La ineficacia gubernamental, el gasto público desmesurado y opaco, el mangoneo de los peludos y otras marrullerías propias de personajes detrás del poder -porque el legalmente constituido ha brillado por su ausencia- no son las únicas razones de la dramática, preocupante y comprometida situación en la que nos encontramos. Falta (siempre faltó) un equipo de trabajo con ideas claras y capacidad para ponerlas en práctica y se suma la ausencia de un programa de gobierno. Se sentaron en la poltrona sin planes, sin ganas y sin ideas, excepto la de arrasar desde la oscuridad y ese ha sido el eje central de toda esta perdición.
Ahora, la discusión se ha trasladado a lo interno del partido. La incorporación de los tránsfugas de la GANA y el intento de reposicionamiento de los peludos, ha desatado una guerra interna que apunta al estropicio final. Primero fue la huida de los Baldizón-boys, ahora la salida del Secretario General y en el ínterin, la pérdida de influencia de quienes se creían todopoderosos desde sus Secretarias. En el centro de la discusión, el tema de si la esposa del presidente, quien cuenta con un altísimo índice de rechazo en las encuestas, es o no la opción electoral acertada.
Les preocupa cómo salvar la cara cuando no tengan el poder dentro de un par de años y la justicia (y CICIG) cuente con carta blanca para poder sacar a la luz, siguiendo el modo políticamente interesado de algunos casos, cierta información de que disponen. En poco tiempo, el interés de los uneinistas se reducirá a intentar salvar la piel cuando magistrados independientes y efectivos comiencen a pedir cuentas de las omisiones o acciones de su “gestión”. Enfrentamos un espectáculo de supervivencia personal en el que, a la voz de “mariquita el último”, muchos ensayan como abandonar el barco o subirse al palo mayor para aguantar la zozobra.
Son conscientes, cada vez más, de que doña Sandra no es garantía de éxito para los próximos comicios y, a estas alturas, sólo pueden buscar alternativa entre bufones, peludos vengativos o desacreditados y desconocidos. Mientras, el resto, pactan para salvar su “carrera política”. Es decir, no tienen a nadie y, sobre todo y mucho más grave, no tienen nada que ofrecer como mínimamente exitoso durante su gestión de gobierno y sí mucho que tapar. Otra administración UNE, sin cambio de liderazgo y sin debate ideológico profundo, más allá de esa tapadera de “socialdemocracia” adquirida por osmosis, sería como el Agatha tras el Stan: un desastre de proporciones incalculables. Deben llevar a cabo una catarsis profunda, más allá del manipuleo interesado que han promovido hasta el momento y pocos pueden darle ese giro necesario.
Lo peor de todo, es el daño que por inoperantes todavía pueden hacer en el tiempo que les queda y en lugar de combatirse los unos a los otros terminen por salpicarnos, algo así como lo ocurrido en el parqueo del hotel Tikal Futura cuando fueron a detener a unos criminales. Nos tienen acostumbrados a esos daños colaterales que ni prevén, ni planifican y no sé si les interesan. Son improvisadores profesionales que vinieron a perpetuarse mientras articulan un discurso acomodado que pensaban les generaría réditos. ¡Nada que ver! Si algo hay que destacar del proceso electoral anterior es que las personas dejaron la bobería a un lado y hoy meditan su voto y reconocen al lobo, aunque se esconda tras la piel de oveja o bale, en lugar de aullar.
Este es un blog personal donde se editan las columnas de opinion (y otras) que semanalmente publico en el diario PRENSA LIBRE de Guatemala. La idea es generar un espacio de debate y opinión con los lectores, de forma que la libertad de expresión sea en doble sentido.
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lunes, 27 de septiembre de 2010
lunes, 20 de septiembre de 2010
Hello!
Ojeé una de esas publicaciones denominadas “del corazón” en las que agraciados, desconocidos y desocupados personajes llenan páginas de fotografías a todo color en impresionantes fiestas o en lujosas mansiones y lucen modelos de tal o cual afamado diseñador. Aparentan dibujar una sonrisa de simulada felicidad que más pareciera fingidamente interesada para promover la adquisición de esas revistas y seguir haciéndose millonarios, mientras, en compensación, nos cuentan sus versátiles amores trimestrales, sus complicados embarazos de bebés rubitos con ojitos azules o las tristezas que padecen cuando se divorcian. Un espectáculo picante de alegrías y penas que se simultanea entre las decenas de páginas vacías de contenido, más allá de esa superflua y estéril existencia.
