No
juzgues/critiques y no serás juzgado/criticado.
Una vez al año, coincidiendo con la
presentación del informe y la solicitud de prórroga de CICIG, el Comisionado suele
hacer comentarios más allá incluso de los que la prudencia aconseja. Sin
excepción, eso fue lo que ocurrió días atrás. El señor Dall´Anese se refirió nuevamente
a los “juzgadores que coquetean con el crimen organizado”, pero olvidó presentar
la lista y las denuncias judiciales pertinentes. Se queja del desprestigio -Castresana
también se victimizó- aunque hace lo mismo al no difundir los nombres de los
señalados ni el peso de la prueba, incluyéndose en esa imaginaria lista de
“vividores del rumor” que él mismo elaboró. El informe destaca sentencias y denuncias
que han llegado a buen término -algo cierto-, pero relega aquellas que no
fueron capaces de concluir exitosamente por deficiente investigación. Ahí está
el caso Portillo, el de Pavón, la renuncia de juzgar al señor Vielman, el todavía
desconocido asesino de los Musa, la continuación en prisión de los Valdés, el contumaz
y estrepitoso fracaso en la persecución del señor Giammattei y obvió justificar
su deserción del caso Siekavizza -clara complicidad de poderes estatales-,
entre otros. Muchos de los éxitos se habrían resuelto con o sin CICIG. El
“paradigmático” caso “Cabral” requería analizar los videos, ¡poco más! y es
cuestionable si otros obedecen al mandato, pero era necesario sumar éxitos. Han
hecho su trabajo a medias y los casos que responden a sus atribuciones
parecieran no ser tan triunfantes como los presentan. Olvidó investigar a la
Fiscal General y las denuncias interpuestas en su contra por otros fiscales -alguno
intentaron asesinar-, la presión realizada a ciertos jueces y las acusaciones de
acuerdos, apaños y oferta de dinero a colaboradores eficaces o detenidos,
historias propias de su libro “La huella de los zopilotes”. El mismo Dall´Anese
es sindicado en Costa Rica de haber presionado a testigos y mantenido sin
motivo a personas en prisión. Aquí hay causas pendientes contra CICIG por acoso
y agresión sexual e incumplimiento laboral, cuya defensa es pagada con fondos internacionales
que deberían servir para investigar crímenes.
La Comisión podría ser un instrumento
adecuado, pero fue mal situada en la orgánica estatal. De asesorar al MP -donde
debería estar encuadrada- pasó a tener un poder fáctico absoluto y vimos el
efecto con actuaciones esperpénticas (y falsas) del anterior Comisionado-estrella.
El actual comienza también conr sus pasitos mediáticos. Necesitan justificar la
ayuda que reciben y requieren “resultados” a como quepa. Una mayoría de jueces e
investigadores están atemorizados y no osan llevarle la contraria porque son
inmediatamente mediatizados, cuestionados y desposeídos de toda credibilidad,
con el apoyo de los habituales. La infalibilidad se ha convertido en la virtud
preeminente de la entidad internacional ¡Quede claro!, no estoy por la
impunidad, por el crimen ni por la ilegalidad, pero tampoco tengo porqué
soportar la prepotencia, el manoseo y la imposición judicial. El viejo lema de
“conmigo o contra mi” se utiliza otra vez abusiva e incorrectamente alelando a
los cobardes, aunque sin efecto entre quienes contamos con libertad para decir
lo que pensamos. El Comisionado debería haber aprendido en sus años de abogado
que no se debe acusar sin pruebas, regar rumores -de los que se queja- o
intimidar a personas. Si quiere hacer carrera internacional -como juez o
escritor- me parece una opción, pero de momento cobra mucho y no paga un solo
centavo de impuestos en el país así que debe de permitirnos a quienes
contribuimos a sostener su particular forma de vida opinar sin miedo. Dall´Anese
dixit ¡Amén!
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