los abusadores motoristas que circulan sin luces, entre los vehículos o por las aceras, pero cerramos bien las ventanillas y no nos atrevemos a censurar su comportamiento, esperando, como es habitual, a que otro lo haga y corrija lo que uno no es capaz de hacer por prudencia, o cobardía. Es posible que don Jorge Manrique tuviera alguna vida anterior por estos lares, particularmente antes de escribir “Coplas por la muerte de su padre”, porque el verso en el que indica: “…contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando…”, es difícil que lo hubiera escrito sin esta triste experiencia de la indolencia social que practicamos.

Repetimos, continua y contumazmente, a los mismos políticos, a quienes elegimos sin compasión propia. Permitimos idéntico chapuz en la selección y posterior designación de jueces y magistrados, y cada cuatro años practicamos nuestros dos minutos del odio, pero mucho más discretamente que en la propuesta orweliana ¡Ni eso lo hacemos bien!

Supongo que para compensar celebramos ruidosamente el mes de la independencia, seguido por el de la revolución. De ahí a Navidad, un pequeño paso que nos hace terminar el año para comenzar diseñando una lista de intenciones incumplibles que nos lleve a otro periodo de tiempo en el que es muy probable, como marca la historia, que no hagamos nada por cambiar, justamente por la indolencia.

Y es que la libertad conlleva acción y la consecuente responsabilidad de los actos, y me da que no estamos dispuesto a lo segundo.


lunes, 16 de septiembre de 2024

Sperisen y la “justicia” suiza

Suiza es el país que ha enjuiciado cuatro veces al exdirector de la PNC, Edwin Sperisen, lo que llama poderosamente la atención al profundizar en el caso

Suiza es la cuna de la Cruz Roja Internacional fundada para paliar los horrores de la guerra, especialmente con los heridos, y promotora de los Convenios de Ginebra que regulan el Derecho Internacional Humanitario. El país europeo es conocido por su neutralidad en los conflictos bélicos, y es referente internacional de pacifismo, orden, justicia y derechos humanos.

Sin embargo, también Suiza es el país que ha enjuiciado cuatro veces al exdirector de la PNC, Edwin Sperisen -por hechos cometidos en Guatemala-, lo que llama poderosamente la atención al profundizar en el caso. En el primero de los juicios fue condenado a cadena perpetua -como autor directo- sentencia anulada posteriormente por el Tribunal Federal. En el segundo, se le condenó a prisión de por vida por la corte de apelación, y fue nuevamente anulado por el Tribunal Federal. En el tercero, sentenciado a 15 años -aunque no se le declaró siquiera coautor-, también se anuló la resolución judicial por falta de imparcialidad de la presidenta del tribunal de justicia de Ginebra, a raíz de la sentencia emitida por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos que considero “que el demandante podía temer razonablemente que el juez tuviera una idea preconcebida sobre su culpabilidad”. La cuarta vista inició el pasado 2 del presente mes y en pocos días fue condenado a 14 años, sin testimonios nuevos y con participación de jueces contaminados en procesos anteriores. La sentencia parece ser una “solución salomónica” para evitar, seguramente, el pago de la indemnización solicitada por el afectado al gobierno, y que no tenga que volver a prisión. Las sentencias fueron publicitadas en su momento como un éxito de CICIG, aunque posteriormente -después de las correspondientes anulaciones- tuvieron escasa difusión mediática, a pesar de ser catalogadas por medios internacionales como una vergüenza judicial. No es para menos: mismo error en tres ocasiones, y eso sucedía en Suiza “paraíso de los derechos humanos y paladín de la justicia”.

Detrás de todo este embrollo una ONG -TRIAL International- y algunos de sus socios, integrantes o simpatizantes: fiscales y jueces que, directa o indirectamente, construyen su “prestigio” internacional por medio del ofrecimiento de logros judiciales en los países en que actúan, y así consiguen financiamiento. Nada nuevo ni diferente para quienes, desde hace tiempo, analizamos el funcionamiento de mercenarios internacionales que lucran y se afaman consiguiendo condenas en sus respectivos países, sin importar realmente la justicia ¿Recuerda el juicio por genocidio aquí?, pues eso.

