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lunes, 17 de septiembre de 2012

Verbum praetoris



No juzgues/critiques y no serás juzgado/criticado.
  
Una vez al año, coincidiendo con la presentación del informe y la solicitud de prórroga de CICIG, el Comisionado suele hacer comentarios más allá incluso de los que la prudencia aconseja. Sin excepción, eso fue lo que ocurrió días atrás. El señor Dall´Anese se refirió nuevamente a los “juzgadores que coquetean con el crimen organizado”, pero olvidó presentar la lista y las denuncias judiciales pertinentes. Se queja del desprestigio -Castresana también se victimizó- aunque hace lo mismo al no difundir los nombres de los señalados ni el peso de la prueba, incluyéndose en esa imaginaria lista de “vividores del rumor” que él mismo elaboró. El informe destaca sentencias y denuncias que han llegado a buen término -algo cierto-, pero relega aquellas que no fueron capaces de concluir exitosamente por deficiente investigación. Ahí está el caso Portillo, el de Pavón, la renuncia de juzgar al señor Vielman, el todavía desconocido asesino de los Musa, la continuación en prisión de los Valdés, el contumaz y estrepitoso fracaso en la persecución del señor Giammattei y obvió justificar su deserción del caso Siekavizza -clara complicidad de poderes estatales-, entre otros. Muchos de los éxitos se habrían resuelto con o sin CICIG. El “paradigmático” caso “Cabral” requería analizar los videos, ¡poco más! y es cuestionable si otros obedecen al mandato, pero era necesario sumar éxitos. Han hecho su trabajo a medias y los casos que responden a sus atribuciones parecieran no ser tan triunfantes como los presentan. Olvidó investigar a la Fiscal General y las denuncias interpuestas en su contra por otros fiscales -alguno intentaron asesinar-, la presión realizada a ciertos jueces y las acusaciones de acuerdos, apaños y oferta de dinero a colaboradores eficaces o detenidos, historias propias de su libro “La huella de los zopilotes”. El mismo Dall´Anese es sindicado en Costa Rica de haber presionado a testigos y mantenido sin motivo a personas en prisión. Aquí hay causas pendientes contra CICIG por acoso y agresión sexual e incumplimiento laboral, cuya defensa es pagada con fondos internacionales que deberían servir para investigar crímenes.
La Comisión podría ser un instrumento adecuado, pero fue mal situada en la orgánica estatal. De asesorar al MP -donde debería estar encuadrada- pasó a tener un poder fáctico absoluto y vimos el efecto con actuaciones esperpénticas (y falsas) del anterior Comisionado-estrella. El actual comienza también conr sus pasitos mediáticos. Necesitan justificar la ayuda que reciben y requieren “resultados” a como quepa. Una mayoría de jueces e investigadores están atemorizados y no osan llevarle la contraria porque son inmediatamente mediatizados, cuestionados y desposeídos de toda credibilidad, con el apoyo de los habituales. La infalibilidad se ha convertido en la virtud preeminente de la entidad internacional ¡Quede claro!, no estoy por la impunidad, por el crimen ni por la ilegalidad, pero tampoco tengo porqué soportar la prepotencia, el manoseo y la imposición judicial. El viejo lema de “conmigo o contra mi” se utiliza otra vez abusiva e incorrectamente alelando a los cobardes, aunque sin efecto entre quienes contamos con libertad para decir lo que pensamos. El Comisionado debería haber aprendido en sus años de abogado que no se debe acusar sin pruebas, regar rumores -de los que se queja- o intimidar a personas. Si quiere hacer carrera internacional -como juez o escritor- me parece una opción, pero de momento cobra mucho y no paga un solo centavo de impuestos en el país así que debe de permitirnos a quienes contribuimos a sostener su particular forma de vida opinar sin miedo. Dall´Anese dixit ¡Amén!

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