Haz lo que digo, no lo que
hago (popular)
Prensa Libre publicó una encuesta
sobre la percepción de la industria minera en Guatemala, en la que se señalaba
que el 64% de adultos jóvenes rechazan la minería. No dudo de la fiabilidad del
estudio, pero si cuestiono fuertemente -y someto a consideración- la patente
incoherencia que muestran los resultados. Si realmente dos de cada tres jóvenes
del país están contra la actividad minera, debería consecuentemente producirse
un rechazo al uso del vehículo, del celular, de la computadora, de la TV y de
otros ingenios que diariamente utilizan con profusión. No se puede rechazar el
robo y robar; la droga y consumirla o el crimen y cometerlo. La vida debe de
ser coherencia del pensar con el actuar y esa premisa -ausente en el estudio-
hace concluir que hay otros análisis más allá de los números. Entonces, ¿cómo
interpretarlo?
En el país hay un ambiente de rechazo
a la minería promovido en ciertos medios o por determinadas personas o
colectivos, y ello impacta en los encuestados que contestan sin reflexión
previa y sin advertir que casi todo cuanto utilizan a diario contiene
minerales. No se puede comprar un anillo de oro para un casamiento y rechazar
la explotación minera; gustar de la luz eléctrica y no aprobar la obtención de
cobre. Más que incoherencia -que lo es- se denominaría falta de sensatez o
incluso estupidez humana, que pareciera que también lo es. Ese contrasentido
invita a meditar sobre cómo se manipula la opinión pública, particularmente la
de los jóvenes. Bajo premisas falsas o verdades a medias -mucho peores- se
construyen ideas-fuerza que permean la mente de muchos sin cuestionar, comparar
o contrastar lo que dicen con lo que hacen, y terminan aceptando postulados
inconsistentes, más viscerales que racionales y repetidos por doquier. De
acuerdo con que cualquier actividad se haga dentro de parámetros que respeten
derechos de otros: no contaminación, no expoliación, no invasión de propiedad
ajena, etc., pero en absoluto desacuerdo que se presenten discursos promotores
de inconsistencia y, lo más lamentable, que el joven los asuma sin darse cuenta
de ello. Quienes llevan a cabo encuestas posiblemente realicen preguntas poco
meditadas o incluso manipuladas. No es lo mismo preguntar simplemente si se
está de acuerdo con la explotación minera, que agregar cuál sería la solución
que propone y si está dispuesto a renunciar a los bienes que contengan mineral,
por poner un ejemplo. Condenar la matanza de animales para hacer abrigos
mientras cubre los hombros con un hermoso tocado de piel de zorro o estar
contra el crimen, pero dispuesto a asesinar o robar, supera el límite de lo
mínimamente racional. De igual manera, estar contra la industria minera pero no
renunciar al uso de lo que está hecho con metal o desear joyas de diamantes con
platino parece una contradicción de tal calibre que es preciso revisar los
textos que se enseñan en colegios y universidades sobre lógica, pero también
sobre análisis critico, debate, discusión y coherencia.
Tenemos que avanzar como país, pero
hay sustanciales deficiencias por corregir. La capacidad de comprender y
analizar una pregunta o una propuesta; el discernimiento como elemento
separador de lo manipulador respecto de lo vinculante; el fomento de la critica
constructiva y no de los mensajes emotivos que obnubilan la razón y cuestiones
similares, son asignaturas pendientes por desarrollar en centros educativos,
pero también en la familia y en grupos de amigos.
1 comentario:
Cada vez son mas sorprendentes lo poco reflexivas que pueden ser sus "ideas". Tomando en cuenta su artículo me imagino entonces que usted no esta contra la tala inmoderada de árboles, pues sus artículos son publicados en prensa (papel) en tirajes a nivel nacional; me imagino que esta a favor de la contaminación ambiental, pues usa un carro, apoya los vertederos clandestinos de basura pues saca su basura cada semana. Así exactamente suena su "idea" de las Estadísticas y la Minería.
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