Y aunque se encargaron de difundir suficientes prejuicios sobre el caso, e independientemente de que considere al imputado culpable o inocente, es inconcebible que un país “altamente desarrollado” se “equivoque” en tres ocasiones al impartir justicia, lo que ha evidenciado el tribunal europeo; la cuarta parece ser más de lo mismo, y en unos meses veremos el resultado. Además -y esto agrega mucho- han mantenido en prisión a una persona por años, consumiendo vida, espíritu y entorno ¿Es eso lo que se esperaría de Suiza? El contraste lo ponen las absoluciones de quienes, al igual que él, fueron acusados en Austria y España, dos países en los que no se puede decir que la justicia no cuenta con suficiente grado de credibilidad.

El caso Sperisen evidencia la realidad de una justicia politizada por grupos de poder en forma de ONGs, y la cantidad de influencias que mueven, además del dinero que facturan. Cuestionamos mucho a los políticos, y con toda razón, pero cada vez hay más certeza de que el poder judicial padece la misma miseria de la corrupción que los otros dos, eso sí con una barniz legal que lo disimula.

lunes, 9 de septiembre de 2024

Vergüenza internacional

El mundo está de cabeza y la vergüenza de los políticos - perdida hace tiempo-, ha sido reemplazada por la picaresca más burda y descarada

Lo que sucede en Venezuela no es más que el reflejo de una realpolik que los propios políticos no terminan de aceptar públicamente. Se llena las bocas de condenas, rechazos, señalamientos, pero finalmente negocian con dictaduras como China, Venezuela, Nicaragua o Cuba y oxigenan a los autoritarios con concesiones o pierden el tiempo con eso tan políticamente correcto de “buscar soluciones para la salida a la crisis”, que no es otra cosa que dilatar el tiempo para normalizar la situación. Así ha ocurrido en Cuba por más de 60 años y ya supera la veintena en Venezuela.

Los extremistas de izquierda como Lula, Obrador o Petro se encogen de hombros y con su hipócrita actitud permiten que el enfermo de Maduro continúe asesinando, aunque esos hijos de mala madre actúan como aquellos otros que cierran los ojos ante el aborto y el asesinato de no nacidos. Es el empleo del neolenguaje de forma interesada para justificar la barbaridad de turno. Los más hábiles, como el presidente del gobierno español, por intermediación de alguien que debería ser procesado por tribunales internacionales, como es el asesor venezolano Zapatero, asilan al presidente electo y legítimo, y lo publicita como un logro, cuando deberían de haberlo hecho con el dictador.

La extrema izquierda, consentida por muchos medios de comunicación social, sigue haciendo destrozo humanos en el mundo, mientras es aplaudida por grupos de analfabetas que viven de migajas en forma de becas, ayudas, subvenciones, ONGs o apoyos sociales, en lugar de trabajar y asumir riesgos y responsabilidades.  Es difícil bajar de ese burro al ciudadano -no menos bestia- del siglo XXI que introduce su cabeza en el mismo agujero que ya lo hicieran sus antepasados del siglo XX, aquellos que permitieron con su conducta dos guerras mundiales.

No sé qué necesita el mundo -además de muchas más educación, capacidad de análisis y menos redes sociales- para aprender de la historia y de sucesos recién pasados. No entiendo la tozudez y falta de criterio de no pocos que siguen defendiendo a monstruos de la categoría de Ortega Murillo o su esposa, una suerte de dupla de delincuentes, de violadores que campan a sus anchas en una Centroamérica desecha. Se me escapa la sagacidad de unos USA, interventores hasta la médula en la Guerra Fría, que ignoran o no aciertan con la debacle que se avecina en este espacio geopolítico de interés estratégico para ellos.

El mundo está de cabeza y la vergüenza de los políticos -perdida hace tiempo- ha sido reemplazada por la picaresca más burda y descarada. La región se llena de populistas y dictadores: Bukele, Murillo, Xiomara Castro, López Obrador, Maduro, Lula, Petro, Diaz-Canel, todos ellos aceptados en la comunidad internacional a pesar de no contar con parámetros mínimos de demócratas. Tampoco escapa el Papá que parece apostar más por la actitud de Pio XII que por la de Juan Pablo II, y otorga mientras calla.

Las civilizaciones tienden a su fin, como ha ocurrido con muchas a lo largo de los tiempos, y justamente inician con esa pérdida de valores éticos, de respeto a los demás y de principios generales convivencia. No es nada nuevo que no se haya visto antes, y esta ignorancia supina del siglo XXI, nos conduce aceleradamente y de nuevo a que dentro de algunos siglos nos vean como torpes del pasado que no supieron leer los tiempos.

