El deber de
la juventud es pelear contra la corrupción (Kurt Cobain)
Cuando
al hablar de la USAC se generaliza, se comete el error de incluir en el mismo
paquete a profesores, estudiantes, la historia del Centro y los delincuentes,
que también los hay. La mayoría de estudiantes y profesores, hacen las cosas
bien. Los primeros, educándose y aprovechando una oportunidad que servirá para
mejorar su futuro. Los segundos, dedicados a la gratificante labor docente, tomando
cada clase como un reto personal que engrandece y desafía. Me preocupan -y se
deberían alarmar los buenos sancarlistas- los vividores, los
mangantes, los matones encapuchados, los extorsionadores también cubiertos y quienes
utilizan el sistema educativo público para medrar. Lamentablemente, también son
demasiados.
Las
elecciones de cargos (rector, decanos, representantes estudiantiles, etc.) se
han convertido en un circo o en un prostíbulo -o en ambos-, con diferencias
cada vez menos perceptibles. Algunos alumnos no pueden votar o son
amedrentados, amenazados o coartados. Los cargos se usan como trampolín para
manosear la política, prosperar, hacer dinero o tener poder. El estudiante,
las aulas, la tecnología, las carreras, la modernización, etc., ocupan un lugar
invisible en la lista de prioridades y se ha conformado un reducido club de mafiosos
-algunos armados en el campus- que viven a costa de otros. El ser humano no
importa y el fin del Estado de promover y potenciar la igualdad de
oportunidades educativas, se utiliza como discurso vacío que sirve para exigir
dinero o captar votos ¿Alguien ha visto una liquidación detallada del dinero público que gasta la USAC? ¡la
rendición de cuentas sencillamente no existe! Hacen uso del monopolio educativo del que
disponen y de las prebendas constitucionales para rentar los puestos que
ocupan, repartirlos o intercambiarlos, y de vez en cuando -con abrumadora desfachatez-
pretender dar lecciones sobre ética, democracia, desarrollo, pobreza,
desigualdad o derechos humanos. Minoritaria y abusiva escoria que se superponen a los honestos y honrados sancarlistas.
Ahora,
una nueva versión de corruptela pende sobre una de las rectorías más
cuestionadas: el aval académico (con copia) de la tesis doctoral de Baldizón y
el cuestionamiento público, por otro profesor de la USAC, de la tesis doctoral
del actual rector. El folletín baldizoniano, está asesorado con descaro, mentira,
ausencia de responsabilidad y sin el menor escrúpulo, y respaldado por quienes
se dicen “profesores-investigadores” de la tricentenaria; la segunda, ha sido suficientemente
analizada en prensa por un exdecano. En ambas, ni el consejo universitario ni
la Universidad se pronuncian, quizá porque requiere de un acto de contrición
demasiado elevado para los índices éticos de algunos. Esa actitud desprestigia al
centro educativo y desconoce a quienes desean un espacio académico de calidad.
Es
hora de replantearse el sistema porque de lo contrario, con el tiempo, la
podredumbre puede alcanzar cotas mucho más elevadas. No se puede sostener una
Universidad que recibe en sus aulas a decenas de miles de estudiantes con una gestión
tan alejada de principios éticos y ausente de perseguir mejoras educativas. Los
jóvenes, pero también los veteranos, deben de alzar su voz ante esa flagrante delincuencia
de sectores que abusan del poder y la corruptela. Seguir así conduce al fracaso,
pero la solución está en manos, precisamente, de sancarlistas nobles. Es
momento de demostrar y hacer ver que son mayoría, para evitar inútiles y
sesgadas generalizaciones que terminen embarrando al colectivo. La ignorancia
es temporal, la estupidez es para siempre ¡Id y enseñad a todos!