"Los problemas se deben convertir
en retos, nunca en obstáculos"
Muchas cosas interesantes pasarán (o pensamos/deseamos que
ocurran) durante el año que estrenamos. En lo doméstico, a la postre lo que antes
y más directamente nos afecta a todos, dos sucesos muy próximos están por
definir la determinación político-social de cambio emprendida en 2015 por la
abnegada y pasmada ciudadanía de este país. Uno, casi de inmediato, será la
toma de posesión y el posterior actuar del nuevo gobierno. El otro, la
designación, integración y proceder, antes de mediados de año, de la nueva
Corte de Constitucionalidad.
El primero, servirá para comprobar -algo que todos
esperamos- que efectivamente es posible un cambio en la forma de hacer política
que refleje valores, principios y honestidad en la acción pública. Hay un notorio
cansancio del actuar político tradicional, presidido por la corruptela más
evidente, el desfalco más descarado y la falta de atención a los problemas que
ahogan al país.
El segundo, deberá ser garante del cambio iniciado hace meses.
Los nuevos magistrados serán nombrados por el Presidente, el Congreso, la CSJ, la
USAC y el Colegio de abogados. La idea que subyace en la particular mente de
algunos badulaques es apostar por conformar una Corte ad hoc a la que se
someterán todos los amparos y recursos de quienes ahora están sujetos a
procedimiento judicial por delitos como lavado de dinero, tráfico de
influencias, asociación ilícita, corrupción y otras “guindas” similares. En
vista de que cada vez es mas difícil permear el MP, los tribunales de primera
instancia y las salas de apelaciones, la estrategia sería cooptar el máximo ente
judicial. De esa cuenta, algunos nombres, de entre lo mejor de la escoria
judicial nacional, suenan en círculos -aún cerrados- como candidatos para ser
electos.
De nada servirán los esfuerzos por cambiar el país si no se
presta atención, además de al Ejecutivo y al Legislativo, al poder Judicial.
Las Comisiones de Postulación, tradicionalmente amañadas, manipuladas o incluso
parcialmente compradas, han parido el sistema judicial. La máxima Corte es electa
“a dedo” por las cinco instituciones indicadas y es en ella donde terminan los
dimes y diretes judiciales. Por ello, será también ahí donde finalice la
discusión sobre las sentencias que emitan tribunales de primera instancia a políticos,
funcionarios y “empresarios” actualmente encarcelados o señalados de graves
delitos, sin excluir reclamos de acciones pendientes del TSE.
La mayoría de los enjuiciados pertenecen (o lo hicieron) al PP y a LIDER, sin olvidar en este puzle a personajes
de la UNE, partidos que cuentan con un número importante de diputados en el
Congreso venidero -aunque conformen nuevos grupos y se disfracen con piel de
oveja- lo que no deja de ser un peligro y una puerta abierta para designar a actores
reconocidos, no precisamente por su buen hacer, que serán quienes tomen las
decisiones últimas que permitan -o impidan- concluir el proceso de depuración
política iniciado en 2015 con impresionantes movilizaciones sin precedentes en
el mundo.
¡No hay dos sin tres! y el esfuerzo realizado se puede ir
por la borda si nuevamente triunfan los tragavirotes que trabajan desde la
sombra, no de la celda de un penal donde deberían estar recluidos, sino desde lujosos
despachos, tribunas mediáticas o bajo tacuches oscuros, mientras campean por
escenarios políticos, despachos variopintos o restaurantes de lujo. De hecho,
en el Congreso, ya intentaron en dos ocasiones -siempre fuera de agenda- designar
al magistrado titular faltante, lo que indica el interés en el tema.
¡Al tanto si no!
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