Pensamos que lo tenemos todo, y resulta que cada vez tenemos menos de lo esencial. Quizá nos sobra tecnología pero hay que desarrollar mucho más la razón, a fin de cuentas lo que nos diferencia de los animales.


lunes, 2 de septiembre de 2024

En el mes de la Independencia

Es evidente que nos despegamos burocráticamente de un imperio del otro lado, pero seguimos encadenados a otro más cercano y a nosotros mismos

Max, mi perro, está en casa sin collar. Quiero que se siente libre, cómodo, sin ataduras. Sin embargo, nada más abrir la puerta de la casa, busca afanosamente la cuerda de la que “se” atará para sus paseos diarios, y se prende a ella con la boca. No gusta ni sabe, salir a la calle sin estar amarrado, con la seguridad -o la dependencia- de que en el otro extremo estoy yo. Max desconoce lo que es ser libre, pero lo más interesante del asunto es que no le importa y parece preferir estar encadenado a alguien que diariamente le proporciona la comida y el agua, lo baña, cuida, desparasita, educa, vela por su salud, da un hogar y le busca el mejor entorno de vida. Max se siente feliz en su Estado del bienestar perruno y lo refleja con saltos y carantoñas cuando entro en la casa -desconozco si de alegría o de agradecimiento- porque creo que percibe que mientras me vea disfrutará de esas ventajas.

El ser humano, a diferencia de Max,  puede elegir, discernir, pensar y asumir la responsabilidad que conlleva una decisión libre, y las implicaciones que tiene. Decidir es arriesgar, y no todos estamos preparados para hacerlo ni mucho menos para aceptar las consecuencias, de ahí que sea tan popular promover el aborto, un asesinato tras la equivocación de dos actores libres. Da la sensación, cada vez más, de que hay gente que prefiere la seguridad de algo que la libertad de conseguirlo. El problema es que “ese algo” no siempre es lo que uno desea, y aumenta cada día persiguiendo un horizonte infinito e imposible satisfacer. 

Conmemoramos este año uno más de “Independencia”, cuando realmente somos más dependientes que nunca. Es evidente que nos despegamos burocráticamente de un imperio del otro lado, pero seguimos encadenados a otro más cercano y a nosotros mismos, lo que no es mucho mejor. No fuimos ni somos -veremos si en el futuro cambia- capaces de autogestionarnos como sociedad porque ello requiere sacrificio, honestidad, decencia, ética, capacidad, valor y acción responsable, y durante estos doscientos y pico años no se ha construido mucho, o incluso se ha destruido lo que pudo haber habido.

Si los conquistadores vencieron fue porque aprovecharon un mundo dividido en el que algunos querían aniquilar a sus vecinos, y únicamente hubo que ponerlos de acuerdo y dirigirlos a la batalla. Hoy -al igual que entonces- la polarización existente no buscar un consenso para una mejor gobernanza -cuento chino ya muy trillado-, sino como dominar al grupo contrario. Artimañas sobran por doquier, pero también mala leche y falta de ética, como se ha demostrado en estos últimos años de mi corta memoria histórica.

Lo curioso -que suele coincidir con lo facilón- es que aprendimos aquello de “echarle la culpa a otros”, y lo convertimos en el deporte nacional ¡Siempre son los otros! Aquellos que son comprados a la hora de votar, o “mi gente” que no sabe hacer las cosas o “el indio”, como el gran Asturias reflejara en sus tesis de graduación. No importa, siempre hay un “chairo” o uno del “pacto de corruptos” que es culpable.

De aquella “Independencia” nos quedamos solamente con la “pendencia”, en cualquiera de sus acepciones de la RAE, porque todavía queda mucho por construir, aunque creo que no seremos capaces de hacerlo. Así que, frente a la incapacidad, inventamos el positivismo enfermo para justificar cómo haremos “ahorita” lo que desplazamos diariamente, a pesar de que debimos haberlo hecho el día anterior. 

Voy a pasear a Max, al menos él es consecuente con lo que hace.

lunes, 26 de agosto de 2024

La extrema izquierda no existe

La dictadura cubana, la nicaragüense y la venezolana, son de izquierdas -de extrema izquierda- por más que se silencien lo términos dictadura y extrema izquierda

El reciente proceso electoral en Venezuela ha puesto de manifiesto lo que la mayoría de los medios, periodistas y analistas se niegan en reconocer: la postura extremista de Lula, Petro y López Obrador, con relación al fraude electoral venezolano, que evidencia cómo el Grupo de Puebla y el Foro de Sao Paulo son parte del apoyo y sustento a esa extrema izquierda que hiere y deja morir periódicamente a millones de ciudadanos de ciertos países latinoamericanos.

