Chávez no
entendió lo que es ser líder ni ejercer liderazgo
Alborotos
tras la muerte de Chávez alientan al análisis de algunos aspectos curiosos que
se han suscitado durante estos días. Se habló de la muerte de “un líder
carismático”, del mejor “líder latinoamericano” de los últimos tiempos. Polémica
enmarañada que anima a comentar tan pomposas aseveraciones. El tal “líder” fue
un golpista que intentó subvertir el orden en su país y en cuya rebelión murieron
decenas de personas, algo que se olvida y que descalifica acciones posteriores.
Apenas cumplió dos años antes de ser indultado y hoy es alabado y aplaudido por
parte de radicales -guatemaltecos incluidos- que ven en el “comandante” un
ejemplo a seguir y en el “ejército venezolano” otro a imitar, mientras aquí
condenan “la militarización”, el golpismo y los crímenes. La incongruencia de
esos irritados no tiene parangón, algo normal cuando hay ausencia del más
elemental sentido común, de la mínima coherencia discusiva o cobran por ello.
El
“liderazgo” chavista es una preeminencia adquirida tras haber empobrecido el
país que presidió. Chávez -guste o no oírlo- se posicionó en este mundo ruin de
la realpolik al comprar voluntades
como la del dictado cubano, la frívola argentina, el atrevido Correa, el desaborido
Morales o el violador Ortega, entre otros. La gente que lo aclama -o gran parte
de ella- no es mayor que la que pasó disciplinada y apesadumbrada frente al
féretro de Franco, de Lenin de Evita Perón o vitoreó a Hitler. La masa
orteguiana sigue presente. La sociedad de
masas es una sociedad fácilmente expuesta a la movilización y a la manipulación
(Kornhauser). El autoritario sabía cómo a golpe de dólares -y de censura de
medios de comunicación- atraería la voluntad de políticos inescrupulosos y
gente que vende su alma al mejor postor, aun sin comprender absolutamente nada
más allá de lo que recibe en el instante. Es la miseria de los analfabetas y de
los políticos corruptos: la manipulación interesada por quien ofrezca algo atractivo.
Chávez
no entendió lo que es ser líder ni ejercer liderazgo. Supo, y muy bien, comprar
una posición política sobresaliente con el beneplácito de quienes se avinieron
a la genuflexión continuada tras recibir cientos de millones y de aquellos que le
rendían alborotada pleitesía mientras los empobrecía, engañaba, robaba y
desposeía. Hitler, a quien Chávez leía, supo hacerlo mejor que el aprendiz caribeño
y en una sociedad más culta promovió “valores” que la llevaron a las puertas de
su destrucción, aunque le costó menos dinero de recursos nacionales, que no de
prestamos privados. Por ello, la maquinaría no soportará el primer arranque en
falso que tras varios golpes de estado continuados con beneplácito internacional,
seguirá corriendo después del próximo abril. El chavismo sin Chávez no es
posible, al igual que no lo han sido otros regímenes. Ser Chávez, pensar como
él, manipular como lo hizo o dilapidar el dinero público para salvaguardar su
espacio político y personal, no es algo en lo que pensarán sus seguidores. Para
ellos es tiempo de preparar la huida y evitar ser condenados en el futuro por
robo, expropiación, asesinato y otros delitos que esperan a ese grupo de tramposos,
igual que hicieron ciertos terroristas en este país. Los servicios cubanos intentarán
seguramente dilatar el proceso que ya huele a descompuesto, y quienes de verdad
vencerán, serán los honestos. Para mientras, pongamos atención a esos otros “lideres
nacionales” que han ido allá a alabar el régimen y a declarar acatamiento,
cuando no a seguir mendigando dinero y utilizar al “líder” para sus oscuros fines.
1 comentario:
Me parece desatinada y exagerado su pensamiento, me daria verguenza criticar un desarrollo tan latente como el venezolano, prefiero un chavismo aqui,,,
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