Basta una persona o una idea para cambiar tu vida para siempre (Brown)
Me gustan los homenajes (en esta
acepción del DRAE: veneración, respeto hacia alguien o de algo), aunque no los tardados.
Estos últimos suelen ser acciones a destiempo, agradecimientos desacertados no siempre
naturales ni necesariamente voluntarios -sino se habrían hecho antes- y pueden
suponer una falta de consideración para el agasajado al no poder disfrutarlo. A
lo sumo, es una desconsideración o cortesía a destiempo. Apoyo las ceremonias oportunas,
más difíciles de organizar, pero sumamente más honestas. Hay que seleccionar, decidir
a quienes no rendir la distinción y confrontar al homenajeado que se puede
negar, ignorar o contradecir el encomio. Es, en definitiva, un acto más libre
porque no hay coacción alguna y requiere un superior ejercicio de la
responsabilidad.
Sabía -aunque no deseaba- que llegaría el día en que
escribiría sobre Giancarlo Ibargüen, todavía hoy rector de la Universidad Francisco
Marroquín. Estoy seguro de que no existe la persona perfecta -habría acabado
con Darwin, sus teorías y muchas discusiones interesantes- aunque si algunos
que se acercan a ese grado, sin proponérselo. Seres humanos con múltiples
capacidades, pero sobre todo con voluntad, firmeza, honestidad, altos valores y
sentido común. Personas excepcionales que se han preocupado por buscar y acercarse
a esa verdad que permite ser humilde y docto, consejero pero aleccionador,
mandar convenciendo o hablar y escuchar al mismo tiempo. Tesis y antítesis encadenadas
que transmiten serenidad y facilitan al interlocutor asumir complacientemente
aquello que le proponen, y que seguramente fue analizado en un minuto más atinadamente
de lo que tardaría uno mismo en mucho más tiempo.
Gianca es
un caballero, un hidalgo, un ser humano sorprendente, íntegro, amante de la
vida, culto y refinado, jovial, risueño, divertido. Sueña permanentemente con el
empuje de la juventud y el futuro que les espera. Busca constantemente mejorar
y promocionar el potencial de quienes comienzan su vida adolescente y anima a
ello con una frase casi recurrente: hay
que vivir cada día como si fuera el último y aprender como si fueras a vivir
para siempre. Educador educado que rezuma por su piel entusiasmo,
alegría y felicidad, sin mirar hacia su interior ni hacia atrás, más bien al joven
próximo, en quien encarna el presente y personaliza el futuro. Libre, humilde y
pacífico luchador por los principios y valores de una sociedad de personas
libres y responsables. Amante sin limites de la innovación tecnológica y
creyente en el potencial del individuo y en su capacidad de emprender. Conocemos
a muchas personas, tenemos muchos compañeros y padecemos a demasiados jefes. GIS es el mejor de todos ellos, sin
proponérselo, sin quererlo, sin erogarse el legítimo derecho que pudiera tener.
Con su ejemplo -no necesita más- ocupa un indiscutible y destacado lugar.
Anónimo, discreto, familiar, esposo, padre, Quijote,
libre, libertario, consejero, amigo, ejemplo, amante de cuanto hace, inspirador,
joven de espíritu, entusiasta sin limite, buscador de la verdad, erudito,
pensante, curioso inagotable, ávido lector. Alguien pensará que también tiene
defectos, pero quizá sean tan pequeños que, como ingeniero que es, entenderá
que puede ignorarse ese insignificante término de la ecuación. Aunque se retire
estará ahí, igual que los grandes directores, sin salir a escena, algo que de
todas formas nunca anheló. Muy lejos de ser una despedida, es un homenaje de
todo corazón, lleno de admiración y respeto, para alguien que se lo merece
sobradamente y que marcó la vida de muchos, y la mía también. Un hombre
ilustre. Un querido amigo: Giancarlo Ibargüen Segovia.
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