La dictadura cubana, la nicaragüense y la venezolana, son de izquierdas -de extrema izquierda- por más que se silencie los términos dictadura y extrema izquierda. Es vergonzoso como algunos medios de comunicación tachan abiertamente de extrema derecha a Milei o Trump, pero son incapaces de hablar de dictaduras, autoritarismos o extremismos radicales de izquierda, que es exactamente lo que representan aquellos gobiernos.

El neolenguaje y lo políticamente correcto, terminan por imponer un discurso amañado, ideologizado y manipulador que normaliza las dictaduras del continente -como la cubana, después de 65 años- y permiten que tiranos asesinos, como Maduro y su grupo de delincuentes, continúen consolidando el poder por medio de la violencia y la imposición más descarada.

Es realmente vergonzoso que presidentes como el colombiano, el brasileño o el mexicano no se hayan expresado con la contundencia y claridad con la que lo hizo el chileno Boric, y exijan claramente, sin modelos forzados de negociación, que se respeten los resultados electorales que el régimen se niega a mostrar para evitar reconocer el fraude.

Las dictaduras únicamente pueden existir porque hay países que las consienten y no las condenan, como ha sido el caso de la criminal cubana, la no menos delirante nicaragüense y la más reciente venezolana. Las “sanciones” de medias tintas, como son esas insulsas de la UE o de los USA y la “búsqueda de soluciones alternativas” que proponen quienes no tienen el coraje de condenar al dictador, aunque se vendan como defensores de derechos humanos, hacen posible que esos criminales de la política permanezcan en el cargo por décadas y asesinen o lleven a la pobreza a millones de ciudadanos.

Vivimos en un mundo hipócrita en el que ciertos políticos de extrema izquierda son igualmente culpables de los crímenes que comenten los autoritarios. Hay que dejar de ser “prudentes” y señalar -como lo han hecho varios Presidentes- al criminal de Maduro, pero también al binomio Ortega-Murillo y a Diaz Canel. Sin embargo, y lejos de eso, los USA liberaron a un personaje del régimen venezolano sin juicio ni condena y conceden visa a un dirigente comunista cubano -Manuel Menéndez Castellanos- que por años participó de matanzas y ejecuciones en Cuba. Es imposible, con esa forma de actuar, que quienes se perciben inmunes no crean también ser impunes.

Además, esas medias tintas que utilizan ciertos medios de comunicación asociados a la izquierda, generan una opinión publicada en la que el ciudadano, poco acucioso en la búsqueda de la verdad, termina por aceptar y normalizar que la extrema izquierda no es la que hace daño a este continente a pesar de sostener a varios dictadores. 

Es mentira que pretenden el bien del pueblo, la lucha por los derechos humanos o el progreso y el desarrollo, al menos mientras muestren su apoyo esos regímenes y no condenen las actuaciones que se hacen en aquellos tres países, y ahora particularmente en Venezuela. Lula, Petro y López Obrador son unos auténticos hipócritas, pero además cómplices de la violencia y las desapariciones en esos lugares, y representan una extrema izquierda asesina de la que hay que comenzar a hablar sin miedo.

lunes, 19 de agosto de 2024

Irresponsabilidad impositiva

Somos una sociedad callada que acusa los golpes silenciosamente, se queja en voz baja y permite el abuso por costumbre y por temor

Parto de la base del cuestionamiento ético que supone que el Estado meta la mano en mi bolsillo en función de lo que una mayoría de legisladores decida según el momento político y sus intereses. Sin embargo, aceptando -como lo hago- la necesidad de un Estado mínimo, en la concepción de Nozick, y de la responsabilidad que conlleva lo que se predica, hace falta una cierta cantidad de dinero para que ese Estado pueda funcionar. 

El caso de defraudación fiscal evidenciado por el SAT presenta tres aristas sobre las que es necesario reflexionar. Una se refiere a la falta de ética y valores de los personajes implicados. Ciudadanos que votan, opinan, participan en la política, pero que les importa un soberano banano el bienestar colectivo -al que dicen contribuir con sus empresas- o la responsabilidad que conlleva la vida en sociedad. Seguramente son vecinos nuestros que se quejan de que el país no avance, mientras huyen de la responsabilidad fiscal y muestran la miseria moral con la que actúan. Otra se centra en el delito cometido al no pagar los impuestos que les corresponden, despreocupados por los millones que evaden y que son necesarios para ese Estado del que viven y al que venden sus productos. La tercera y última, apunta a la sospecha de que de los Q6,400 millones adquiridos por el Estado es presumible que también se hayan apropiado de una jugosa cantidad y que realmente no vendieran nada o solamente parte de lo que dicen.