Encontramos también, princesas y príncipes que nunca reinarán y que afanosamente buscan pareja en ese limitado círculo de frívolos aristócratas que se embarcan en sus veleros durante el verano o se deslizan con esquís de marca por las pistas más famosas, durante el invierno. Las menos jovencitas, narran con detalle cómo se esfuerzan por decorar sus lujosas viviendas con ese toque de elegancia tan especial y burgués que las caracteriza, a costa, por supuesto, de la revista que les posibilita su azarosa y relajada vida. Caben igualmente, en ese conglomerado de farándula, los denominados artistas. Algunos, tienen que ser identificado con la desconocida serie que hicieran, la película que alguna vez grabaron o el cuadro incompresible que pintaran, con el fin de que el lector no se pierda y pasen desapercibidos, salvo aquellas que enseñan alegremente sus retocados senos operados en cualquier afamada clínica norteamericana, mientras contienen la respiración para evitar en la instantánea esas partes que compusieron pero que regresaron a su sitio y afean la toma. O la más reciente historia del cantante famoso que se casa por la iglesia después de estar divorciado, tener cinco hijos y 20 años de convivencia con su pareja ¡Toma ya! ¿Qué otro humano puede conseguir tal favor religioso?
Un mundo contrahecho y artificialmente sostenido por los lectores de esos semanarios que promueven sueños lascivos e intentan trasportarte a un paradisiaco edén donde los carros último modelo, los apartamentos lujosos o las casas con decenas de habitaciones y sus correspondientes cuartos de baño, son una realidad. Vividores profesionales, sostenidos por aburridos trabajadores que envidian ese tipo de vida que nunca llegarán a “disfrutar”. En aquel instante pensé, ¿a qué hora trabajarán todos esos? , y ¿qué harán para mantenerse sin dar golpe si no son políticos? Al no encontrar explicación alguna, concluí que son sus lectores quienes los sostienen al adquirir esas revistas. Construyen y, lo peor, financian un mundo ideal que nunca disfrutarán pero que le regalan a otros para que periódicamente les den envidia con sus fotos, sus lanchas y sus motos de agua o les refrieguen esas rubias angelicales o esos torsos masculinos musculados. Por cierto, nadie sabe muy bien dónde o qué estudiaron y la verdad es que no importa mucho. De escarbar en su curriculum es posible que no encontremos mucho contenido.
Supongo que todo eso tiene parte de culpa en que avancemos tan poco y vivamos una ficción que termina por opacar la realidad mucho más dura, pero más agradable, desafiante y emprendedora. Me rebelo y me niego a comprar semanarios que permitan vivir del cuento a tanto caradura y a otros que luego se reúnen en un estudio de TV a comentar a gritos lo que usted y yo leemos o meditamos en la soledad de nuestro cuarto de baño.
Encontramos también, princesas y príncipes que nunca reinarán y que afanosamente buscan pareja en ese limitado círculo de frívolos aristócratas que se embarcan en sus veleros durante el verano o se deslizan con esquís de marca por las pistas más famosas, durante el invierno. Las menos jovencitas, narran con detalle cómo se esfuerzan por decorar sus lujosas viviendas con ese toque de elegancia tan especial y burgués que las caracteriza, a costa, por supuesto, de la revista que les posibilita su azarosa y relajada vida. Caben igualmente, en ese conglomerado de farándula, los denominados artistas. Algunos, tienen que ser identificado con la desconocida serie que hicieran, la película que alguna vez grabaron o el cuadro incompresible que pintaran, con el fin de que el lector no se pierda y pasen desapercibidos, salvo aquellas que enseñan alegremente sus retocados senos operados en cualquier afamada clínica norteamericana, mientras contienen la respiración para evitar en la instantánea esas partes que compusieron pero que regresaron a su sitio y afean la toma. O la más reciente historia del cantante famoso que se casa por la iglesia después de estar divorciado, tener cinco hijos y 20 años de convivencia con su pareja ¡Toma ya! ¿Qué otro humano puede conseguir tal favor religioso?
Un mundo contrahecho y artificialmente sostenido por los lectores de esos semanarios que promueven sueños lascivos e intentan trasportarte a un paradisiaco edén donde los carros último modelo, los apartamentos lujosos o las casas con decenas de habitaciones y sus correspondientes cuartos de baño, son una realidad. Vividores profesionales, sostenidos por aburridos trabajadores que envidian ese tipo de vida que nunca llegarán a “disfrutar”. En aquel instante pensé, ¿a qué hora trabajarán todos esos? , y ¿qué harán para mantenerse sin dar golpe si no son políticos? Al no encontrar explicación alguna, concluí que son sus lectores quienes los sostienen al adquirir esas revistas. Construyen y, lo peor, financian un mundo ideal que nunca disfrutarán pero que le regalan a otros para que periódicamente les den envidia con sus fotos, sus lanchas y sus motos de agua o les refrieguen esas rubias angelicales o esos torsos masculinos musculados. Por cierto, nadie sabe muy bien dónde o qué estudiaron y la verdad es que no importa mucho. De escarbar en su curriculum es posible que no encontremos mucho contenido.
