A
veces, la percepción puede modificar la realidad.
(www.republicagt.com)
El
debate sobre la copia del libro del “doctor” Baldizón ha vuelto a poner sobre
la mesa la discusión de una percepción que se tiene en el imaginario social en
relación a aquel “será” (o deberá ser) el próximo presidente de este país.
Normalmente
el segundo en una elección ha sido el electo en la siguiente. Sin embargo, en
esta ocasión el entorno no es idéntico a otras ocasiones y es preciso reflexionar
sobre los escenarios tal cual las cifras indican. Es cierto que Baldizón quedó
en segunda posición (solamente había dos) en las pasadas elecciones presidenciales,
pero no ocurrió lo mismo en las legislativas y municipales. LIDER fue el
tercero en número de diputados, detrás del PP y de la UNE y muy cerca de CREO.
Respecto al número de alcaldes, indicar que quedó en cuarta posición, detrás de
los partidos citados. No hay, por tanto una correlación positiva -como siempre
la ha habido- entre quien queda segundo para presidente respecto de los votos
obtenidos tanto para diputados como para alcaldes. La distorsionante fue la no
presentación de Sandra Torres a la disputa presidencial, por sentencia de la
CC.
Otro
aspecto a considerar son ciertas variables como la intención de voto en función
del conocimiento y el rechazo que se tiene del candidato. Tanto Baldizón como
Torres cuentan con un nivel total de conocimiento por parte del ciudadano. No
podrán crecer más por incremento de estas variables puesto que ya alcanzaron el
máximo. No ocurre lo mismo con sus oponentes -Sinibaldi (cuando sea nombrado),
Canela y Alejos- que son poco conocidos y en la medida que lo sean podrán
mejorar posiciones en función de ello. También es interesante e imprescindible
tener en cuenta el nivel de rechazo, especialmente de Torres (49.3%) y de
Baldizón (25.7%), que les puede impedir crecer en la medida que cierto sector
de la población nunca los votaría, lo que tampoco ocurre con los otros tres.
Un
último dato -exclusivo para LIDER- es que las escasísimas encuestas realizadas
a la fecha señalan que su candidato tiene en torno a un 33% de intención de
voto, pero hay un 55% de personas que creen que será presidente. Quiere ello
decir que hay 23% más de personas que creen (percepción) que ocurrirá lo que
dicen, respecto de aquellas que están dispuestas realmente a votarlo
(realidad). Es aquí donde se presenta esa dicotomía realidad-percepción que se comenta.
En
el país de la bolas pareciera que una más no es importante, aunque en este caso
es trascendente. Se da por hecho en muchos sectores de opinión que Baldizón
“tiene que ser” el nuevo presidente porque quedó en segunda posición, pero los
números demuestran que no pasa de ser un comentario sin fundamento, siento la
primera vez que este “sin sentido” ocurre y por ello la importancia de
analizarlo.
Un
país no puede sustentarse en percepciones de que las cosas tienen que ser
irremediablemente así, porque pareciera que no hay posibilidad de cambio. Ello conduce
a un conformismo triste y preocupante que pone en manos de habladurías y
sensaciones realidades que se pueden modificar. A fin de cuentas el poder del
voto y la decisión individual es lo que cuenta y no lo que ciertos medios o
personajes, siempre interesados o desinformados, pretendan difundir. Es momento
de tomar el futuro en manos responsables y meditar sobre quien interesa al país
y porqué, más allá de dejarse llevar por bulos sin fundamento que crean una opinión
conducida, pero nada racional.
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