Somos un Estado fracasado por falta de valores individuales y de responsabilidad, y eso se construyen en la familia, en el grupo cercano y se perfecciona en la vida social. Mientras sigamos aplaudiendo al “chispudo” no avanzaremos ni un milímetro en desarrollo. Algunos roban o abusan porque el resto -quizá la mayoría- se lo permitimos. El prepotente lo es porque el débil se lo autoriza con su actitud, y esa maldita justificación del miedo únicamente encubre la falta del ejercicio responsable que a cada uno le toca.

Se sustraen medicamentos de salud con el silencio cómplice de quienes lo saben y no lo denuncian. Se contratan plazas fantasmas en el Congreso con autorización callada de aquellos que dicen “no querer problemas”, pero que con su actitud cobarde los consienten. Se forman segundas y terceras filas en el tráfico porque siempre hay alguien que cede ante esos energúmenos abusadores. 

Y es que la omisión termina siendo tan perjudicial como el actuar delincuencial, irresponsable o abusivo. Somos una sociedad callada que acusa los golpes silenciosamente, se queja en voz baja y permite el abuso por costumbre y por temor. Incapaces de salir del cascarón del silencio pretendemos, sin embargo, que otros hagan las cosas por nosotros, como en esta ocasión lo ha hecho el SAT, y que sea él y su entorno quienes asuman el riesgo.

Un país no progresa con cobardes -por muy duro que suene- mucho menos con pusilánimes que huyen del momento en el que la vida nos coloca a todos tarde o temprano. Cada uno debe de ejercer su responsabilidad, que en muchas ocasiones ni siquiera imaginas cual será ni en qué momento llegará. Es hora de dejar a un lado la justificación miedosa, porque eso es precisamente lo que aprovechan los autoritarios, los delincuentes, los mafiosos y todos esos personajes que nos matan poco a poco, y destruyen el futuro de nuestros hijos.

Una loa al SAT, no sólo por el caso públicamente denunciado, sino por el arrojo que ha tenido en asumir la responsabilidad histórica en la que la vida lo ha puesto.

¡Mis respetos señor!

lunes, 12 de agosto de 2024

La normalización del autoritarismo

Los dictadores -todos diferentes pero con idéntico espíritu autoritario- lo saben y su estrategia es muy sencilla: resistir al tiempo

La mayor parte del debate político internacional, durante estas semanas, se ha centrado en Venezuela. Un fraude electoral -a todas luces visible- que entrona nuevamente a Maduro y a sus secuaces para perpetuarse en el poder. La “indignación” patente en medios, redes y declaraciones, se deja sentir con fuerza -aunque no con unanimidad- y confronta dialécticamente a la dictadura y a los dictadores.

Paralelamente tenemos normalizado el modelo cubano que por 65 años hace exactamente lo mismo que ahora el venezolano, y también el nicaragüense, aunque cada vez se comente menos -el Papá especialmente- sobre la brutal persecución en Nicaragua, especialmente a los sacerdotes, y poco o nada sobre los abusos y crímenes diarios en Cuba. El ciudadano y ciertas élites políticas han normalizado el modelo cubano, al igual que el chino, a los que ni siquiera denominan dictaduras. La mente y el vocabulario se han adaptado a los autoritarismos clásicos, y únicamente parecen sorprender los emergentes.

Aprendimos a convivir con esos personajes que violan los mismos derechos humanos que decimos preservar dentro de nuestras fronteras -o en lugares “de moda”- y no hay empacho en negociar con China o Cuba, a pesar de que irrespetan continuamente los principios que “defendemos”. Desarrollamos un comportamiento absolutamente disociado sin advertir de nuestra propia contradicción que somos capaces de asumir y hasta de justificar. De hecho, no advertimos como El Salvador va precisamente en la misma dirección autoritaria de los países indicados, y se aplauden decisiones de Bukele que, con el tiempo, pesarán en la conciencia.

