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lunes, 12 de noviembre de 2012

Tópicos y realidades


Aunque muchos crean una mentira, no se convierte en verdad

Si le preguntasen cuál es la región del mundo con el mayor porcentaje de mujeres asesinadas respecto de hombres, posiblemente respondería que América Latina -o Centroamérica- porque esa es la sensación que transmiten muchos medios. Sin embargo, el informe Global study on homicide 2011 (UNODC) aclara que es Europa, con un 27% de crímenes femeninos, siendo América la que cuenta con menor porcentaje: 10%. Los europeos tienen un grave problema e inundan con ayuda económica y presiones varias, que se traduce aquí -por interesados portavoces- en falsas percepciones sobre lo que realmente ocurre. El INACIF reporta -octubre 2012- un 12.94% de homicidios femeninos frente a los masculinos, corroborando las cifras anteriores y evidenciando que estamos por debajo de la sobredimensión que algunos presentan. Es cierto que el femicidio es un crimen en el que hay ensañamiento contra las víctimas (mujeres), sin embargo, también el INACIF recoge que han parecido 10 cadáveres de mujeres decapitadas o desmembradas, frente a 18 de hombres, desvaneciendo, nuevamente, la magnificación de las apreciaciones gratuitas que endilgan ciertas manipuladoras. El movimiento “antifemicidio” logró captar fondos europeos para instigar con el problema del viejo continente y lo que se ha conseguido plenamente es viciar la realidad ignorando nueve asesinatos masculinos por cada uno femenino. Se han creado juzgados especiales, fiscalías ad hoc y movimientos contra ese tipo de crímenes, pero olvidado el auténtico problema del país: el homicidio, no importa quien sea. Vividores de esas peroratas jalan agua para su molino, mientras la ciudadanía -incrédula y emotiva- cree a pies juntitos lo que falsa y desconfigurada -aunque interesadamente- le venden.  
En igual fecha y fuente, se contabilizan 20,18% de agresiones sexuales sobre hombres -porcentaje mayor que el de mujeres asesinadas- sin que nadie preste un ápice de atención, porque no es problema fuera del país ni dan dinero para ello. Los Departamentos donde más ocurren esas agresiones -al margen de la capital y alrededores por dificultad de estratificar- son Cobán, Escuintla, Quetzaltenango, Suchitepechez y Chimaltenango casi todos de población indígena (según el INE), siendo Zacapa un 25% más bajo que los citados. Dos razones, al menos, para obviar el asunto, a pesar de sumar más de 4 mil casos hasta ahora. Una, que no hay dinero para los vividores promocionales; otra, que parece políticamente incorrecto decir que en Occidente la violencia sexual (posiblemente contra niños) es muchísimo mayor que en Oriente, porque desvirtuaría esa versión del “indigenismo bueno” que pretenden imponer.
De otro lado, el informe Poverty in numbers (2011), evidencia con cifras que el número de pobres en el mundo -y en la región- desciende, a pesar de discursos contrarios en otra dirección marcados por intereses ideológico-monetarios de grupos parcializados. Se reduce la pobreza, aunque les duela a esa chusma promotora de falsos tópicos que además se niega a estudiar con honestidad intelectual y ausencia de ideología la realidad, porque es preferible vender falsedades que den dividendos a certezas que confronten la verdad. Seguirán mercadeando esas y otras falacias para recaudar fondos y promover escenarios que para nada contribuyen a enfrentar el auténtico problema: la muerte violenta de un importante número de personas (y las agresiones sexuales a menores) y reconocer una afortunada situación: avanzamos a pesar de ellos/as. El dinero termina desvirtuando -y lo que es peor corrompiendo- las políticas públicas a implementar y desvía la atención de las soluciones que deberían adoptarse. Más de lo mismo, y de los mismos.

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