Jamás un político ha creado un solo puesto de trabajo productivo
Los políticos -sin
excepción- prometen crear puestos de trabajo. Demasiada gente los cree y se
hipnotiza con algún “magistral plan” que enriquecerá al país gracias a que
alguien pensó en el “pueblo” y en el bien común. No hay político que cree
trabajo o, más correctamente, que cree puestos de trabajo generadores de
riqueza. Simplemente, es mentira, por eso seguimos igual.
Desde la política se
pueden hacer, sustancialmente, tres cosas en relación con el trabajo. La
primera es promover normas particulares que beneficien a algunos sectores
productivos o lugares, como pretenden hacer LIDER y PP. Con ellas favorecen a determinados
grupos empresariales o zonas geográficas mediante privilegios fiscales o de
otro tipo. Suscitan competencia desleal, desarrollan sectores específicos,
según sus intereses, en perjuicio de otros y destruyen el principio de igualdad
ante la ley. La segunda, consiste en crear condiciones para invertir. Esto se traduce
en velar por la seguridad física, las garantías jurídicas y la previsibilidad, lo
que implica no modificar frecuentemente las normas vigentes. Un entorno así
atrae capital y emprendedores que promueven trabajo, desarrollo y riqueza. El
gobierno cuida únicamente del entorno, para que sea apropiado. La tercera y última,
es la creación de puestos de trabajo burocráticos, al servicio, generalmente,
del partido o sus intereses. Los gobernantes nombran arbitrariamente cargos,
promueven plazas y necesitan cada vez más dinero que termina en manos
clientelares de sus amigos, asociados o benefactores. La economía se presenta
favorecida por un tiempo sobre la base del “trabajo público” pero esos empleos
se pagan con impuestos o deuda y en el mediano plazo son insostenibles.
La campaña emprendida
por el PP es continuada, versión -copy
paste-, por LIDER. En esta ocasión, la promueve el ciudadano Baldizón,
quien con egosoberbia, llama a tal
propuesta “Ley Baldizón”. No advierte, el “doctor en Derecho” por la USAC, que
el artículo 174 de la Constitución contempla quienes pueden promover leyes, y
él no es uno de ellos. Publicita “respeto a la ley” pero menosprecia el marco
teórico ¡”Docto” error! que pretende engatusar
Algunos ciudadanos creen
que su vida mejorará porque tal o cual político ofrezca un majestuoso plan de
rescate económico. Países europeos, como Estonia, crecieron exponencialmente cuando
fueron libres. Legislaron pocos impuestos, condiciones que permitieron atraer capitales, reglas claras y gestión trasparente, además de la
seguridad física y jurídica indicada. Crearon un marco de referencia propicio
para la inversión y despegaron exponencialmente a pesar de que estuvieron sometidos
por tiempo a férreo control comunista. Por aquí, seguimos buscando al político que
nos saque de la crisis. Sustancial diferencia que permite el progreso en
ciertos lugares e incrementa la miseria en otros.
Las propuestas que
se ofrecen, maquilladas de naranja o rojo, son viejas e inútiles recetas. Lo
que hace falta, y eso jamás lo harán los políticos, es asegurar que no se mate,
robe ni mienta -ellos principalmente-; ampliar la base impositiva para crear
ese clima de igualdad y responsabilidad fiscal que ahora cargan unos pocos;
exigir al Ministerio de Gobernación que deje de buscar negocios y se encargue de
velar por la seguridad; gastar el presupuesto de forma trasparente y no 95% en
contrataciones directas o agüitas para mojarras, y otras cuestiones de índole
moral que, seguramente, no entenderán ninguno de ellos. El resto: pura paja
preelectoral.
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