Somos seres adaptativos, sin importar el lugar, el clima, las condiciones o los golpes que podamos recibir. Es un principio de evolución y únicamente el tiempo coloca todo en su lugar. Los dictadores -todos diferentes pero con idéntico espíritu autoritario- lo saben y su estrategia es muy sencilla: resistir al tiempo. En estos momentos Venezuela vive lo que superó Nicaragua, China o Cuba: el tiempo de discusión del régimen. Una vez transcurra este mes, y no digamos cuando lleguemos a noviembre con las elecciones USA o a diciembre con la Navidad, Maduro se consolidará e iniciará el 2025 con miles de promesas hechas en otros cientos de intervenciones y el silencio hipócrita de la comunidad internacional.

Todo esos dictadores, casi sin excepción, afirmaron inicialmente que no eran comunistas ni mucho menos de izquierda, sino progresistas que buscaban el “bien del pueblo”, frase que utilizan y que muchos más creen todavía, mientras les otorgan el poder sin advertir sus intenciones. Como ciudadanos terminamos siendo “más animales” que políticos”, algo que al gran Aristóteles se le olvido diferenciar, y nos alejamos voluntariamente de nuestros propios deseos de libertad por no asumir el costo de la correspondiente responsabilidad.

Cuentan que los cubanos “son felices” en su paraíso socialista, que muchos fuera de él alaban pero que no se atreven a vivirlo; los chinos se nos venden “como la mayor economía y desarrollo”; los nicaragüenses ofrecen “seguridad y ausencia de violencia” y don Bukele “haber terminado con las maras”. Y muchos ciudadanos del mundo, cada vez menos leído y con una limitada capacidad de razonamiento básico, creen todas esas ofertas, aunque la mayoría no conoce siquiera uno de esos lugares, mientras los oligarcas autoritarios, profesionales del crimen organizado en aquellos países, difunden sus “bondades”.

El ser humano ha tenido una constante en su historia: la adaptación, y ahora parece que surge otra hermana de la anterior: la normalización. Lo triste es que únicamente advertimos el desastre cuando estamos dentro de él, y a veces ni eso, sino cuando ya es muy tarde para cambiar las cosas.


lunes, 5 de agosto de 2024

Política: ¿amigos o intereses?

La realidad es que cada quien jala para su molino, y sobre todo priman sus intereses, importando un soberano carajo el resto de la humanidad

La farsa electoral, promovida por la dictadura venezolana, pone nuevamente sobre la mesa el viejo debate sobre la preeminencia en política de los intereses sobre la amistad. En época de tranquilidad, los gobernantes se besan, abrazan y proclaman la “amistad entre los pueblos”, se “hermanan ciudades” y se recibe a los “mandatarios amigos” con lujo y boato, en ese afán de mostrar un inexistente principio que requiere disimularse. En el fondo, cada político se mira el ombligo en el espejo -primero el suyo y luego el del país al que representa- aunque haga muestras hipócritas para regocijo de una parte sustancial de la ciudadanía idealista que aplaude fogosamente su propia ignorancia.
La realidad -por más que huyamos de ella con piadosos pensamientos- es que cada quien jala para su molino, y sobre todo priman sus intereses -personales o de grupo- importando un soberano carajo el resto de la humanidad. Se vio durante el COVID-19 con el tema de las vacunas, y como las grandes potencias acapararon todo lo que pudieron. Más tarde “donaron” lo que les sobró, en un acto de caridad política que subrayaba la hipocresía en tiempos de crisis.
El tema venezolano no es muy diferente. Las grandes potencias intentan hacerse -directa o indirectamente- con los recursos energéticos del país y pactan, acuerdan o rubrican secretamente tratados con el dictador, sin ningún tipo de escrúpulos. Externamente hacen grandilocuentes discursos pero no se cortan en eliminarlos de la política cuando ya no les son útiles -como con Sadam Hussein- encumbrando a otro que terminen sirviendo sus particulares intereses. Los “no imperialistas” no son muy distintos, y actúan guiados por los mismos intereses o asociados a modelos ideológicos de izquierda radical. Brasil, México o Colombia -todos liderados por acentuados izquierdistas- son la prueba de esta reflexión, y su tibia actuación frente a la crisis venezolana los evidencia. Determinadas organizaciones internacionales también se suman a estas componendas, como ha hecho la OEA, incapaz de aprobar una resolución porque 16 de los 33 países estuvieron ausentes o se abstuvieron, remarcando la complicidad con el autoritarismo y las dictaduras, aunque se hagan ruidosamente presente en otros países -como ocurrió aquí en el 2023- para “defender la democracia”. En el fondo instituciones de gobiernos que siguen las directrices de quienes pagan la infraestructura o los lineamientos políticos que son tendencia en el momento. Solo así se explica un dictadura cubana de casi 70 años, otra venezolana de unos 25 y la más reciente nicaragüense. Tres naciones que “inexplicablemente” son dirigidas por criminales con aquiescencia internacional.
Y es que el ciudadano, ese “zoon politikón” aristotélico, deja claro que es mucho más animal que político, y dos milenios después, sigue creyendo en sus dirigentes y en las promesas de quienes elige al frente de sus instituciones. No hemos despertado de un letargo de siglos, a pesar de que han sonado suficientes alarmas históricas, y seguimos plácidamente repitiendo los errores que han quedado sobradamente expuesto en innumerables lugares.
El caso venezolano, demostrado, evidenciado, suficientemente ilustrado e internacionalmente difundido en redes sociales, parece que tampoco será el último. Rusia y China, por una parte, o Brasil, México y Colombia por otra, además de una tibia UE y unos USA -con un presidente incapaz- lo perpetuarán. En 1930, una Europa liderada por ilusos idealistas, permitió la expansión de un loco que condujo a la II Guerra Mundial. Hoy, un mundo conducido por torpes, enfermos o tibios ignorantes, puede ponernos al borde de otro conflicto internacional. Mientras, los “animales políticos” parece que necesitamos más tiempo para entender lo evidente.