Supongo que todo eso tiene parte de culpa en que avancemos tan poco y vivamos una ficción que termina por opacar la realidad mucho más dura, pero más agradable, desafiante y emprendedora. Me rebelo y me niego a comprar semanarios que permitan vivir del cuento a tanto caradura y a otros que luego se reúnen en un estudio de TV a comentar a gritos lo que usted y yo leemos o meditamos en la soledad de nuestro cuarto de baño.
domingo, 12 de septiembre de 2010
Independencia….
Honraremos con boato, grandilocuencia y la correspondiente publicidad gubernamental, “un año más de independencia”. Lo que realmente termina importando es el purrum del día, la paga sin trabajarlo porque es feriado y lucir banderitas color azul cielo y blanco acá y allá que demuestren el “patriotismo” que nos invade. Puro folclore que esconde una realidad muy diferente opacada interesada y conscientemente.
Unos, dependen del gobierno en ayudas, aportes, empleo o influencias para poder hacer sus negocios. Otros, dependen del cuello que pueda tener tal o cual funcionario corrupto, pero amigo, para apropiarse de un trozo del pastel que frecuentemente reparten. Algunos más, dependen de los jueces o fiscales mafiosos y del tiempo que pueden tapar o esconder su caso para que nunca llegue a juicio. Reclusos, que dependen de ciertos empleados de presidios para contar con privilegios en su celdas donde lo que pueden pagar es susceptible de ingresar. Mujeres casadas, que dependen de hombres machistas que no las dejan sacar la nariz al sol o les reducen el “donativo mensual” con el que deben hacer frente a los gastos de la casa. Hijos, que dependen de sus padres porque eso de vivir solos en un país con tanta inseguridad no es bueno y el hogar los acoge hasta que se casan o se cansan. Políticos, que dependen de financistas a menudo interesados, poco pulcros y hasta criminales que requieren, a su vez, un ambiente laxo en material de seguridad. Enfermos, dependientes de asignaciones presupuestarias a un sistema de salud inexistente y pequeños e ilusos escolares, pendientes de que les construyan escuelas que dicen que existen y nadie sabe donde están edificadas.
Diputados, que dependen del humor de alguna dama para seguir en su puesto y altos cargos, que dependen del dedo de algún otro más alto cargo para continuar en su siempre servil puesto. Fiscales, magistrados y contralor que dependen de que CICIG les dé el visto bueno y los grupitos de la sociedad civil los acepten. Pobres saltimbanquis, dependientes de la limosna de los conductores que se detienen en los semáforos y tienen la suerte de no ser asaltados o baleados en los mismos por otros, que dependen de la droga o de lo que recauden a punta de pistola. Ciudadanos honrados, que dependen de la suerte de cada día para regresar indemnes a sus casas después del trabajo.
Alumnos de la universidad estatal, que dependen de que unos pocos encapuchados delincuentes les dejen libre el paso para continuar con sus estudios y tener un mejor mañana que les permita ser realmente independientes; administrativos, que también dependen de la “buena voluntad” de esos barbaros que bloquean al paso y el correspondiente pago salarial. Comunidades enteras, que se han hecho dependientes de la asignación dadivosa de Cohesión Social o de laminitas que diputados distritales u otras “altas autoridades” de gobierno les entregan mientras el agua les llega hasta la médula o termina matándolos. Agricultores, que dependen del fertilizante regalado que los mismos de siempre distribuyen y cobran a precio de oro. Detentores de poder o cercanos al mismo, que dependen de que la información de sus bajos vicios que otros tienen, no salga a la luz pública y los inhabilita paran hablar porque les han agarrado por donde más duele.
¿Y todavía celebramos la “independencia” cuando cada vez dependemos de más cosas y perdemos más libertad? ¿No será que nos tenemos que independizar de verdad? ¡Adelante pues!, es momento para reflexionar y avanzar en esa positiva dirección.
