"La buena ocasión, propicia al ladrón"
En estas fechas y otros momentos
vacacionales, es frecuente observar a funcionarios de ciertos municipios cobrar
una determinada cantidad de dinero al atravesar la localidad en vehículo, so
pretexto de mejorar la dizque seguridad, la limpieza municipal o cualquier otra
pinche justificación. Entre ese chantaje y el que hacen delincuentes talacheros sancarlistas, mareros en tiendas de barrio o es cobrado por
extorsionistas a los buses, no hay más diferencia que el uniforme de PMT que
utilizan aquellos, la venía municipal y la colaboración ciudadana.
Me he negado a pagar esos
asaltos, y lo continuaré haciendo. Esta temporada de turisteo he
documentado tres casos. El primero en La Antigua, donde a la entrada ofrecen
voluntariamente un marbete con el fin de poder aparcar en la calle. Es optativo
y responde al uso de la vía pública para estacionar, algo que podría sustituirse
por parquímetros. Es discutible, pero tiene un cierto sentido y no es
obligatorio. Otro caso vivido fue en Sololá, a la salida del municipio ni
siquiera a la entrada. Un grupo de PMT,s impedía continuar hacia Panajachel
porque exigían pagar el "arbitrio" que arbitrariamente cobraban.
Provocaban colas y obstaculizaban la libre locomoción, recordando asaltos de
antaño en las montañas sololatecas. Viejas prácticas que parecen no olvidarse y
se oficializan sin pasamontañas. La tercera y última experiencia fue a la
entrada al Puerto de San José. Una situación tan deleznable como el de la
antesala del lago Atitlán. Idéntico atraco con similares uniformes y modos.
Lo malo no es la situación
delictiva en la que incurren esas municipalidades sino el desinterés general
por atajar el problema y mucho peor, la complacencia, pasividad o conformismo
con que se aceptan sin rechistar esas situaciones. En esta ocasión la víctima
es corresponsable del delito. El silencio cómplice o cobarde -mismo que alienta
a los talacheros sancarlistas y a los mareros extorsionadores- es el caldo de
cultivo que reproduce esas actitudes con asombroso grado de impunidad. El
absurdo -para explicarlo mejor- sería viajar de Guatemala a Puerto Barrios o
Quetzaltenango, pagando en cada municipalidad que se atraviesa. Si entendió el
despropósito pregúntese ahora por qué paga, aunque solo sean "Q5 que no
van a ninguna parte" o "que no lo empobrecen", argumentos que
escucho cuando cuestiono esas situaciones. Si no entiende el problema y lo confronta
contundentemente, los chantajes y extorsiones seguirán por culpa de la inacción.
Se pagan impuestos para invertirlos en seguridad, adecuadas vías de comunicación
y limpieza de la ciudad. Pero cuando el dinero público se malgasta o se roba
-práctica demasiado frecuentemente-, queda un déficit que se pretende
equilibrar no importa como ¿Fiscalizará la Contraloría de Cuentas ese dinero
que ingresan las munimaras? Es más, ¿se enterará siquiera de esos ingresos?
Estamos mal y permitimos que
pisoteen nuestra libertad y derechos, sin hacer mucho al respecto. Con
actitudes serviles o permisivas de las que culpamos a otros, transmitimos la
sensación de que pueden seguir haciéndolo, sin advertir ni reparar en nuestra
responsabilidad. Lo próximo será consentir que ciertos avaros populistas se
queden con el país a pesar de que muchos se llenan la boca diciendo que lo
aman, pero en la práctica no hacen mucho por valer sus derechos ni dan la cara.
Esos ladronzuelos municipales son delincuentes. Sin embargo, no los mire con
desprecio, obsérvese al espejo con pena y vergüenza mientras -incapaz de otra
cosa- prepara los cinco quetzalitos y busca cualquier excusa que justifique su cobardía
frente a sus hijos o amigos.
1 comentario:
Señor escritor lo felicito por la nota de hoy lamentablemente somos muchos guatemaltecos que unicamente nos agachamos ante tanto abuso de las municipalidades que lo unico que hace falta es que en cada municipio monte sunpuesto de asalto y nos expriman la ultima gota de sangre, lo insto a que siga con sus buenas reflexiones para ver si asi nos ponemos las pilas los chapines.
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