lunes, 29 de julio de 2024

¿En serio esperaban otra cosa?

Las dictaduras existen porque las democracias lo permiten y a esos personajes, sencillamente hay que aislarlos política y económicamente, y dejarse de medias tintas

Ha sido distraído, pero frustrante, leer y escuchar comentarios de expertos y opinadores en relación con las elecciones venezolanas. Algunos creyeron que habría un cambio ¡Ilusos! No entienden que los dictadores cruzan una línea de no retorno, y Maduro y su gentuza no tienen a donde ir; para ellos ganar es una lucha por la sobrevivencia. Se deshicieron en analizar lo que decían las encuestas y en elaborar escenarios de futuro, pero de uno que nunca llegará mientras viva el dictador. Venezuela es copia del régimen cubano y se sostiene, igual que aquel, con apoyos de potencias como Rusia y China, y por la torpeza norteamericana.

La comunidad internacional también es culpable de lo que ocurre en Venezuela -como en Cuba- porque ese espíritu idealista de las relaciones internacionales -que ha sido inútil en situaciones críticas, y la venezolana lo es- pretende dialogar con una manada de gorilas lo que es imposible a todas luces. La administración Biden, es particularmente culpable, por haber puesto al frente de las negociaciones a un izquierdista consumado, como el ahora cesado Juan González, quien no solo fracasó en su acercamiento y negociación con el dictador -o quizá no-, sino que además USA devolvió a Alex Saab a Venezuela, a cambio de diez estadounidenses secuestrados por el régimen, un chantaje que oxigenó a Maduro. 

Las dictaduras existen porque las democracias lo permiten, y a esos personajes sencillamente hay que aislarlos política y económicamente, y dejarse de medias tintas que permiten, casi 70 años después, que Cuba siga a cargo de un tunante político sostenido por esqueletos vivientes.

Ciertos medios de comunicación también tienen su responsabilidad. Los mismos que no se cortan al hablar de extrema derecha son incapaces de llamar dictador a Maduro, y es que en el fondo hay un sentimiento ideológico que impide el uso de determinados vocablos mientras utilizan plácidamente otros ¡Una vergüenza gremial que el corporativismo periodístico silencia!

Los dictadores y autoritarios no siempre llegan al poder por la fuerza. Hitler lo hizo por la vía democrática, igual que los que sobresalen en América Latina, como Bukele. Poco a poco se afianzan y cambian las normas, pagan favores y prebendas, crean ilusiones y fantasías, y demasiados ciudadanos atolondrados o corrompidos -aunque no lo quieran admitir- aplauden a sus futuros verdugos sin notar que propician el ambiente del autoritarismo. Cuando se dan cuenta, como ocurre en Venezuela, ya es tarde, y al dictador le importa un soberano bledo todo lo que no sea su vida, riqueza, bienestar y el de quienes lo sostienen artificialmente en la cúpula.

Así que mientras se sigan elaborando escenarios ficticios, la comunidad internacional no aplique la contundencia necesaria y las democracias dejen de apoyar a las dictaduras, no habrá cambio alguno a pesar de que se pasen generaciones protestando, lamentándose o esperando cada cierto tiempo que, como ocurre en Cuba y Venezuela, el régimen cambie, porque nada va a cambiar.