Unos, dependen del gobierno en ayudas, aportes, empleo o influencias para poder hacer sus negocios. Otros, dependen del cuello que pueda tener tal o cual funcionario corrupto, pero amigo, para apropiarse de un trozo del pastel que frecuentemente reparten. Algunos más, dependen de los jueces o fiscales mafiosos y del tiempo que pueden tapar o esconder su caso para que nunca llegue a juicio. Reclusos, que dependen de ciertos empleados de presidios para contar con privilegios en su celdas donde lo que pueden pagar es susceptible de ingresar. Mujeres casadas, que dependen de hombres machistas que no las dejan sacar la nariz al sol o les reducen el “donativo mensual” con el que deben hacer frente a los gastos de la casa. Hijos, que dependen de sus padres porque eso de vivir solos en un país con tanta inseguridad no es bueno y el hogar los acoge hasta que se casan o se cansan. Políticos, que dependen de financistas a menudo interesados, poco pulcros y hasta criminales que requieren, a su vez, un ambiente laxo en material de seguridad. Enfermos, dependientes de asignaciones presupuestarias a un sistema de salud inexistente y pequeños e ilusos escolares, pendientes de que les construyan escuelas que dicen que existen y nadie sabe donde están edificadas.
Diputados, que dependen del humor de alguna dama para seguir en su puesto y altos cargos, que dependen del dedo de algún otro más alto cargo para continuar en su siempre servil puesto. Fiscales, magistrados y contralor que dependen de que CICIG les dé el visto bueno y los grupitos de la sociedad civil los acepten. Pobres saltimbanquis, dependientes de la limosna de los conductores que se detienen en los semáforos y tienen la suerte de no ser asaltados o baleados en los mismos por otros, que dependen de la droga o de lo que recauden a punta de pistola. Ciudadanos honrados, que dependen de la suerte de cada día para regresar indemnes a sus casas después del trabajo.
Alumnos de la universidad estatal, que dependen de que unos pocos encapuchados delincuentes les dejen libre el paso para continuar con sus estudios y tener un mejor mañana que les permita ser realmente independientes; administrativos, que también dependen de la “buena voluntad” de esos barbaros que bloquean al paso y el correspondiente pago salarial. Comunidades enteras, que se han hecho dependientes de la asignación dadivosa de Cohesión Social o de laminitas que diputados distritales u otras “altas autoridades” de gobierno les entregan mientras el agua les llega hasta la médula o termina matándolos. Agricultores, que dependen del fertilizante regalado que los mismos de siempre distribuyen y cobran a precio de oro. Detentores de poder o cercanos al mismo, que dependen de que la información de sus bajos vicios que otros tienen, no salga a la luz pública y los inhabilita paran hablar porque les han agarrado por donde más duele.
¿Y todavía celebramos la “independencia” cuando cada vez dependemos de más cosas y perdemos más libertad? ¿No será que nos tenemos que independizar de verdad? ¡Adelante pues!, es momento para reflexionar y avanzar en esa positiva dirección.
lunes, 6 de septiembre de 2010
Cascarón de huevo
Vivimos preocupantes momentos. Los hacedores políticos han construido una fachada de aparente gestión pública tras la cual nunca hubo nada o casi nada, para que los más optimistas y sensibles no se vean afectados en su percepción y entusiasmo. Ministerios vacíos de contenido, sin planes, sin programas ni mucho menos estrategias. Contrariamente o lo que debiera ser, algunas estructuras paralelas son las que manejan el presupuesto asignado a aquellos que sistemática y descaradamente lo trasladan al famoso saco financiero sin fondo de Cohesión Social, desde donde han reparado caminos, distribuido bolsas de comida, creado comedores solidarios y hasta promovido clínicas móviles, cuando no repartido juguetes, zapatitos color fresa, muñequitas meonas o cubiletes con la imagen del gobernante y de su esposa, por no hablar del fiasco aquel de ¡vamos a la playa! o el otro de ¡limpiemos el lago! Todo con un único objetivo, pocos logros, manifiesta ineficiencia y nula trasparencia.
Alimentan y sostienen un gobierno ilegal en la sombra que derrocha los recursos públicos bajo el argumento jurídico de no poder fiscalizarlos porque no son, precisamente, un ente gubernamental. Todo un interesado juego de palabras que sirve para hacer la fiesta política de quienes lo controlan con sus desconocidos, pero cada vez más visibles, intereses políticos y electorales. Promueven y alientan presupuestos sin candados que hace posible gastos con dudosos fines y sin inspección ni control, algo que ha caracterizado, desde el principio, a esta Administración a pesar de haber creado algunas inútiles y fracasadas entidades para querer demostrar lo contrario.
