“La única revolución es mejorar uno mismo esperando
que los demás también lo hagan”
En cualquier país, la elites dominantes tienen una
edad media superior a la media de edad de la mayoría de los habitantes. Los
jóvenes se limitan a “verlas venir” y los más afortunados, cuentan con mínima
cuota de poder, representación o influencia. Las generaciones enpoderadas -en
casi todas partes- trabajaron duramente en cambiar modelos autoritarios -dictaduras-
por democracias y consumieron su energía generacional en ese proceso. Sin
embargo, el modelo se ha pervertido. La cooptación por políticos profesionales,
factores externosa como la tecnología o nuevas exigencias, lo han superado o
desplazado. En cualquier caso, el sistema imperante no satisface la
espectativas de la mayoría de la juventud del mundo y los cambios promovidos
desde el elitismo dominante, son intentos por mejorar lo existente que no
satisface las demandas de las nuevas generaciones. Se requiere, seguramente,
innovación, no mejoras.
En el ámbito político hay que cambiar la forma actual
de selección -listado cerrado- por elección real y abrir las posibilidades
incorporando una casilla a la papeleta del voto que diga: “no quiero a nadie”.
El voto debe asociarse al ciudadano, no al nacional. La responsabilidad fiscal,
ser condición necesaria para elegir y ser electo, y siempre para exigir los
derechos individuales, sociales o políticos. El voto en blanco, contar con valor
real -ser válido-, asi habrá más libertad y se podrá rechazar las ofertas
cerradas que se presenten. Las listas de candidatos deben ser abiertas y no
presentarse empaquetadas por oligopólicos partidos políticos. Otras formas de
participación grupal o individual -no solamente los partidos- tienen que tener
cabida como opción. La democracia representativa debe incorporar a la directa,
en un esfuerzo por descentralizar la gestión publica. La elección por
preferencias ser un espacio que destierre el tradicional proceso como opción
única. La edad no ser una limitante.
En el ámbito económico, la desigualdad debe sustituirse
por la más propositiva y responsable discusión sobre generación de riqueza,
anulación de pobreza o fomento del emprendedurismo. El proteccionismo
mercantilista reemplazarse por libre y globalizado intercambio de bienes y
servicios entre personas, sin injerencia estatal. El Derecho, distanciarse del imperante
positivismo jurídico, casi siempre interesado, y adoptar la costumbre como fuente
principal.
Mejorar lo que hay es un proceso que puede reducir el
descontento, pero nunca anular las causas de fondo. Si antes se debatía sobre
la necesidad de abandonar el autoritarismo para adoptar la democracia, estamos
en el momento de dejar la democracia tal como se conoce y evolucionar a otra
forma de gestión más amplia, libre, participativa y acorde con reclamaciones de
la mayoría de la población. Los cambios reales pasan por salirse del guacal y
dar espacio a propuestas de nuevas generaciones. Mientras algunos tradicionales
esperan al lider que “salve” el país, otros -los jóvenes- miran como eliminar
la corrupción que aquellos permitieron en su esquema y autogestionarse con
responsabilidad ¡Sutil diferencia de enfoque!
Entender el desafío y alejar a los jóvenes de la
apatía que los inmoviliza, es un reto para aquellos; la creencia de contar con
la verdad absoluta de quienes en su momento hicieron cambios profundos, una
idea a sepultar. Ser demasiado conservador limita o ralentiza el avance. Mirar
hacia atrás es para aprender, pero no para anclarse. Seguimos atorados en el
siglo XX, o en el XIX.
No hay comentarios:
Publicar un comentario