Es vergonzoso que en pleno siglo XXI, en el que nos llenamos la boca de derechos humanos, democracia y cuestiones similares, carezcamos de la capacidad de entender algo tan simple como que las dictaduras mientras se les oxigene se irán construyendo o reconstruyendo, y que la única solución es el pragmatismo realista que significa el aislamiento internacional absoluto, total y sin fisuras. Todo lo demás son sueños oníricos de quienes no tienen las cosas claras o pretende seguir esperanzados -no sé cuántos años más- en que los cambios serán espontáneos. 

Si a estas alturas no han entendido la cubanización de Venezuela, ¿qué más se les puede pedir que no sea seguir quejándose?

lunes, 22 de julio de 2024

¿Recordará Biden su renuncia?

El señor Biden, desde que reconoce no estar en condiciones de reelegirse, asume, al menos en parte, que tampoco lo está para continuar desde ese momento


La renuncia del Presidente Biden como candidato electoral por el partido demócrata para las próximas elecciones, genera un debate nuevo e inédito en la política norteamericana. La primera, oportuna y muy  interesante solicitud, la hizo el Presidente de la Cámara de Representantes, quien pidió al gobernante su renuncia alegando que "Si Joe Biden no es apto para postularse para la Presidencia, tampoco lo es para ejercerla".
Los ciudadanos, en acto de complacencia y perdón infinito al político -especialmente a “sus” políticos-, han asumido que aquellos no necesitan cumplir requisitos básicos que se les pide a cualquier otro empleado público, y contando únicamente con sus derechos políticos, es suficiente para asumir el cargo. Así que locos, asesinos, seniles, enfermos psiquiátricos o traumados psicológicos, han dirigido naciones a lo largo de la historia en países democráticos, porque en dictaduras es normal esa clase de “desajustados”. Aproveche y dele una lectura al artículo 185 constitucional, y verá que si es guatemalteco de origen, ciudadano en ejercicio y mayor de cuarenta años puede ser Presidente y contar con innumerables ventajas, entre otras el mayor salario de América Latina ¡Ya me dirá si en su casa, empresa o entorno se contrata a alguien tan ágilmente en esas condiciones y por cuatro años, sin posibilidad de echarlo. La pregunta inmediata es ¿entonces por qué somos tan permisivos para contratar a quienes dirigen para el país?
El señor Biden, desde que reconoce no estar en condiciones de reelegirse, asume, al menos en parte, que tampoco lo está para continuar desde ese momento, e invita a reflexionar sobre cuánto tiempo lleva en esas condiciones. Ha sido más que visible su estado de salud a través de su errática conducta, pero hételo ahí, al frente del país más poderoso y armado del mundo.
Aunque no sólo ha sido eso, recordemos que alguno de sus asesores -pienso en Juan González, aunque no es el único- generaron dinámicas perversas en varios países. Aquí lo intentó, pero nunca llegó a venir porque la metedura de pata fue advertida a tiempo. En Venezuela fue enlace con la dictadura, y ya vemos los resultados: un Maduro fortalecido y retador de los USA que es posible que continúe llevando a los venezolanos al abismo más profundo, con el beneplácito de organizaciones internacionales cómplices,  países callados y gobernantes hipócritas. Con los conflictos en Ucrania e Israel, no lo han hecho mejor.
La apuesta por Trump no lo es por sus virtudes -un populista alocado- sino porque tiene ciertas cosas de las que carecen los demás: carácter y capacidad de confrontar a otros, aunque pueda equivocarse en identificar oponentes, como hizo recientemente con El Salvador. La ciudadanía está harta de pusilánimes, tibios, calzonazos y mandilones que, en nombre de una falsa prudencia, quieren estar bien con Dios y con el diablo, y no toman decisiones más allá de las que provocan sonrisas, fotos o declaraciones amistosas. Gobernantes que han aprendido a no gobernar pero sonríen, viajan o tuitean -ahora muy de moda-, y no comprometen un milímetro de su integridad ni mucho menos de su carácter, para enfrentar la solución de aquellos problemas que prometieron abordar. 
Trump, guste o no, tiene claro que hará lo que dice -quizá hasta un poquito más- y posiblemente esa sea la razón de su éxito. Con Milei pasó igual, y con el autoritario de Bukele tres cuartos de lo mismo, asi como con Uribe en su momento.
La nueva forma de hacer política se sustenta en la capacidad de convencer de que se cumplirá con lo prometido, cualquiera que sea el mensaje. A ver si vamos aprendiendo.