Pareciera, también, haber marcado interés en generar tensión al suspender los pagos a los funcionarios públicos con el argumento de que no hay dinero, mientras algunos Ministros trasladan fondos millonarios a Cohesión Social y argumentan no tener efectivo para atender proyectos propios, por lo que muchas consultas de hospitales han sido cerradas, por no citar el deplorable estado de las carreteras, la infraestructura destruida o las deprimentes escuelas públicas ¡De seguridad, ni hablemos! Todo un desastre de gestión política, aunque culpan a Agatha o a las pertinentes lluvias, ¡como si en otros lugares del mundo no lloviese! Se han atrincherado en el discurso que promueve, sustenta y justifica la mediocridad, la inacción o la incapacidad y lo publicitan con todo lujo de medios ¡Para eso si hay dinero!, al igual que para promover grupos de manifestantes profesionales que les hacen el trabajo sucio y confrontativo.
Solo queda esperar unos meses finales de año plenos de actividades promotoras de confusión que parece ser la única propuesta de algunos. Miedo hobbesiano que engendre apáticos ciudadanos y justifique el ejercicio de la violencia desde el poder o el fomento de la anarquía que sostiene el autoritarismo de pequeños y descontrolados grupitos que hacen cuanto les viene en gana (véase USAC). El Presidente se queja frecuentemente del miedo que tiene a un golpe de estado, sin reparar ni mucho menos admitir y reconocer que el complot pareciera que se oficializa más cada vez, pero justamente contra el indefenso ciudadano. El aparente temor del mandatario nunca tiene fundamento ni pruebas. No hay ningún hecho que lo sustente y solo queda suponer que es producto de su frenesí. Por el contrario, de la penuria jurídica, económica, de infraestructura y desgobierno que padecemos, entre otras, cada día hay más pruebas que se pueden constatar.
Solo queda el cascarón pero se desconoce donde están realmente los huevos ¿O estos eran los de la “inteligencia”? ¡Realmente, ya no me recuerdo!
Alimentan y sostienen un gobierno ilegal en la sombra que derrocha los recursos públicos bajo el argumento jurídico de no poder fiscalizarlos porque no son, precisamente, un ente gubernamental. Todo un interesado juego de palabras que sirve para hacer la fiesta política de quienes lo controlan con sus desconocidos, pero cada vez más visibles, intereses políticos y electorales. Promueven y alientan presupuestos sin candados que hace posible gastos con dudosos fines y sin inspección ni control, algo que ha caracterizado, desde el principio, a esta Administración a pesar de haber creado algunas inútiles y fracasadas entidades para querer demostrar lo contrario.
Pareciera, también, haber marcado interés en generar tensión al suspender los pagos a los funcionarios públicos con el argumento de que no hay dinero, mientras algunos Ministros trasladan fondos millonarios a Cohesión Social y argumentan no tener efectivo para atender proyectos propios, por lo que muchas consultas de hospitales han sido cerradas, por no citar el deplorable estado de las carreteras, la infraestructura destruida o las deprimentes escuelas públicas ¡De seguridad, ni hablemos! Todo un desastre de gestión política, aunque culpan a Agatha o a las pertinentes lluvias, ¡como si en otros lugares del mundo no lloviese! Se han atrincherado en el discurso que promueve, sustenta y justifica la mediocridad, la inacción o la incapacidad y lo publicitan con todo lujo de medios ¡Para eso si hay dinero!, al igual que para promover grupos de manifestantes profesionales que les hacen el trabajo sucio y confrontativo.
Solo queda esperar unos meses finales de año plenos de actividades promotoras de confusión que parece ser la única propuesta de algunos. Miedo hobbesiano que engendre apáticos ciudadanos y justifique el ejercicio de la violencia desde el poder o el fomento de la anarquía que sostiene el autoritarismo de pequeños y descontrolados grupitos que hacen cuanto les viene en gana (véase USAC). El Presidente se queja frecuentemente del miedo que tiene a un golpe de estado, sin reparar ni mucho menos admitir y reconocer que el complot pareciera que se oficializa más cada vez, pero justamente contra el indefenso ciudadano. El aparente temor del mandatario nunca tiene fundamento ni pruebas. No hay ningún hecho que lo sustente y solo queda suponer que es producto de su frenesí. Por el contrario, de la penuria jurídica, económica, de infraestructura y desgobierno que padecemos, entre otras, cada día hay más pruebas que se pueden constatar.
Solo queda el cascarón pero se desconoce donde están realmente los huevos ¿O estos eran los de la “inteligencia”? ¡Realmente, ya no me recuerdo!
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